Enlace Judío México e Israel.- A 14 años de que el sacerdote mexicano Juan Solana obtuvo unos terrenos en la orilla del mar de Galilea, en Israel, con el objetivo de construir un centro cristiano, Magdala es un sitio turístico de gran importancia para el cristianismo, pues incluye una sinagoga del siglo I, una de las siete más antiguas encontradas hasta el momento, en la cual se cree que predicó Jesús.

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Sin embargo, las excavaciones han dejado al descubierto mucho más que un templo, pues a sus alrededores hay todo un pueblo, el cual los historiadores reconocen como Magdala, la ciudad donde vivió María Magdalena, lugar sumamente importante para la fe cristiana.

El proyecto Magdala es encabezado por el padre Juan Solana, quien en una breve visita a México recibió a Enlace Judío para así poder entender con mayor precisión la trayectoria del proyecto arqueológico más importante de nuestros tiempos. Entre muchas otras cosas, el Padre Juan explica que próximamente se reunirá con la Autoridad de Antigüedades de Israel para decidir en qué medida se seguirá excavando en Magdala, ya que el costo económico es enorme y los descubrimientos podrían ser casi interminables.

Lo que es un hecho es que hoy en día Magdala está abriendose al turismo, el hotel en construcción ubicado en el lugar, será inaugurado en enero y contará con 72 habitaciones. Un ala paralela se abrirá tiempo después con más habitaciones y de este modo, Magdala quedará completamente disponible para todos los turistas de todos los países y religiones del planeta.

Al preguntarle al Padre Juan Solana cuál considera el descubrimiento más impactante que se ha encontrado en Magdala se queda por unos segundos en silencio; sin duda la respuesta no es sencilla, pero finalmente habla sobre 11 pozos aproximadamente en donde se acostumbraba a hacer la salazón del pescado. Como se sabe, en la antigüedad el método ideal para la conservación de los alimentos era la sal y esta área en Magdala estaba construida para dicha tarea. El descubrimiento de los pozos de salazón se une a una iglesia del siglo I, a monedas y a un sin fin de elementos que hacen que Magdala sea un lugar lleno de historia y de carga espiritual.