Enlace Judío México – Una de las historias más desgarradoras del Génesis y de la Torá misma es la muerte de Abel a manos de su hermano Caín. El pasaje es enigmático, Caín el hijo de Adán aparece frente a D-os y el mundo como un ser impulsivo e irreflexivo; su cambio de carácter es repentino y el acto tan atroz que realiza es incomprensible; tanto que él mismo admite no ser capaz de cargar con su pecado. ¿Por qué actuó de esa manera? Y ¿Qué consecuencias tuvo sus actos en este mundo? Rab. Yehuda Prero nos lo explica en el siguiente artículo. Además nos habla de la relación que guarda este evento con el ayuno que hacemos el 10 de tevet. Esperamos les guste.

El impacto de nuestras emociones. Rab. Yehuda Prero

“Y me vino la palabra del Eterno en el año noveno, en el mes décimo, al día diez del mes, diciéndome ‘Hijo de Adán, escribe el nombre del día, de este mismo día, pues el rey de Babilonia ha caído sobre Jerusalén en este mismo día’” (Ezequiel 24:1)

El profeta Ezequiel escribió una profecía que llegó a él el día 10 de tevet. La fecha en que Nabucodonosor, rey de Babilonia, sitió Jerusalén. Este día marcó el inicio de la decadencia de la nación de Israel al Exilio. Todavía observamos este día como un día de ayuno y arrepentimiento.

Rab. Yehonasan Eibshitz (Ya’aros D’vash 2:12) escribe que el verso de Ezequiel nos enseña algo especial sobre esta fecha. D-os ordenó a Ezequiel escribir su profecía usando un fraseo muy particular: “hijo de Adán” y “este mismo día”. La terminología especial era necesaria ya que el 10 de tevet alude a distintos eventos de la historia mundial.

Rab. Eibshitz explica que Caín mató a su hermano Abel el tercer día de tevet. Por siete días, Caín fue desterrado a incomunicado, y el 10 de tevet habló con D-os. D-os confrontó a Caín por su homicidio y después lo maldijo: “serás vagabundo y errante en la tierra” Caín respondió a D-os “¿Es tan grande mi pecado, ¿podrá ser soportado?… Seré vagabundo y errante en la tierra.”

D-os le estaba diciendo a Ezequiel que desde el primer 10 de Tevet, cuando un “hijo de Adán”, Caín, fue exiliado de su propia esencia e inspirado a arrepentirse por sus pecados, de la misma forma, en “este mismo día”, la nación de Israel lo sería igualmente, y también debería ocupar el 10 de tevet para arrepentirse.

¿Qué fue exactamente lo que pasó con Caín que sus acciones fueron el inicio de una escena que perduraría por el resto de los tiempos? Rab Jaim Shmuelevitz recalca que las acciones de Caín no eran comunes. Abel era un pastor, Caín era agricultor. Ambos llevaron un sacrificio a D-os. D-os vio favorablemente la ofrenda de Abel y rechazó la de Caín. D-os le hizo saber a Caín que no debería entristecerse, podía mejorarse. Caín entonces discutió con Abel y, según el Targum Yonasan, dijo su hermano “No hay leyes ni jueces, no existe el mundo venidero, y no existe nadie que recompense a los justos ni castigue a los malvados.” Después de estas palabras mató a Abel.

¿Qué le sucedió a Caín que para tener una reacción tan radical, que lo empujó a rechazar a D-os por completo y asesinar a su hermano? Rab Shmuelevitz dice que cuando Caín rechazó su ofrenda, Caín se enojó. Estuvo confundido y dejo de pensar con claridad. Este estado de ira y confusión permitió que el Yetzer HaRa, la inclinación hacia el mal, pudiera apoderarse de Caín y persuadirlo de actuar en una forma que ningún ser humano racional podía actuar. El descenso de Caín fue rápido y drástico. Cayó con un solo paso, permitió que su maldad controlara en absoluto su conducta, y sus acciones tuvieron consecuencias eternas. Y ¿cómo fue que esto pasó? Ocurrió porque Caín dejo que sus emociones se salieran de control; se enojó y estuvo confundido.

Cada año, el 10 de tevet, ocupamos el día en ayunos y rezos de arrepentimiento. En efecto, el día marca el inicio del Exilio para la nación. Aparte de esta razón, desde el inicio de los tiempos, literalmente, el 10 de tevet es el día en que debemos arrepentirnos de los pecados que cometimos al dejar ir nuestras emociones, al no controlar nuestros impulsos y dejar entrar a nosotros la tentación. Ya que Caín fue sobrepasado por sus emociones y cometió un pecado que jamás habría realizado estando en todas sus facultades, el cual terminó en el Exilio; nosotros también en el exilio, debemos arrepentirnos por todos los pecados cuya génesis fue la misma; la falta de control sobre nuestras emociones.

Traducción: Séfora
Fuente: torah.org