Enlace Judío México – Uno de los principios más importantes del judaísmo y del jasidismo es que debemos conocer nuestras emociones y dominarlas para hacer de ellas una herramienta que nos dirija a D-s. Sólo cuando aprendemos a identificar los verdaderos sentimientos que nuestra alma vive, podemos entonces trascender nuestros deseos y el tiempo que nos limita. La siguiente historia del rabino de Berditchev nos muestra la diferencia entre una dicha verdadera y una fingida; la tristeza nociva y la tristeza que impulsa. Esperamos les guste.

La dicha verdadera y la verdadera miseria. Martín Buber

Cuando se le preguntó al rabino de Berditchev ¿cuál es el camino correcto que se debe seguir, aquel de la dicha o aquel de la tristeza? El rabino contestó:

“Hay dos tipos de alegría y dos tipos de tristeza. Cuando un hombre piensa continuamente en todas las desdichas que le han sucedido se resiente y se esconde cobardemente en un rincón y deja de anehelar la ayuda – ése es el tipo negativo de tristeza. De esto está escrito ‘La Presencia Divina no descansa en el lugar del abatimiento’. El otro tipo es la tristeza genuina que el hombre siente al observar sus carencias internas. Lo mismo sucede con la dicha. Aquel que carece de esencia y en los vaivenes de sus placeres vacíos, no lo siente, ni intenta conocer sus debilidades es un tonto. Pero aquel que es genuinamente alegre es como un hombre cuya casa fue quemada, que siente su falta en el centro de su alma y la vuelve a construir nuevamente. Por cada piedra que pone su corazón se regocija.”

El Baile

Cuando su hijo murió, Rab Levi Yitzjack bailaba mientras seguía el ataúd. Algunos de sus alumnos no se detuvieron en expresarle su sorpresa. “Un alma pura” explicó “me fue dada. Un alma pura he regresado”

Fuente: Tales of the Hasidim