Enlace Judío México – Una vez vi a un soldado israelí retirado agradecer a los nuevos batallones que se alistaban para iniciar su servicio. Les decía “¡Gracias! Gracias porque tengo dos hijos que fueron a clases esta mañana. No tenían miedo de ir a la escuela a pesar de lo que sucede en Egipto, en Líbano, en Siria, en Jordania y alrededor del mundo porque ustedes se pusieron su uniforme esta mañana.”

Y es cierto, sin el Ejército israelí no habría escuelas funcionando en las mañanas, no habría luz en las calles, ni gas, ni casas. Por lo menos, no casas judías. No habría un estado en el mundo que nos protegiera, no habría un lugar que se rigiera bajo nuestras reglas, donde pudiéramos desarrollar nuestra cultura, nuestro idioma y expresar libremente nuestras creencias. No habría un rincón al cual correr, no habría una tierra que cuidar y que plantar, en fin no habría un lugar al que pudiéramos llamar “casa”. Vagaríamos por el mundo desprotegidos, a expensas de pogromos, gobiernos llenos de odio y actos continuos de antisemitismo, como lo hicimos por más de miles de años.

Sin el Ejército, no habría Israel. Porque éste fue un país que nació de la nada, de entre un desierto tanto físico como político. Desde su independencia Israel ha estado rodeado de enemigos, de gente que directamente busca su aniquilamiento y extinción. Que un país así exista es un milagro de D-s y se debe a la fuerza y voluntad de millones de personas que a lo largo de los años han sabido luchar por su nación. Por el amor que le tienen a su pueblo, a su tierra y su tradición. Gente que no se deja doblegar y levanta los brazos año con año tras cada ataque, tras cada atentado, tras cada guerra. Israel se sostiene en los brazos del soldado, en los brazos del que no está dispuesto a dejarse vencer por el desierto.

Ayer fue Yom Hazikaron, ayer recordamos a los soldados caídos en acción, a todos los hombres que con su vida protegieron lo que más amaban, sus hijos, sus esposas, sus hermanos o su país. En honor a ellos queremos recordar la historia de cinco hombres que en distintas guerras lucharon por Israel. Esperamos se unan en nuestro recuerdo.

Zerubavel Horovitz (1924 – 1948)

Fue un hombre que sacrificó su vida para salvar la de sus compañeros durante la Guerra de Independencia.

En 1948 las fuerzas árabes habían sitiado los asentamientos de Gush Etzion y habían construido barreras físicas para impedir a los judíos recibir ayuda. A Horovitz se le había encomendado romper los bloqueos, para poder proveer de ayuda.

El 27 de marzo de 1948 logró pasar con su vehículo por muchas de las barreras sin embargo, su vehículo se averío y al voltearse lastimó severamente muchos de la tripulación. Zerubavel, quien no estaba lastimado, incitó a la tripulación a escapar mientras el hacía una barrera para defenderlos de los ataques árabes. En vez de huir decidió proteger y ayudar a los compañeros que estaban lastimados. Cuando finalmente los enemigos se acercaron a donde se encontraba, sacó una granada y explotó junto con los heridos y los atacantes, de esta forma se aseguró que él y sus compañeros no fueran torturados antes de ser asesinados.

David Shirazi (1947 – 1967)

Fue parte de la Brigada del Golán que ganó la batalla de Tel Faher, una de las batallas decisivas en la Guerra de los Seis Días.

En junio de 1967, en el quinto día de la guerra entre Israel y la Alianza árabe se libró una batalla en los altos del Golán. Tel Faher era una fortificación siria que se encontraba en los Altos del Golán. La situación geográfica de este punto era sumamente favorable para Siria y desventajosa para Israel, ya que Tel Faher estaba en una montaña y desde ella podía bombardear y atacar a Israel sin recibir la misma respuesta.

Para atacarla Israel debía escalar cientos de metros soportando las embestidas del oponente en todo momento. Se creía imposible que Israel en algún momento la logrará tomar. Sin embargo, la historia demostró lo contrario, la Brigada del Golán logró soportar las embestidas sirias escalar la montaña y llegar hasta su fortificación. Sin embargo, una vez ahí era imposible pasar el alambrado de púas ya que los cortadores de cables no habían logrado llegar a tiempo.

David Shirazi, entonces soldado raso, supo que era imposible esperar los refuerzos, que para cuando éstos llegaran ya iba a ser demasiado tarde y los sirios hubieran terminado con la brigada. Se colocó sobre el alambrado y pidió a sus compañeros que usaran su propio cuerpo como puente para pasar a la fortificación. Una vez que todos habían cruzado siguió corriendo hacia adelante cargando 25 kilos de granadas de mortero.

Logró darle los proyectiles a quienes tenían los disparadores. Cuando uno de ellos cayó herido tomó su arma y siguió adelante. Luchó hasta que murió de un disparo en la cabeza. Gracias a él se pudo ganar la batalla. Hoy en día ese lugar es un parquet donde se conmemora a los soldados caídos.

Mayor Roi Klein (1975 – 2006)

Dio su vida para salvar la vida de su escuadrón durante la Segunda Guerra con Líbano o la Guerra contra Hezbolá. En el 20006 Hezbolá atacó Israel con misiles libaneses a varios poblados israelíes y tomó prisioneros a dos soldados. Israel respondió con una campaña militar para entrar a Líbano y rescatar a los soldados secuestrados en dicho territorio. Durante este tiempo el mayor Roi Klein luchó por Israel. El 26 de julio durante la batalla de Bint Jbeil una granada fue lanzada a su escuadrón. Klein brincó hacia la granada en acción y detuvo su explosión con su propio cuerpo. Después de que ésta explotó y lo hirió gravemente anunció su propia muerte por radio y redirigió la ayuda que venía en camino hacia otros soldados lastimados. Según reportaron algunos compañeros murió diciendo el Shemá Israel.

Uriel Hefetz (1922 – 1978)

Murió tratando de rescatar a los niños de una escuela que fueron tomados como rehenes en un ataque terrorista. Hefetz desde la guerra de Independencia y la Campaña del Sinaí, había sido condecorado como héroe por su ingenio y valentía. Durante la Guerra de Yom Kipur se dedicó a rescatar soldados heridos en las líneas de batalla y trasladarlos hacia hospitales y ayuda médica. Salvó cientos de vidas exponiendo la suya. Un año tras la guerra al escuchar de la masacre de Malot, Hefetz se propuso como voluntario para asistir en la misión de rescate a los 115 niños que los palestinos tenían presos. Fue herido gravemente y paralizado para siempre, cuatro años después moriría de estas heridas.