Enlace Judío México / Efraim Polnova

André – Gustave Citroën (1878 – 1935) nació en Paris en el seno de una familia judía; su padre era holandés, mientras que su madre era polaca. Su apellido “Citroën” quiere decir limón, lo heredó de su abuelo quien en los Países Bajos era llamado “Limoenman” (hombre de los limones).

De niño Citroën se inspiraba en la Torre Eifel y en las novelas de Julio Verne y soñaba con algún día hacerse ingeniero. Ya grande, habiéndose graduado en esta profesión Citroën viajó a Polonia para conocer el lugar donde había nacido su madre. Ahí observó a un carpintero que estaba trabajando con un engranaje de espina de pescado. Citroën se dio cuenta de que estas piezas podían ser usadas en automóviles para hacerlos más discretos y más eficientes.

Compró la patente al carpintero y después alteró los diseños hasta que logró hacer un motor que usará engranajes de doble hélice. La compañía de autos Mors integró sus engranajes para mejorar los carros que ya producían y para 1906 Citroën era el director de la compañía.

Al estallar la Primer Guerra Mundial las fábricas de artículos comunes empezaron a producir armas y Citroën pronto adquirió renombre por ser un experto en incrementar la productividad de fábricas. Al punto tal que empezó también a hacerse cargo de la fábrica Renault, la cual ya contaba con 35,000 empleados construyendo armas. El rol que desempeñó Citroën fue clave para armar debidamente los ejércitos Aliados y asegurar su victoria.

Tras la guerra en 1919, Citroën fundó su propia compañía de automóviles, y en tan sólo 12 años se convirtió en la cuarta compañía de carros más grande del mundo. Principalmente fue famosa por su modelo de tracción delantera, que revolucionó el mundo automovilístico desde varios ángulos. Por ejemplo, fue el primero en usar suspensiones independientes en las cuatro ruedas y en usar un motor de tracción delantera.

La compañía invertía grandes cantidades de dinero en investigación, sin tomar en cuenta las necesidades económicas de la empresa. Este hábito terminó por llevarla a la quiebra, por lo cual fue comprada por su proveedor de llantas Michelin. Citroën murió al año siguiente de cáncer, fue enterrado en el cementerio de Montparnasse, Paris con una ceremonia judía realizada por el rabino principal de la ciudad. Numerosas calles parisinas tienen su nombre.

Tras su muerte, la compañía mantuvo la línea de su creador y continuó invirtiendo en investigación, fue pionera en muchas de las tecnologías más importantes para la industria automotriz, como frenos de discos modernos, amortiguadores y direccionales. Se convirtió en una de las marcas más icónicas en el mundo.

Fuente: Jew of the Week