Enlace Judío México – El baile y el rezo son dos de los recursos más importantes para el jasidismo. Con ellos conectan con sus emociones, y las usan para servir a D-s y sentir Su Presencia Divina. Son expresiones del más alto nivel de espiritualidad. Dentro de las leyendas y cuentos folclóricos del jasidismo existen los relatos sobre rabí Levi Yitzjac el rabino de Berditchev que con su rezo y su baile llegaba a conectar con seres divinos. La siguiente historia jasídica de Martín Buber habla de ello.

El casero escéptico. Martín Buber

El dueño de una taberna en Berditchev, donde se servía aguamiel no concordaba con la forma de vida jasídica. Sin embargo, gustaba de escuchar las historias que los jasídicos contaban sobre sus líderes. En una ocasión los escuchó hablar sobre el rezo de rabí Levi Yitzjac. En el servicio del Shabat, cuando el rabino llegaba a las palabras “Kadosh, Kadosh, Kadosh” (Sagrado, Sagrado, Sagrado) en ese canto en el que los seres divinos se unen a la alabanza del hombre, los ángeles bajaban del cielo a escuchar lo que él decía.

¿En serio creen eso es cierto? Pregunto el posadero.
“Claro que sí” respondieron los jasídicos.
“Si es así ¿a dónde van los ángeles después?” pregunto “¿Acaso se quedan flotando en el aire?”
“No,” le respondieron “Bajan y permanecen junto al rabino.”
“¿Durante ese tiempo dónde están ustedes?”
“Cuando el rabino empieza a cantar con tanta grandeza, y a bailar con tanto esplendor alrededor de toda la casa, no hay lugar para nosotros ahí dentro.”
“Bueno” dijo el huésped, “Debo ver este suceso con mis propios ojos. No lograran que me mueva ni un segundo del lugar”

En Rosh Jodesh, la fiesta de la Luna Nueva, cuando el rabino ardía en éxtasis, el posadero se acercó por sus espaldas. El rabino, con gran fervor dio la vuelta lo tomó de su abrigo, lo sacudió, lo empujó y de esta forma sacudiéndolo y empujándolo alternativamente lo llevo de un extremo de la casa al otro y de regreso. El posadero no tenía la más remota idea lo que estaba ocurriendo. Sentía que estaba enloqueciendo. Escuchaba un rugir estruendoso en sus oídos como si hubiera una tormenta. Juntando lo que le quedaba de fuerza, se liberó de las manos del sabio y huyó. Desde ese día en adelante, él también llegó a pensar que había más poderes involucrados que sólo los de esta tierra.

Fuente: Tales of the Hasidim