Enlace Judío México.- Quizá el mejor ejemplo para entender este pequeño país europeo fuera de lugar (además de su siempre puntual participación en Eurovisión) sea Tel-Aviv, la ciudad que muchos países del mundo consideran todavía capital para no ofender a los gobiernos árabes que no reconocen Jerusalén como terrritorio israelí.

En Tel Aviv uno puede notar desde el primer momento la calidad de su espacio público. No es sólo el clima mediterráneo, sino un diseño pensado para el bienestar ciudadano, con bulevares y plazas en sombra donde siempre hay un lugar para sentarse y charlar, calles secundarias tranquilas a modo de ciudad jardín como El Viso pero con más vida vecinal y sin tráfico de paso, con avenidas comerciales de amplias aceras siempre a menos de dos manzanas en cualquier parte de la ciudad, todo ello trufado con ejemplos de la mejor arquitectura racionalista de los años 30.

Esta cuidada planificación urbana es el resultado de aplicar los más innovadores principios urbanísticos de la época a una ciudad sin condicionantes históricos previos, un ideal desarrollado en la Alemania de entreguerras por la Bauhaus, la más influyente e innovadora escuela de diseño y arquitectura del mundo en aquel momento. El auge del nazismo obligó al exilio a sus profesores, entre los que se encontraban Mies van de Rohe, Kandinsky o Paul Klee, así como a todos los arquitectos y urbanistas que allí se formaron que no pudieron ejercer su oficio en la distopía del Tercer Reich por su condición de judíos. Países como EEUU o Israel se beneficiaron de la llegada de estas personas de excepcional preparación técnica y artística.

La ciudad diseñada en aquellos años, llamada la Ciudad Blanca ha sido declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. El resultado se podría describir como el ambiente de Gandía, con sus terrazas y su clima, pero con el diseño de Berlín.

Quizá se entienda por qué la bici nunca ha dejado de tener presencia en esta ciudad: sus habitantes son descendientes de alemanes, daneses y holandeses que pudieron copiar sin preexistencias su modelo de ciudad, pero con la ventaja del clima mediterráneo

Fuente: En bici por Madrid