Enlace Judío México.- Se ha considerado que de los 80,000 judíos viviendo en Sudáfrica, el 90% son de origen lituano, o “lítvac” como se les llama casi universalmente. Esto significa que es la comunidad de litvaquim más grande de mundo, superando casi veinte veces el tamaño de la comunidad en la misma Lituania.

El Museo Judío en Ciudad del Cabo ofrece a sus visitantes un viaje al pasado, tal como la mayor parte de los museos. La característica peculiar es que dicho viaje nos lleva desde la punta más austral de África al modesto Báltico. El museo está dominado por el ambiente del villorrio tradicional de Europa oriental, el shtetl, como se le llama en ídisch, que significa asentamiento. Algunas de las casas de 1800 del villorrio de Riteve fueron reconstruidas y puede verse claramente cómo se vivía en ese tiempo. Un grupo de especialistas fueron a buscar los orígenes de Mendel Kaplan, el fundador del museo y volvieron con las posibilidades de recrear un shtetl en plena ciudad.

El villorrio tiene hoy el nombre de Rietavas en lituano, y se encuentra a menos de media hora en carretera de Mémel, en dirección a Vilna y Caunas, antiguas capitales de la judería lituana. La familia Kaplan emigró en los años veinte de un villorrio que tenía un 90% de población judía, de la cual hoy no queda ni un solo descendiente viviendo en él.

Un paseo por en medio de las casas en el museo es como pasear por Lituania, casi más lituano que la Lituania contemporánea, dicen lituanos que visitan el museo; esto es natural, puesto que por el museo no pasó la destrucción de la segunda guerra mundial ni la reconstrucción planificada desde Moscú. La parte más vieja del museo es una réplica de una sinagoga de Vilna, y fue construída en 1863, siendo la primera sinagoga de Suráfrica, ya en desuso y vuelta el núcleo del museo.

Como sus ancestros lituanos, cuyos rangos políticos incluían poderosos magnates, celosos sionistas, importantes sabios de la Torá, los litvaquim surafricanos han estado en todo el espectro. Desde activistas como Helen Suzman, hasta Sol Kerzner, empresario famoso que construyó el Sun City, casino al norte de Johanesburgo y fundó Sun International. Ivan Glasenberg, director general de Glencore y Harry Oppenheimer un importante filántropo director de De Beers y de Anglo American Corporation sen encuentran en la lista de judíos relevantes del país.

A diferencia de países como Estados Unidos y Canadá, donde se recibió una poderosa migración Lituana proveniente de todos los rincones del país (Bielorrusia entera era en esos tiempos Lituania), la comunidad sudafricana desciende sólo del área más occidental, no sólo de la región de Covno sino de Palanga, Panevezen (Ponevezh en inglés y Yídisch) y Saula (Šiauliai en lituano), es decir, la región de Samogitia.

Gran parte de los ancestros de los judíos sudafricanos salieron por el puerto de Libovia (Liepāja en letón), pasando por el canal de Kiel, recién abierto en 1895 y llegando a Londres, embarcándose después en Southhampton para llegar a Ciudad del Cabo.

Este larguísimo viaje no fue azar, todo un negocio existía en torno a ello. Desde vendedores de boletos en Covno y Vilna, líneas navieras como la Wilson Line que llevaba desde Libovia a Hull, hosterías en Londres como la Poor Jews’ Temporary Shelter y la Castle Line y Union Line que conectaban Inglaterra con el sur de África.

Se fue fortaleciendo este movimiento conforme los lituanos en África del Sur mandaban cartas hablando de las maravillas del entonces tranquilo y próspero sitio que era el Cabo. Las habilidades joyeras de muchos judíos lituanos les dieron ventura en el mercado diamantífero y aurífero surafricano.

Para 1911 en que se hace el primer censo de la Unión Surafricana, 46,919 judíos habitan el país. Para 1921, la población judía es de 62,103. La población se concentra en el Cabo, puerto natural del país y en la ciudadades del Witwatersrand en el Transvaal en donde ya son 33,515.

Lo que esto significa es que muchos de los litvaquim en Canadá, EUA y México podrían tener familiares en Sudáfrica.