Enlace Judío México – El mal de Alzheimer, que afecta a unas 47 millones de personas en todo el mundo, sigue siendo un trastorno cerebral irreversible y fatal. Ahora, un equipo de investigación dirigido por el Prof. Eitan Okun prepara al organismo para atacar las acumulaciones de proteína amiloide beta en el cerebro, uno de los signos característicos de la enfermedad.

ABIGAIL KLEIN LEICHMAN

Tras sus experimentos en ratones realizados en el Laboratorio de Investigación de Alzheimer de la Universidad Bar-Ilan, Okun y su equipo iniciarán ensayos clínicos en personas genéticamente inclinadas hacia el Alzheimer y otras con síndrome de Down en riego de desarrollar la enfermedad a los 50 años o menos.

“Estas pruebas determinarán si la vacuna realmente funciona en humanos”, explica Okun, quien también está investigando por qué individuos con síndrome de Down son más propensos a desarrollar Alzheimer.

Además de su vacuna potencialmente innovadora, Okun está investigando nuevas formas de diagnosticar el Alzheimer de manera más precisa utilizando tecnologías avanzadas de MRI para detectar los signos iniciales de grupos de proteínas amiloides en el cerebro.

“Nuestro equipo de investigación busca construir una proteína que pueda ingresar al torrente sanguíneo, atravesar la barrera hematoencefálica, unirse a los amiloides y luego ser visible en una resonancia magnética”.

Prof. Eitan Okun, investigador de la enfermedad de Alzheimer en la Universidad Bar-Ilan. Foto cortesía de Eitan Okun

Además de su vacuna, Okun sugiere que una combinación de ejercicio y estimulación ambiental puede ayudar al cerebro a evitar la enfermedad, aumentando y fortaleciendo las conexiones de las espinas dendríticas que median nuestra capacidad para generar recuerdos.

“En nuestro laboratorio utilizamos técnicas multidisciplinarias para perseguir dos objetivos: identificar los mecanismos neuronales asociados con el deterioro cognitivo leve y, al mismo tiempo, buscar indicadores que permitan a los médicos identificar a los pacientes en riesgo, para que puedan recibir el tratamiento preventivo de la demencia antes de que sea demasiado tarde”, explica Okun.

“Actualmente no hay cura para las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson, y la ciencia médica sólo puede identificar esas afecciones de manera conductual, a través de los síntomas que indican que el tejido cerebral ya ha sido destruido. Nuestro desafío es encontrar las pistas en el campo de la biología molecular y la bioquímica del cerebro que indiquen que hay un problema, y también nos proporcione posibles objetivos de intervención temprana”.

A pesar de que ha estado estudiando el cerebro durante muchos años, Okun obtuvo una perspectiva personal sobre la importancia de la investigación sobre neurodegeneración cuando su padre fue diagnosticado con demencia a los 60 años.

“Cuando los cambios en su capacidad motriz y su función cognitiva se hicieron evidentes, los tejidos del cerebro ya se habían perdido. Tengo la esperanza de que, al obtener una comprensión más completa de lo que sucede con nuestros cerebros a medida que envejecemos, podremos ayudar a más personas a vivir una vida más plena y más saludable”.

Fuente: ‏Israel 21c / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico