Enlace Judío México.- Últimamente se vuelve más común escuchar que la gente ya no come gluten, cada vez vemos más productos en el mercado para la gente sensible al gluten.

GINA HALABE PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

La enfermedad celíaca, a la que se le han atribuido varios nombres y de la que últimamente hemos escuchado mucho, es un proceso autoinmune en el que la persona presenta y se ve afectada por una predisposición genética producida por una intolerancia al gluten, es decir, a ciertos cereales como el trigo, la cebada, avena, entre otros y que en ocasiones esta intolerancia afecta al sistema autoinmune por la producción de auto anticuerpos, esta es una enfermedad más complicada de lo que pensamos y conocemos.

Su historia resulta muy interesante, desde saber que es una enfermedad muy antigua. Sus primeras apariciones datan del siglo I y II, cuyas descripciones fueron hechas por el médico Areteo de Capadocia y de donde viene el primer nombre (Koliakos- enfermedad del intestino), él vivía en Turquía, en una zona en la que los cultivos de trigo y de cebada fueron el sostén de la población en los tiempos difíciles y algunos no lo soportaron, así que podríamos decir que tuvo la oportunidad de estudiar esta enfermedad muy de cerca.

Muchos años después se realizan nuevas aportaciones a este estudio y las definiciones de la enfermedad se van extendiendo. Nuevas suposiciones se publicaban y se probaban, pero no identificaban el trigo como el detonante de los síntomas.

Es en la década de los 40’s y 50’s en la que ya se define está enfermedad como la conocemos hoy y lo que permitió hacerlo fueron las circunstancias a las que estuvieron expuestos los niños de Holanda en el año 1944 con la famosa “Honger Winter” o “Hambruna Holandesa”.

La historia es así: El fin de la Segunda Guerra Mundial estaba cada vez más cerca, las condiciones de vida eran peores, cada día que pasaba era angustiante, había escasez de alimentos, las condiciones de higiene eran nulas, la angustia, la incertidumbre y la ansiedad estaban presentes todo el tiempo y Los Países Bajos son un testimonio fiel de estos acontecimientos.

Holanda 1944, la Wermacht ocupa el país, el Desembarco de Normandía amenaza con el fin de los alemanes en esta guerra, su ejército desplazado en varios países se debilita y las condiciones de vida para los países ocupados se agravan, la gente se desespera, así que los ferrocarriles nacionales entran en huelga trayendo como respuesta de los alemanes el embargo de todos los transportes de comida destinados a los Países Bajos que estuvieran bajo la ocupación alemana, por lo que la población holandesa tenía que encontrar la forma de sobrevivir con los productos que pudieran obtener de manera inmediata a través de la agricultura.

No sabemos si fue planeado de manera estratégica, pero justo cuando comienza el crudo invierno, los alemanes deciden levantar parcialmente el embargo, los medios fluviales ya estaban congelados. Nada jugó a favor de los holandeses, el invierno era más crudo que años anteriores, las reservas de comida bajaban su nivel rápidamente. Las granjas eran los centro de trueque, aunque no había mucho, cualquier alimento cobraba más valor que el objeto más preciado. Muchos murieron en la modalidad indirecta de los nazis, pero dentro de este infortunio hubo gente cuyas aportaciones salvaron a miles de personas y le dieron otro giro a la historia.

De la persona que hablamos es del Dr. Willem Karel Dicke, pediatra holandés que desde muy joven fue reconocido por su desempeño y aportaciones en el campo de la medicina, fue director médico del Juliana Children’s Hospital con apenas 31 años de edad y años después de la guerra del hospital Wilhelmina Children’s Hospital.

Durante su período como director del Juliana se desató la hambruna de Holanda y el acceso al trigo, así como a otros cereales, fue muy limitado y es el momento en que las hipótesis del doctor se comprueban. Al tener escasez de trigo y buscar otros recursos para satisfacer esa necesidad, el doctor empezó a ver una mejoría en varios de sus pacientes en el hospital, probó varias cosas hasta que comprobó las hipótesis que había hecho años anteriores: el trigo y sus derivados le estaban causando mucho daño a ciertos pacientes y en el momento en que por las condiciones de guerra dejaron de consumir este cereal, empezaron a mejorar su estado de salud notablemente.

Éste fue el motivo para realizar todo un estudio y desarrollar dietas libres de gluten que probaría en otras condiciones de post- guerra, que lo hicieron candidato al Premio Nobel. Desafortunadamente en el ’62, cuando iba a recibir el premio, el Dr. sufrió de un episodio cardiovascular y murió. Sin embargo los intelectuales de la época no quisieron dejar pasar este gran descubrimiento que salvaría la vida de miles, así que crearon un reconocimiento en su honor: la medalla Dicke.

Dentro de los momentos de infortunio, de complicación y de limitación, hemos visto que tenemos dos alternativas, quedarnos en el punto en el que estamos o buscar la luz dentro de la oscuridad y compartirla con los demás. Tener resiliencia puede ser la salida a cualquier situación difícil.