Enlace Judío México – Winston Churchill tenía razón cuando dijo en 1947 que “la democracia es la peor forma de gobierno con excepción de todas las otras formas que ya han sido probadas”. Una de las razones es que a veces una democracia fracasa a menos que sus ciudadanos actúen con madurez a pesar de inclinaciones que los tientan hacia el sentido contrario. En este caso, “democracia” se refiere a todos los procesos y comportamientos que determinan lo que sucede en el gobierno de un país liberal y democrático como Israel.

MAX SINGER

La democracia de Israel está a prueba ahora. Nuestra región está en una sangrienta agitación e inestabilidad. A pesar de su fuerza, Israel enfrenta peligros que le exigen actuar de manera prudente, inteligente y quizás enérgica para protegerse de las situaciones de seguridad que cambian rápidamente.

Afortunadamente, tenemos un primer ministro que es ampliamente reconocido como uno de los estadistas más elocuentes y capaces del mundo en la actualidad. Aunque nadie afirmaría que no comete errores o que la política de Israel no podría mejorarse.

En parte debido a la experiencia de Netanyahu a través de los años, y las oportunidades que ha tenido para establecer relaciones con líderes como Putin, Trump, Modi y Abe (de Japón), queda claro que actualmente no hay nadie capaz de dirigir la política exterior y de seguridad de Israel como lo hace Bibi.

Por otro lado, muchos israelíes desprecian al primer ministro y lo desaprueban. Incluso muchos de sus admiradores lo ven como un hombre de poco carácter: mezquino, egoísta, miserable y desleal, incapaz de crear y mantener relaciones cercanas con personas fuertes y aliados políticos. Quizás más que nada, el estilo de vida hedonista de Bibi, además de su fuerte ética de trabajo, ofende a muchos israelíes que lo comparan con Begin, Rabin y otros líderes políticos del pasado.

Por supuesto, si resulta que Bibi es culpable de una conducta criminal, a diferencia de las violaciones técnicas de la ley, Israel debería prescindir de su talento y experiencia en política exterior. Tal vez todavía existe la posibilidad de que sus enemigos en los medios y en la policía que se esfuerzan por derrocarlo logren demostrar que es un criminal y que los israelíes no deben permitir que siga al frente del gobierno. Pero hasta ahora es evidente que un pequeño incendio se puede utilizar para generar una gran cantidad de humo, y que gran parte del establishment israelí usa un doble estándar para perseguir metas partidistas a costa de debilitar la capacidad de su primer ministro para desempeñar su labor.

La democracia de Israel (votantes, políticos, medios de comunicación y policía) debe decidir si el primer ministro de Israel seguirá siendo el hombre más capaz de proteger al país en tiempos particularmente peligrosos, o será reemplazado por alguien cuyo carácter personal sea más aceptable, especialmente por parte de la izquierda que se preocupa por tener que enfrentar a un hombre de derecha que es obviamente inteligente y sofisticado. Aunque la experiencia sugiere que si Bibi es reemplazado, no podemos suponer que su sucesor necesariamente será una persona de mejor carácter.

En base a la evidencia actual, si Netanyahu tiene que renunciar ahora, será un fracaso de la democracia. Sería una decisión derrochadora preferir a un líder nacional más agradable que la determinación de poner la seguridad del país en las mejores manos disponibles.

Una posibilidad es que los ataques de la policía, los medios y la élite contra Bibi lo obliguen a convocar elecciones anticipadas que le devuelvan el mandato, tal vez con una mayoría más significativa. En ese caso la democracia triunfaría a través de la sabiduría de los votantes que derrotan a los medios y a los líderes del sistema legal. A pesar de su derrota, esa élite habría infligido grandes costos al país por una elección innecesaria y la desviación de gran parte del tiempo y la energía de Netanyahu que le impiden desempeñar su labor.

Por supuesto, Bibi no vivirá para siempre, y nadie es indispensable. Tarde o temprano Israel tendrá que encontrar un nuevo mandatario. Si es necesario, Israel superará los peligros presentes y futuros sin Netanyahu. Pero una democracia madura y prudente aprovechará los talentos especiales y la experiencia de Bibi mientras pueda aunque le disguste.

Fuente: The Times of Israel / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico