Enlace Judío México.- La ONU revela la profundidad de su política anti-Estados Unidos y anti-Israel.

EDITORIAL THE WALL STREET JOURNAL

Cuando Donald Trump cumplió este mes con su promesa de campaña de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel, casi nada cambió en el terreno: La realidad es que Jerusalén ha sido la capital de Israel por décadas.

De igual manera con la votación de las Naciones Unidas el jueves para condenar a Estados Unidos por la medida. No cambia nada, porque la ONU no consigue decidir qué capitales reconoce Estados Unidos y en dónde pone sus embajadas. Pero la resolución es un recordatorio de cuán profundo corre el sentimiento anti-estadounidense y anti-Israel en Turtle Bay.

Apenas siete países—Guatemala, Honduras, Togo, Nauru, Palau, Micronesia y las Islas Marshall—estuvieron dispuestos a apoyar al Tío Sam e Israel y votar contra la resolución. Treinta y cinco naciones se abstuvieron, incluidos Canadá y la República Checa, lo cual es al menos mejor que la condena rotunda. Pero 128 países votaron sí, con Inglaterra, Francia, Japón y Alemania uniéndose a Irán, Rusia, China y Corea del Norte para condenar a Estados Unidos.

La pregunta es qué sigue. Antes que fuera aprobada la medida, Nikki Haley, la embajadora estadounidense ante la ONU, dio un discurso reminiscente de la refutación de Daniel Patrick Moynihan en 1975 cuando fue embajador estadounidense y la ONU aprobó una resolución declarando al Sionismo una forma de racismo.

“Nosotros recordaremos [esta votación],” dijo la Sra. Haley, “cuando se nos solicite una vez más hacer la contribución más grande del mundo a las Naciones Unidas. Y lo recordaremos cuando tantos países vengan llamándonos, como hacen a menudo, a pagar aun más y a utilizar nuestra influencia para su beneficio.” El Presidente Trump dijo algo similar en su reunión de gabinete, que “ahorraremos bastante” cortando la ayuda a países que fueron contra nosotros.

Estos son recordatorios bienvenidos para una asamblea que durante mucho tiempo ha sido un bochorno para sus principios fundadores. A la Sra. Haley se le unieron en su reacción a este insulto algunos miembros del Congreso. El Sen. Marco Rubio (R., Fla.) también dijo que Estados Unidos debe reconsiderar el dinero que Estados Unidos paga para mantener funcionando a la ONU.

El sentimiento es comprensible, y esperamos que la administración Trump encuentre formas de dejar en claro su disgusto con los amigos que abandonaron a Estados Unidos. Una retirada completa de la ONU es improbable, aunque sólo sea porque Estados Unidos es miembro para servir a los intereses de Estados Unidos, no de la ONU. Sin Estados Unidos como un control, Naciones Unidas permitiría a los palestinos y otros escribir sus propios términos para el Medio Oriente, y las denuncias a Estados Unidos serían tan comunes como las denuncias a Israel. Esta es la razón por la que Israel sigue en el organismo, no obstante los insultos de rutina de países con violaciones obscenas de derechos humanos.

La mejor forma para que Estados Unidos muestre la falsedad de esta payasada de la ONU es prosiguiendo con sus planes de construir una embajada en Jerusalén—y demostrar a la ONU que Estados Unidos es una nación que se pone de pie por sus amigos.

 

 

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.

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