Enlace Judío México – Mientras las fuerzas de Bashar Assad enfrentan cero resistencia en el sur de Siria, Israel ya está viendo el problema más grande: mantener a las fuerzas iraníes y chiítas fuera de la región.

AMOS HAREL

En las noticias se habla de una escalada en el norte. Pero no se trata de una escalada a largo plazo que lleve a una guerra en la frontera con Siria. Los dos últimos incidentes: el lanzamiento de misiles contra Israel el lunes; y el derribo de un avión de combate sirio el martes – son efectos secundarios de la operación principal que ya está en marcha: el retorno del régimen de Assad al sur de Siria.

Israel no está en camino a una guerra con Siria; está tratando de marcar y defender claramente sus intereses de seguridad mientras el régimen de Assad completa su misión.

El Sukhoi derribado este martes estaba en camino a una misión contra los rebeldes en el sur del Golán sirio. Las milicias locales en la mayor parte del sur de Siria ya se han rendido ante el régimen.

Las fuerzas del presidente Bashar Assad avanzan con prácticamente cero resistencia e Israel mantiene al mínimo su contacto con el área. Pronto, tendrá que considerar cerrar la “Operación Buena Vecindad” que en los últimos años ha proporcionado alimentos, medicinas y tratamiento médico a decenas de miles de civiles sirios en el otro lado de la frontera.

El último bastión de resistencia contra el régimen se encuentra en el sudeste del Golán sirio, con cerca de 1.200 combatientes de la rama local del grupo Estado Islámico. Los recientes ataques aéreos, disparos de cohetes y fuego de artillería pesada tienen por objeto romper la resistencia de los combatientes. Tal como se ve ahora, las desviaciones y el desborde a territorio israelí se deben a errores del ejército sirio, no a provocaciones deliberadas.

Israel no puede preocuparse por las intenciones de los lanzadores de misiles o los pilotos que se acercan a su territorio. En los últimos días, advirtió nuevamente a observadores de la ONU y las fuerzas rusas que cualquier violación de su soberanía será gravemente considerada y actuará con firmeza para eliminar cualquier amenaza posible a su seguridad.

El Sukhoi, que despegó de la base aérea T-4 cerca de Homs, al norte de Siria voló de norte a sur y penetró cerca de 2 kilómetros en el espacio aéreo israelí. El avión fue derribado por dos misiles Patriot, la segunda vez en menos de cuatro años.

Una vez que las fuerzas de Assad y los rusos hayan vencido a los rebeldes, surgirá una nueva situación en la frontera. Israel está tratando de “restablecer” la situación en los Altos del Golán, en base al Acuerdo de Separación de Fuerzas de 1974 que permaneció vigente hasta que el régimen se retiró bajo la presión de los rebeldes hace cuatro años. De ahí las declaraciones diarias de los funcionarios israelíes para mantener este acuerdo. El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu reiteró la posición de su país tras el derribo del avión sirio.

Sin embargo, desde una perspectiva israelí, el régimen sirio es el menor dolor de cabeza.

El diálogo con Rusia se centra en los acuerdos que prevalecerán tras la caída de los rebeldes: es decir, alejar a las fuerzas iraníes y las milicias chiítas del sur de Siria.

Esta fue la razón de la repentina visita a Israel del ministro de Exteriores, Sérguei Lavrov, y del jefe del ejército ruso, General Valery Gerasimov, este lunes: garantizar que Israel no obstaculice la conquista del Golán sirio, y calmar sus temores en cuanto a la presencia de Irán en el sur de Siria.

La fuente diplomática que informó a los periodistas israelíes tras la reunión parecía muy optimista. Rusia se compromete a mantener a los iraníes y sus aliados a sólo 100 kilómetros de la frontera con el Golán israelí.

Israel exige eliminar los misiles iraníes de largo alcance de toda Siria, poner fin a la fabricación de misiles de precisión destinados a Hezbolá y cerrar los pasos fronterizos que se utilizan para el contrabando de armas. Y en el futuro, Israel insistirá en que todos los combatientes iraníes sean expulsados de todo el territorio sirio.

Al parecer, los rusos han respondido positivamente. Pero, ¿qué tan duradera es una promesa de Moscú? ¿Cómo piensa Rusia hacer cumplir las cláusulas del nuevo acuerdo? ¿Cómo se puede asegurar que los combatientes chiítas, no uniformados o disfrazados con uniformes del ejército sirio, no se infiltren en las fuerzas a las que se les permitirá permanecer en el sur? ¿Acaso Israel deposita demasiada confianza en las promesas rusas?

El problema de la presencia iraní en el sur de Siria no es inmediato. Probablemente Teherán tome su tiempo para estudiar la nueva situación antes de realizar nuevos movimientos cerca de la frontera.

Y los eventos de los últimos meses también le han enseñado tres cosas: que Israel tiene una excelente inteligencia en Siria; que Israel no dudará en atacar para defender sus intereses; y que a Moscú ya no le importa si se atacan sitios iraníes.

Pero los iraníes tienen paciencia. Actualmente se desarrolla un juego estratégico a largo plazo en nuestra frontera norte, y aún no se ha dicho la última palabra.

Fuente: Haaretz / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico

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