Enlace Judío – Alimentando mitos y teorías de conspiración antisemitas reprochables en un discurso el lunes, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, perdió toda credibilidad como un socio digno de confianza si los palestinos e israelíes alguna vez tienen nuevamente el valor de intentar negociar.

EDITORIAL DEL NEW YORK TIMES

Hablando ante el órgano legislativo palestino, el Sr. Abbas, de 82 años, dijo que el asesinato masivo de los judíos europeos en el Holocausto fue el resultado de las actividades financieras de las víctimas, no de su identidad religiosa y del antisemitismo.

“Así que la cuestión judía, ampliamente extendida a lo largo de Europa, no fue contra su religión, sino contra su función social, la cual se relaciona con la usura (préstamo inescrupuloso de dinero) y banca y tales cosas,” dijo, según la BBC.

Las tendencias antisemitas del Sr. Abbas no son nuevas. En la década de 1980, escribió una disertación que parecía cuestionar el número de muertos en el Holocausto de seis millones, un número ampliamente aceptado.

Cuando era visto como un sucesor del líder palestino de largo tiempo Yasser Arafat, en el 2003 restó importancia a esa noción, diciendo, “el Holocausto fue un crimen terrible, imperdonable contra la nación judía, un crimen contra la humanidad que no puede ser aceptado por la humanidad.”

Las cosas parecieron más esperanzadoras en 1993 cuando el Sr. Abbas se paró en el césped de la Casa Blanca y observó al Primer Ministro Yitzhak Rabin de Israel y al Sr. Arafat firmar los Acuerdos de Oslo, que se suponía llevarían finalmente a dos estados y la paz.

En los años que han ocurrido desde entonces, ha habido altibajos en esa búsqueda, pero la tendencia por algún tiempo ha sido deprimentemente hacia abajo. El sueño de una Palestina independiente se hizo más lejano y el Sr. Abbas quedó bajo una presión cada vez mayor.

Desde que colapsaron las últimas conversaciones de paz serias en el 2014, el gobierno de línea dura de Israel ha expandido la construcción en asentamientos para cubrir más de la tierra prevista para un estado palestino. Aunque el Presidente Trump prometió un plan de paz, nada se ha materializado, pero los informes sugieren que favorecería a Israel.

Las naciones árabes, alguuna vez jefes de los palestinos, han perdido interés y han vuelto su atención a pelear guerras en Yemen y Siria y a controlar la influencia regional de Irán. Durante una reunión reciente con los líderes judíos estadounidenses, el Príncipe Mohammed bin Salman de Arabia Saudita culpó a los líderes palestinos por quejarse y rechazar anteriores ofertas de paz israelíes.

El Sr. Abbas se opuso al Sr. Arafat durante la segunda Intifada de los años 2000-2005, reconoció a Israel, y se comprometió a un enfoque no violento de las negociaciones para la paz y una solución de dos estados. Fue entonces valorado por Occidente como el sucesor del Sr. Arafat, y durante años ha desplegado a fuerzas palestinas para ayudar a los israelíes a mantener la seguridad en la Margen Occidental.

Pero las presiones, algunas de su propia hechura y muchas otras causadas por Israel, la cual tiene el control último sobre la Margen Occidental, están aumentando. Abbas, quien supervisa un sistema de gobierno plagado por la corrupción y la disfunción, ha perdido apoyo entre el pueblo palestino.

Ha debilitado a las instituciones gubernamentales que son esenciales para un futuro Estado y se negó a llamar a nuevas elecciones, excediendo así su mandato en muchos años e impidiendo que surjan líderes más jóvenes.

También ha fallado en unificar a los palestinos en la Margen Occidental, donde domina su partido Fatah, con aquellos en las circunstancias aún más desesperadas de la Franja de Gaza, donde Hamás mantiene el dominio.

Incluso en este clima pesimista, no obstante, el discurso vil del Sr. Abbas es un nuevo punto bajo. Sin duda alguna, se siente amargado y sitiado por todos lados. Pero sucumbiendo ante instintos tan oscuros y corrosivos, ha demostrado que ya es hora de que abandone el cargo.

Los palestinos necesitan un líder con energía, integridad y visión, uno que podría tener una mejor oportunidad de lograr la independencia palestina y facilitar que ambos pueblos vivan en paz.

 Fuente: The New York Times- Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México