Enlace Judío Méixco.- El holocausto o Shoá ha sido una de las tragedias más horrorosas y crueles de la humanidad. Se caracterizó por la brutalidad y sanguinaria persecución del pueblo judío en busca de la creación de una raza superior. La realidad de la misión nazi era no solo la eliminación del pueblo judío sino la abolición de cualquier raza o individuo que impidiera la creación de la raza perfecta, de acuerdo a la ideología nazi. En Jerusalén, se creó el museo del Holocausto en Yad Vashem, donde se muestra una parte de las atrocidades en contra del pueblo judío y honra a quienes de forma heroica se levantaron en contra de las injusticias arriesgando su propia vida y sacrificándola en muchos de los casos.

GUILLERMO TORRE

En mi visita reciente a Israel tuve la oportunidad de visitar Yad Vashem, fundado en 1953, es un complejo que incluye el museo de historia del holocausto, sitios conmemorativos, una sinagoga, un instituto de investigación, un centro educacional. Pero un punto central es una sección llamada “el jardín de los justos dentro de las naciones”. En este último sitio, el pueblo de Israel honra a los gentiles que arriesgaron su vida por defenderlos. Un total de 16,542 han sido nombrados con esta distinción. Cuando considero en una balanza el tamaño del genocidio, en donde más de 6,000,000 de judíos perdieron su vida versus 16,542 que fueron reconocidos por su valor y sacrificio por la defensa del pueblo judío; ante la magnitud de la diferencia, fui obligatoriamente confrontado con la siguiente pregunta: ¿Cómo me hubiera comportado si yo estuviera en la capacidad de ayudar a alguien condenado a muerte en los campos de concentración? ¿Hubiera tenido yo la fortaleza de haber arriesgado mi vida? ¿Habría tomado una actitud pasiva o activa ante semejante injusticia?

Es probablemente injusto para mí, decir hoy con contundencia, que hubiera yo actuado con la misma fortaleza que aquellos héroes que representan lo mejor del espíritu humano. Porque solo el confrontarme con la realidad del holocausto me permitiría sentir la realidad de la presión y las consecuencias que ellos vivieron. Pero claro está que en mi vida existen múltiples circunstancias y situaciones que necesitan el valor de confrontar y arriesgar para transformar nuestro entorno. Necesariamente eso me trae a nuestra realidad en el México de hoy.

Un México que vive grandes inequidades e injusticias sociales, en particular en educación y acceso digno a servicios de salud. Es claro que en la ausencia de educación y salud dignas no será posible eliminar la inequidad social en la que vive el país. Ambos son principios básicos elementales para poder transformar nuestra sociedad en una sociedad que no solo busca sobrevivencia sino a una sociedad en desarrollo. Una sociedad en modo de sobrevivencia usa su energía para “sobrevivir”, no para crear. El aceptar pasivamente una sociedad no equitativa y en modo de sobrevivencia no es consistente con el espíritu de aquellos ejemplos de héroes que encontramos en Yad Vashem. Buscar acceso digno a salud, promover transparencia en la información y resultados, tratar a los pacientes de igual forma en el sector público y privado, buscar activamente cómo mejorar esa relación público-privada, serán motores claves para el cambio de una sociedad más justa y para transformarla de modo de sobrevivencia a desarrollo. En este contexto respondo entonces a las preguntas iniciales: Aunque no es posible comparar el valor y heroísmo con el cual “gentiles” pusieron en peligro su vida por proclamarse en contra del genocidio del pueblo judío, claro es que tenemos oportunidades diarias en nuestro México de hoy para tomar el ejemplo “de los justos dentro de las naciones”. Si mi respuesta hubiera sido ser pro-activo y no pasivo ante el genocidio, hoy solo puedo ser consistente si también actúo en una forma activa para buscar la equidad social a través de promover mejor educación y salud. ¿Cómo actuarías tú?

El autor es Rector de TecSalud
Tecnológico de Monterrey.