Enlace Judío México e Israel.- Isaac Bashevis Singer (1904-1991) nació en las cercanías de Varsovia y murió en Miami; gracias a él y su legado es que la literatura yidish sobrevivirá en la literatura moderna. Heredero de las tradiciones de un grupo de rabinos polacos, él fue criado en una shtetl, una de las antiguas aldeas judías de los ashkenazitas en Europa oriental.
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Debido a ello su literatura abreva las aguas del jasidismo, el misticismo mesiánico así como de quitarle al mal su negatividad, introduciendo un relativismo moral que es parte modular de la riqueza folclórica de la literatura judaica.
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Tras los pogroms en Polonia, Ucrania y Rusia, él emigra a los Estados Unidos, en 1918 constatará cómo su querido hermano Israel Yoshua Singer funda el Yidish Art Teather en 1918. Bashevis Singer, por su fructífera carrera literaria, obtendría en 1978 el Premio Nobel de Literatura. Él modernizó una tradición que traspasó fronteras con una serie de cuentos y novelas como son Satán en Goray (1935) y Gimpel el loco (1957), en cuanto a narrativa se refiere, y varias novelas entre las que sobresalen sin lugar a dudas, El mago de Lublin y El esclavo, ambas de 1960, Enemigos (1972) sin olvidarnos de su autobiográfica novela En el tribunal de mi padre (1966).
Pocas ocasiones un escritor ha logrado saquear con tal fortuna el arcón de su propia tradición popular para lograr una literatura que es a un mismo tiempo, crítica del lenguaje, y una sabia transmisión de los valores vividos por todos los suyos.
Ahí tenemos los deslumbrantes cuentos de Un amigo de Kafka (1972). Fue descendiente solitario de Chéjov y Maupassant, como continuador heterodoxo del cuento perfecto. Siendo la presencia de la divinidad inmanente que apuntala a la trascendencia.
Él somete a sus viudas y rabinos, a sus letrados y locos, a los habitantes, sean de Varsovia o Nueva York, en piezas que son manipuladas por un hábil titiritero, el Dios narrador de las Escrituras, que en el caso de Bashevis Singer funge como el narrador regocijado de cualquier historia. Él habitó entre la herencia materna- el racionalismo y la ilustración judía y el jasidismo mesiánico de su padre.
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