Enlace Judío México.- La incitación palestina contra EEUU ha alcanzado nuevas cotas. Si bien los palestinos nunca han sido fans de EEUU, en las últimas semanas han revelado cuánto detestan a los americanos. Merece la pena incidir en que EEUU financia a los palestinos con casi 800 millones de dólares cada año: 368 millones para la UNRWA [la agencia de la ONU para los refugiados palestinos] y 400 para la Autoridad Palestina (363 millones vía Usaid y 36 para seguridad).

Así es como funciona la maquinaria palestina de la incitación: los líderes y funcionarios de la Autoridad Palestina (AP) dan la pauta y los palestinos de a pie toman las calles para mostrar su odio a EEUU.

Apenas pasa un día sin que en la Margen Occidental o en la Franja de Gaza se queme una imagen de Trump o una bandera de EEUU ante la prensa local e internacional. Estas escenas se han convertido en cotidianas desde que Trump reconoció a Jerusalén como capital de Israel, el mes pasado.

Hasta hace poco, estos despliegues de furia estaban reservados para los líderes y la bandera de Israel. Ahora, los palestinos han añadido EEUU a su lista de enemigos: no les ha gustado el anuncio de Trump sobre Jerusalén y ven al presidente norteamericano predispuesto en favor de Israel.

Más recientemente, el vicepresidente de EEUU, Mike Pence, ha sido igualmente añadido a la lista de condenados. Su visita a Israel y su discurso ante la Knéset [Parlamento israelí] lo convirtieron en un enemigo de los palestinos.

¿Cómo se atreve Pence a mostrar su apoyo al anuncio de Trump sobre Jerusalén y a dar un discurso proisraelí ante el Parlamento israelí? Tras ocho años en que la Administración Obama les mimó más allá de lo que imaginaban, los palestinos no se prohíben nada.

El pasado fin de semana, la campaña palestina contra EEUU alcanzó una nueva cota cuando unos activistas montaron una parodia de juicio contra Trump y Pence en un campo de refugiados próximo a Belén.

Llevado a cabo por la Resistencia Popular, una coalición de facciones palestinas, Trump y Pence fueron juzgados por un tribunal popular en el campo de Al Aida. El tribunal los encontró “culpables” de promover unas políticas “racistas” y “tendenciosas” y los condenó a la horca. Asimismo, dictó que sus cuerpos fueran quemados tras la ejecución.

Cabe destacar que nada de esto se hizo a cencerros tapados. El juicio y la ejecución se hicieron a la vista de todos, y se invitó a la prensa a documentar el “histórico” acontecimiento. Activistas palestinos quemaron banderas de EEUU y portaron carteles en los que se leía “Sionismo = nazismo = fascismo” y “EEUU = Estado Islámico = terror”.

Alucinantemente, todo esto tuvo lugar en un campo de refugiados gestionado por la UNRWA. Más precisamente, la ejecución tuvo lugar ante una escuela de la UNRWA. Trump y Pence fueron ahorcados con la bandera de la UNRWA del tejado de la escuela como fondo.

Fuente: Gatestone Institute