Enlace Judío México – Yigal Schleifer nació en Estados Unidos, pero pasó gran parte de su infancia en Tel Aviv, donde creció saboreando la riqueza gastronómica de la multifacética comida de Medio Oriente. En esta entrevista exclusiva, nos cuenta cómo un puesto de falafel en las calles de Tel Aviv ha sido el motor detrás del exitoso sitio Culinary Backstreets, que nos lleva de paseo gastronómico por 14 ciudades en todo el mundo, incluida la Ciudad de México.

Soy Yigal Schleifer, cofundador de Culinary Backstreets, la guía global de comida local, un sitio que cubre la escena culinaria local y de barrio en 14 ciudades en todo el mundo, incluyendo la Ciudad de México.

“Este sitio comenzó en 2009, mientras yo y mi socio vivíamos y trabajábamos en Estambul. Queríamos hacer un blog sobre comida local, dónde comer comida auténtica, fuera de las zonas turísticas, ya que Estambul es una ciudad increíble, con una cultura de barrio increíble, y muchas historias que contar a través de la comida, a través de la gente que hace la comida.

“Luego escribimos un libro, y comenzamos a hacer las “Caminatas de comida”, que es una manera de seguir contando estas mismas historias a través de la gente, y ayudar a la gente a descubrir partes de la ciudad fuera de las rutas turísticas, lugares desconocidos aún para los locales.

“En 2012 después de un gran éxito, decidimos hacerlo a escala global y llevar esta idea a otras ciudades, incluyendo la Ciudad de México, hay mucha gente que quiere explorar las ciudades de esta manera, encontrar los locales auténticos y descubrir barrios no turísticos. Ha sido muy divertido.

“Aunque es un sitio de comida, tenemos los mismos criterios que para cualquier tipo de periodismo bien hecho: ser preciso con los datos, decir algo interesante, contar una buena historia y hacer una buena investigación.

“A la gente le interesan las historias sobre la comida, pero a nosotros también nos interesa contar las historias de la gente detrás de la comida, contar las historias de los barrios donde vive esa gente.

“Yo crecí en Israel, nací en Estados Unidos pero cuando tenía tres años mi familia se mudó a Israel. Buena parte de mi niñez la viví en Israel, como niño en Tel Aviv, cerca de la escuela a donde fui, que estaba en Ajmatoviv, había un lugar de falafel, un pequeño puestito de falafel y si me acuerdo bien, lo manejaba un yemení, ahí íbamos cuando teníamos un poco de dinero, comíamos pitas rellenas de falafel… ¡y era tan rico!

Tantos sabores, tjine y amba, muchos saboresy luego, mi familia se mudo de Israel a Florida y fue un shock. Pasé de un lugar de Medio Oriente, cultura del Mediterráneo, muchas culturas e idiomas… al centro de Florida, un lugar de una cultura homogénea, al menos en términos de comida.

“Nada como ese lugar de falafel, ese sabor, esa sensación de un lugar pequeño de barrio, manejado por gente de la zona y de cierta forma, mi vida se ha tratado de reclamar o encontrar ese puesto de falafel perdido.

“En mi última visita a Tel Aviv, encontré un lugar que se llama Albert’s House of Schnitzel, un lugar que hace Schinitzel en pita con papas… y es tan bueno, es el tipo de cosas que me gustan, lugares que hacen una sola cosa, y es lo único que hacen, y lo hacen muy bien… si van a Tel Aviv les recomiendo mucho Albert’s House of Schnitzel.

“La vida judía gira alrededor de la comida, alrededor de las fiestas, te sientas y comes con otras personas.

“Para muchos judíos, la comida era una manera de superar tiempos difíciles, de traer alegría y felicidad en momentos difíciles… creo que la comida es una fuente de alegría…

“Los judíos somos un pueblo híbrido, en el sentido de que venimos de muchas culturas, mi papá nació en Rumania, mi mamá nació en Suiza pero creció en Bélgica; yo nací en Estados Unidos y pasé mi infancia en Israel, mis hijos nacieron en Estambul, mi esposa es de Canadá… y creo que esa es una historia muy judía, y creo que mucha comida judía refleja de muchas maneras las culturas de las que han sido parte los judíos… y el falafel es un gran ejemplo.

El Gefilte fish es un tema interesante, me alegra poder hablar sobre ello. Creo que es una cosa mal entendida, el problema es que el concepto que mucha gente tiene es algo que viene en un frasco, con una suerte de gelatina… pero en años recientes encontré un congelado, que hierves con zanahorias y cebollas y es muy rico. También hice uno en casa, y creo que me salió bien.

“Es el tipo de comida que las mamás y las abuelas hacían. Mi papá me cuenta que los viernes tenían un pescado en la tina del baño, antes de Shabat, y alguien lo mataba de un golpe en la cabeza, y con eso hacían el Gefilte fish, muy fresco.

“Es un tipo de comida que implica mucho trabajo, y hecho en casa es increíblemente delicioso. Pero conforme llegó el siglo 20, pasamos a opciones más comerciales e industrializadas.

“El Gefilte fish artesanal, hecho en casa, como mi abuela lo hacía, es muy rico. Tiene una mala reputación que no merece, a causa de la industrialización.

“Entre la comida de Medio Oriente y la mexicana, hay similitudes, ambas son cocinas muy profundas, muy ligadas a la vida diaria, no se trata sólo de comer, sino de vivir… la familia, la tradición, etc.

“En Culinary Backstreets tratamos de resaltar la importancia de que los barrios sean saludables, y destacar la importancia que tienen para el ecosistema de la ciudad  los localitos de comida, las tiendas, los barecitos, los mercados. Con frecuencia pasamos por alto su existencia, porque siempre están ahí, el lugar al que vas a comer; pero nosotros tratamos de decir: son importantes y cruciales para la vida de la ciudad.

“Para mí la Ciudad de México es un lugar increíble, es enorme, y tiene tantos barrios, y la vida es tan rica. Es algo que no he visto en muchos otros lugares. La vida está muy definida por la comida: en la mañana encuentras una cosa, en la tarde otra, y así por el estilo. Es muy interesante verlo y experimentarlo. Es un lugar muy inspirador.”