Enlace Judío México.- Mientras medita el futuro del acuerdo nuclear del 2015 entre Irán y las naciones del P5+1, Estados Unidos se encuentra en polos opuestos con Europa en políticas hacia la República Islámica. La existencia de bandos en conflicto entre las partes del acuerdo nuclear significa que, ya sea que el acuerdo sea “arreglado o cancelado,” Estados Unidos tiene que reforzar sus alianzas fuera del P5+1— y la solución puede llegar a través de la nación eurasiática, a menudo pasada por alto, de Azerbaiyán.

JACOB KAMARAS

Preocupaciones de largo tiempo por el acuerdo nuclear llegaron al foro hace un mes, cuando un dron iraní violó el espacio aéreo israelí cerca de la frontera siria. Israel interceptó el dron, mientras Siria derribó un F-16 israelí. Los choques son una consecuencia directa de la facilitación por parte del acuerdo nuclear para que Irán, el principal estado patrocinador de terrorismo del mundo, aumente su presencia militar en la Siria devastada por la guerra.

La Casa Blanca respondió al episodio expresando su apoyo a que Israel, “se defienda de las fuerzas siria y milicianas respaldadas por Irán en el sur de Siria.” Fue el último ejemplo del discurso fuerte de la administración Trump respecto a Irán. En el Foro Económico Mundial en Davos el mes pasado, el Presidente Trump dijo que Estados Unidos está llamando a las potencias mundiales colegas a “enfrentar el apoyo de Irán a terroristas y bloquear su camino a un arma nuclear.”

Anteriormente en enero, Trump anunció su plan para “arreglar” el acuerdo nuclear, incluida una fecha de expiración de 120 días para que Estados Unidos y los socios europeos del acuerdo impongan términos más estrictos sobre los iraníes. Si Trump no puede poner a Europa de su lado en la cuestión nuclear, Estados Unidos puede retirarse del acuerdo negociado por la administración Obama.

Pero el presidente necesita más que un discurso duro respecto a Irán, necesita un plan de acción. Estados Unidos debe estar preparado para tensión diplomática prolongada con Europa por el acuerdo con Irán, significando que Estados Unidos debe reforzar sus alianzas estratégicas en otros lugares.

El aliado que necesita Estados Unidos es Azerbaiyán, el que comparte una frontera sur con Irán. Una alianza más fuerte entre Estados Unidos y Azerbaiyán puede ayudar a hacer frente a los retos que presenta Irán fuera de su búsqueda nuclear. Estos abarcan desde apoyar al terrorismo, exportar violencia sectaria y promover el radicalismo. Con unos 30 millones de azeríes étnicos, el grupo no persa más grande de Irán, el Azerbaiyán de mayoría chií, está mejor posicionado que cualquier otro aliado potencial para apoyar a Estados Unidos.

Consideren también al vecino norte de Azerbaiyán, Rusia. Los rusos son partidarios entusiastas del acuerdo con Irán y trabajan estrechamente con Teherán para apoyar al régimen del Presidente Bashar Assad en la guerra civil de Siria. Esta alianza se extiende al vasallo de Rusia, Armenia, un país lleno de bases militares rusas y que coordina su política exterior con el Kremlin.

El presidente armenio Serzh Sargsyan ha dicho que su país ve “gran potencial en volverse una ruta de tránsito hacia Irán y el Golfo Pérsico” para Rusia. Esto, en el centro de un nexo iraní-ruso-armenio que continuará reforzando a Teherán. Incluso si el Congreso reinstala las sanciones removidas por el acuerdo nuclear, Irán no perderá influencia económica con socios como Rusia y Armenia.

Azerbaiyán, mientras tanto, está en un conflicto de décadas con Armenia por Nagorno-Karabaj, la región ocupada por Armenia que las resoluciones de la O.N.U. afirman es territorio de Azerbaiyán. Peculiarmente, este conflicto es exacerbado por un Congreso que muy a menudo provee a los intereses de los estadounidenses armenios, en vez de servir a los intereses nacionales de Estados Unidos.

Muy recientemente, en un giro irónico para los escándalos de influencia de Rusia, el Rep. Frank Pallone, demócrata por New Jersey, presentó la resolución 697, la cual apoya a los separatistas respaldados por Rusia e Irán a través de “visitas y comunicación entre Estados Unidos y la República de Artsaj (Nagorno-Karabaj) en todos los niveles de la sociedad civil y gobierno.” Esto descuida extraordinariamente la promesa del Departamento de Estado que Estados Unidos apoya la integridad territorial de Azerbaiyán.

La medida de Pallone trata al territorio ilegal de Nagorno-Karabaj como una “república” legítima. Además, la resolución ignora el consejo del Departamento de Estado recomendando que los ciudadanos estadounidenses eviten viajar a Nagorno-Karabaj debido al conflicto armado en curso.

En vez de alienar a Azerbaiyán y poner en peligro los intereses estadounidenses a través de legislación pro-armenia, Estados Unidos tiene que dar a Bakú el trato que merece: Como un aliado clave en medio de la saga del acuerdo nuclear con Irán.

Azerbaiyán está al borde de realzar significativamente su posición en la escena global gracias a su rol prominente en el Corredor Sureño de Gas, el cual abarcará cerca de 2,200 millas a través de siete países y tres tuberías — eludiendo a Irán, Armenia y Rusia.

Bakú es un socio económico y diplomático prometedor en el vecindario de Irán. Armenia comparte una frontera física con Irán, pero está cerca de Teherán en espíritu por la razón equivocada — como un miembro del inquietante triunvirato con Rusia e Irán que amenaza los intereses estadounidenses. Mientras las alianzas de Armenia perpetúan el dilema del acuerdo nuclear, Azerbaiyán puede ayudar a Estados Unidos a resolverlo.

El Presidente Trump necesita más que una actitud valiente para superar en astucia a Rusia y a Europa Occidental en el proceso de abordar la cuestión nuclear iraní. Él debe seguir el ejemplo de Israel y trabajar con aliados que sirven a objetivos estratégicos claves, y él debe comenzar cultivando vínculos más cálidos con Azerbaiyán.

 

*Jacob Kamaras contribuye en el Haym Salomon Center.

 

Fuente: The Washington Times
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.

 

 

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