Enlace Judío México.- En realidad, no es ningún secreto. Hace tiempo que el diario alemán Der Spiegel y luego otros, abordaron el milagro acuífero de Israel en el desierto, señalando a la planta Sorek, en Rishon LeZion, como “la mayor instalación de desalinización en el mundo inventada por el hombre”.

SHULAMIT BEIGEL EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

El agua salada en este país es bombeada desde el mar Mediterráneo, donde las algas y las criaturas marinas son removidas, para luego ser conducida a una construcción, a través de acueductos equipados con miles de membranas plásticas, que usan la ósmosis inversa, y que produce 26 millones de litros de agua por hora. Israel se considera como líder global en varias tecnologías acuíferas. De convertir el agua de mar en agua potable. El agua cloacal en agua para la agricultura. Y el agua de lluvia en agua bendita.

En realidad, no es ningún secreto. Hace tiempo que el diario alemán Der Spiegel y luego otros, abordaron el milagro acuífero de Israel en el desierto, señalando a la planta Sorek, en Rishon LeZion, como “la mayor instalación de desalinización en el mundo inventada por el hombre”.

El agua salada en este país es bombeada desde el mar Mediterráneo, donde las algas y las criaturas marinas son removidas, para luego ser conducida a una construcción, a través de acueductos equipados con miles de membranas plásticas, que usan la ósmosis inversa, y que produce 26 millones de litros de agua por hora. Israel se considera como líder global en varias tecnologías acuíferas. De convertir el agua de mar en agua potable. El agua cloacal en agua para la agricultura. Y el agua de lluvia en agua bendita.

Pero no es de toda esa agua milagrosa de lo que quería hablarles.

Todos sabemos que los hombres de ciencia del mundo entero se esfuerzan día y noche tratando de elaborar anticonceptivos a prueba de “espantos repentinos”. Recientes investigaciones permiten acceder a nuevos métodos de planificación familiar, como el chip anticonceptivo hormonal de la fundación Gates, la píldora anticonceptiva masculina, o la pegatina que tapona el esperma, etc. etc. Pero todo ello no ha servido, ya que en una pequeña población en Israel se ha descubierto un manantial cuyas aguas tienen la propiedad de devolver la potencia viril a cualquier hombre. Desde que se dio a conocer esta noticia, vemos ahí una avalancha humana masculina, solo comparable a la provocada en el siglo pasado por la fiebre del oro. Y los laboratorios Pfizer no dejan de agarrarse la cabeza ante la nueva competencia que le ha salido a su pastilla de color azul, ante la reacción de las bolsas de comercio, que nada tienen de benditas.

Para quien no lo sabe, el río Jordán, que sirve de frontera natural entre Jordania e Israel y la Autoridad Nacional Palestina, es un auténtico manantial de vida en medio de una región árida y muy castigada por un sol que quema a más no poder. Su caudal, cada vez más escaso, irriga cientos de hectáreas de cultivo e invernaderos en ambos lados de sus riberas, y suministra agua potable a parte de la población.

El río nace en las montañas del Antilíbano, entre Siria, Líbano e Israel, desciende hacia el mar de Galilea por el norte, y desagua por el sur, para luego continuar descendiendo en esa dirección hasta desembocar en el mar Muerto. Conforme se acerca a la desembocadura, el agua del río se vuelve cada vez más salina y el paisaje que lo rodea más desértico. Solo se puede ver el agua del río en determinados puestos fronterizos con Israel y en Betania, el lugar donde supuestamente Jesús fue bautizado por Juan Bautista. A este lugar bíblico se puede llegar en coche, pero no se puede visitar por tratarse de una zona militar. El gran atractivo de la visita, no obstante, es poder ver y tocar el agua del río Jordán…y beberla (con sus consecuencias posteriores).

Desde que la noticia salió a la luz, llegan a este lugar muchos turistas y sobre todo hombres de todo el mundo. Llegan en avión al aeropuerto internacional en Lod, y luego viajan al manantial por carretera, en bicicletas y hasta peregrinando como zombis. Oleadas de viejecitos, y otros no tan viejos, con el semblante iluminado por la luz de una esperanza siempre bien parada ante los contemporáneos. Vienen de todos los países del mundo, pues ya saben ustedes que es universal el deseo de mantener erguido el ánimo y las baterías bien cargadas. Hombres de todos los colores y procedencias, blancos y negros, amarillos y aceitunados, cristianos, judíos, budistas, musulmanes, y hasta ateos, reservan habitaciones en hoteles y moteles cercanos, con varios meses de anticipación, y también en las pequeñas residencias de kibutzim y moshavim de toda la zona, con un arrebato que volvería loco de gusto al viejo Matusalén. Afortunadamente Israel posee hoteles que ofrecen una amplia variedad de alojamientos, para complacer a todos los gustos y presupuestos. Los más recomendados en la zona del Jordán son el moshav Yad Ba Maim, y el hotel de Neot Kdoshim, por si se animan a venir.

Cuando el río suena, es que agua lleva, dice el refrán, para presagiar que los rumores podrían llegar a tener fundamento. Y en este caso hace que arriben los hombres ilusionados al manantial del río Jordán, se olviden de las diferencias de raza, costumbres y religión, y solo se vean colas de veteranos enrojecidos que suspiran y comentan entre sí acerca de los “combates” de su juventud ya ida, y la ilusión de “volver al frente”, a la guerra de los amores perdidos, aunque sea en calidad de soldados rasos y con servicio activo solo cada tres meses.

He sabido de hechos de “armas” increíbles. Por ejemplo, el relato acerca de un hombre de más de ochenta años, que contaba que era un príncipe saudita, y que llegó en estos días (no lo comenten, es secreto), en silla de ruedas y con muletas, y ahora que volvió a Riad tiene nuevamente un harén donde residen sus concubinas oficiales de todas las edades y nacionalidades, así como las mujeres que tiene a su servicio, custodiadas por eunucos, como en los viejos tiempos. Como emulando al ejército de inmaculados de Daenerys Targaryen en Juego de Tronos.

Otro relato es de un diplomático español, cuyo nombre he jurado no revelar. Muy interesante. El relato, no el hombre. Aunque siempre fue muy correcto, terminó en la cárcel de Ramle, ya que después de haber tomado dos vasos del agua milagrosa, se puso a corretear desnudo por las calles de Tel Aviv a la mujer del intendente, que además, tenía costumbres victorianas.

Un coronel argentino, que vino a una peregrinación a Tierra Santa para liberar a su país de Cristina en la cadencia pasada, hombre más viejo y arrugado que las momias de Guanajuato, prometió recitar “Si quieren venir que vengan” (parte del discurso del dictador argentino Galtieri durante la guerra de las Malvinas contra Gran Bretaña, en 1982), cada vez que se realizara “el milagro” sexual, y hoy día se encuentra en el hospital Hadasa en Jerusalén, recuperándose de una laringitis aguda, pues estuvo recitando mañana, tarde y noche, todos los días, “que les ofreceremos batalla” (a los ingleses), durante tres meses. Y terminó finalmente más hundido que el Titanic.

Un oligarca ricachón ruso está a punto de dejar de serlo, ya que le han entablado demandas por pensiones alimentarias en las 21 repúblicas ex soviéticas, más las 49 provincias, más una provincia autónoma, más los 10 distritos autónomos, más los 6 territorios, más las dos ciudades federales de Rusia y hasta en Crimea.

Un viejo revolucionario cubano que nos visitó, ha vuelto a poder morder, aunque ya no tiene dientes, ni ejerce cargos en la dirección del Partido. Pero de vuelta a La Habana se la pasa persiguiendo jineteras como si recién hubiera salido de las aguas del Jordán.

A pesar de que la noticia se conoció internacionalmente hace apenas unos pocos años, el descubrimiento del manantial del Jordán data de hace miles de años. Y ni siquiera Yves Montand en Manón del Manantial, lo hubiera soñado, porque ni siquiera en 1986 lo sabía su director, Caude Berri. Según parece, unos pastores que andaban por allí, sedientos como los coyotes salvajes que han aparecido en estos días en las cercanías de Beit Shean, bebieron el agua del manantial, y al poco rato abandonaron las cabras y empezaron a corretear a unas doncellas que estaban por ahí bañándose en el río. Desde entonces, los hombres de la región guardaron el secreto desconfiadamente, pues el elemento femenino de por ahí no hubiera bastado para satisfacer ni siquiera el consumo puramente local, por lo que había que evitar a toda costa la competencia de afuera.

Sin embargo, no faltó un indiscreto que reveló hace poco al diario Haaretz que su abuelo acababa de celebrar el nacimiento de su quinceavo hijo a los 92 años de edad, se dice que gracias al agua del Jordán. Como no se lo creyeron, llevó de testigo a su bisabuelo, que en esos días andaba de luna de miel por décima vez en Dubái. Las otras nueve las había disfrutado en Alejandría, navegando por el Nilo en un Catamarán que es una opción muy popular debido a su alta estabilidad, la cantidad de espacio y su seguridad.

La noticia llegó también a oídos de un político jordano, Ajmed ben Majmud, del otro lado del río Jordán, quien inmediatamente vio en ello una salvadora corriente de dinares, la moneda jordana, para la maltratada economía del país que vive del turismo, debido a la guerra civil en Siria. Toda una mezcla que más que de H20 parecía ya etílica. De paso él mismo se bebió una docena de botellas benditas más, no sabemos con qué resultados, aunque las mujeres de las oficinas gubernamentales en Petra, donde trabaja, se quejaban de que el anciano político se la pasaba pellizcándoles las caderas, mientras les decía toda clase de groserías. Nadie es profeta en su tierra.

En Israel, artistas, periodistas, políticas y cantantes mujeres, han denunciado últimamente abusos y violaciones por parte de personalidades masculinas israelíes que al parecer, se habían sumergido en las aguas del Jordán. Gam Ani (en hebreo “Yo también”), sitúa a famosos periodistas, artistas y políticos, por denuncias de acoso sexual. Lo que empezó como la continuación israelí de la campaña en Estados Unidos a raíz del caso del productor Harvey Weinstein, se ha convertido en una explosiva versión local con vida propia y de gran impacto mediático. ¿Tendrá la culpa de todo ello el agua milagrosa del Jordán?

Habría que comenzar preguntándole a Hada Satiff una periodista local que dice que a lo largo de su carrera fue acosada y abusada sexualmente por más de 60 colegas masculinos. Y no hay día que no la veamos acusando a uno de nuestros héroes periodísticos del pasado, así se llame Natan Zahavi, Gaby Gazit o Jaim Yavín. Todos ellos “intachables”, hasta el momento y hasta que se demuestre lo contrario. El gran pionero, Dan Ben Amós, se estará seguramente dando una “panzada” desde el cielo (o el infierno), después de haber sido uno de los primeros en “refrescar” su sed en las aguas del Jordán.

Desde entonces, es decir, desde que se le dio publicidad al asunto mediante una campaña de prensa, el manantial se ha convertido en una especie de Meca o mina de oro. Algo así como el pozo de los deseos.

Todo ello nos conduce a profundas meditaciones.

¿Qué es más importante, frenar la explosión demográfica con los nuevos métodos y abstinencias, o ser libre usando el agua milagrosa del Jordán como combustible de pasión y libertad, sin que nos importe llegar a los 200 millones de israelíes para el año 2050?

Hoy somos tan poquitos. Solamente 7 millones y un chiris.

Sea como sea, no hay nada para la felicidad del hombre como el agua milagrosa del Jordán. Parafraseando a Joan Manuel Serrat podríamos decir: “Cuando el Jordán era un Río, cuando el manantial era el Mar, y navegar era sumergirse en el Viento, era una sonrisa a tiempo”.  Quizá.

Aquí los esperamos. ¡ Welcome to Israel !