Enlace Judío México.- Hemos mencionado que la importancia de la Fiesta de Purim se compara con la del Día de Kipur. Ya hemos visto una explicación en el artículo anterior, pero todavía es difícil terminar de entender: ¿Cómo es posible que un día como Purim, que tiene una Mitzvá obligatoria de sentarse en un banquete, se compara con Kipur, día en el que está prohibido comer?

RAB. DAVID ZAED

Una explicación es que en realidad se parecen mucho: En el día de Purim hay una prohibición de comer en la víspera, el “Taanit Ester”, y al otro día hay una obligación de comer. En Kipur hay una obligación de comer en la víspera, y al día siguiente hay una prohibición de comer.

Lo que nos queda claro es que Purim tiene una categoría espiritual muy alta. El Gaón Rabí Moshe Schternbuj Shelit”a escribe: “El Yehudí en Kipur, con todo el temor que infunde el día del Juicio Divino, ‘no pierde la cabeza’ ni se desespera, sino que tiene optimismo y regresa en Teshuvá, con la confianza de que Hashem borrará su faltas. ¿Y de dónde aprende el Yehudí a no ‘perder la cabeza’ en esos momentos tan trascendentales de su vida? Lo aprende de Purim. Porque si no pierde la cabeza en un día en el que está sentado en la mesa de un banquete, alegre y divertido, tampoco la va a perder en un día tan solemne” (del Libro “Moadim Uzmanim”).

Pero, ¿y el alcohol? ¿No le hace perder la cabeza? En el mismo Libro de Shulján Aruj (O. Jaim 675-2) está escrito que es una obligación embriagarse en Purim…

¡Un momento! ¡No saquemos las expresiones de contexto! Vamos a leer todo el párrafo:

“La persona está obligada a embriagarse en Purim. Tanto, que hasta no pueda saber la diferencia entre ‘Maldito Hamán y Bendito Mordejay’. Pero no hay que emborracharse demasiado, sino que hay que tomar un poco más de lo acostumbrado, y luego irse a dormir. Y mientas la persona está dormida por el efecto del alcohol, en ese momento no sabrá cuál es la diferencia entre ‘Maldito Hamán y Bendito Mordejay’. Y tanto para el que tome mucho como para el que tome poco, lo principal es que su corazón (su intención) se dirija al Cielo (que sea con Intención Sagrada)”. Vemos de aquí que la Halajá no está hablando de emborracharse hasta “ahogarse” en una bebida espirituosa, sino de “tomar un poco más de lo acostumbrado”, como está escrito claramente.

Y bien vale la pena citar lo que escribió el “Jafetz Jaim” al respecto:

No estamos nosotros obligados a experimentar en Purim una alegría que acabe en el desenfreno de la inmoralidad o de la locura, sino a sentir una felicidad de satisfacción, que nos lleve a amar más a Hashem, y a agradecerle por los Milagros que nos hizo. Se toma un poco más de vino, en recuerdo a que los Milagros de la Historia de Purim llegaron por medio del vino. Sin embargo, el que sabe o intuye que si se emborracha va a anular o a despreciar algunas Mitzvot que tiene que cumplir, como Netilat Yadaim, Berajot, Bircat Hamazón, o que no va a pronunciar la Tefilá, o se va a comportar indebidamente, será mejor que no tome nada, y que todos sus hechos sean este día de Purim, con Sagrada Intención” (Biur Halajá).

No existe, en toda la vida judía, ninguna Mitzvá que le haga “perder la cabeza” al Yehudí. Porque lo más importante del Yehudí es su cabeza. Ya lo dijo David Hamélej: “Sirvan a Hashem con temor, y regocíjense con pavor” (Tehilim II-11). Cuando cumplas una Mitzvá que te provoque regocijo (como beber en Purim), recuerda que estás sirviendo a Hashem, y debes hacerlo con temor. Con temor de no perder la cabeza. Al fin y al cabo, la cabeza es lo más preciado que tienes (¿o no?).

 

 

 

Fuente: Revista Jodesh Tob Adar