Enlace Judío México e Israel.- Con la finalización de Sucot se abre la “puerta” a Shminí Atzeret en donde finaliza y comienza la lectura anual de la Torá. Un ciclo de lectura motivadora que abrirá nuestros ojos y conciencias, pero ¿Estamos conscientes de la importancia de leer la Torá? La lectura en términos generales sea la que sea no está de moda y eso está dejando generaciones enteras de analfabetismo integral.

JOSÉ IGNACIO RODRIGUEZ

El presente es un artículo de opinión sin la pretensión de que se entienda como una disertación de nivel académico o enseñanza rabínica. La sincera pretensión es fomentar, en primera instancia a un servidor, el maravilloso hábito de la lectura enfocándonos en la que se define también como Bíblica. Si ya leer es difícil, para muchos cuando se trata de leer la Torá el nivel de exigencia es muy alto y requiere un esfuerzo muy definido. Las costumbres se adquieren con el hábito y cuando no hemos adquirido el hábito de la lectura nos conformamos con los modernos medios audiovisuales que ciertamente son más cómodos y menos exigentes para ser utilizados.

La Torá es un término que no debe confundirse con el concepto Biblia pues, aunque están relacionados, no significan lo mismo. Una aclaración preceptiva para aquellos que pretenden profundizar en las raíces hebreas de lo que también hemos definido como Escrituras. En todo caso el asunto es enfatizar la lectura, pues sin lectura no hay cultura de ningún tipo.

El énfasis histórico, en el contexto del Judaísmo, de la lectura de la Torá ha permitido generaciones enteras con un nivel de comprensión, inteligencia y perseverancia que hasta hoy en día sigue llamando la atención. La lectura de la Torá prepara la mente como parte intelectual, y el corazón entendido como la parte emocional, para que seamos más humanos y más espirituales.

El humanismo entendido como corriente filosófica exaltó las cualidades del ser humano, pero cercenó las virtudes espirituales. El ego del yo ha sustituido al nosotros y ahora somos una generación soberbia y egocéntrica. El estudio de lo humano y natural sustituyó a la introspección de los sentimientos y de los sentidos espirituales. El hombre se convirtió en el centro del universo y la experiencia motivadora de la lectura y el estudio de la Torá quedó relegado a unos pocos que fueron acosados y acusados de todo tipo de crímenes, por el mero hecho de ser judíos y leer la Torá.
En el campo cristiano aquellos que se destacan por la lectura y el estudio de la Biblia son también acusados y acosados por una sociedad cegada por la falta de valores religiosos. Hoy en día definirse como creyente puede suponer, y supone, un riesgo incluso mortal en muchos países. Las sociedades que han caído bajo la influencia perniciosa del humanismo, en un sentido amplio de la palabra, la persecución religiosa es más que evidente.

La ONU tomada tanto por la filosofía humanista como por el islamismo, una sorprendente pareja, están ocultando la persecución religiosa de judíos y de cristianos en todo el mundo. Una serpiente antigua de vileza incalculable ha inoculado el veneno del antisemitismo en todas las corrientes filosóficas, políticas y religiosas por medio de un humanismo filosófico inhumano.

La toma de conciencia para toda la humanidad solo será posible mientras la Torá siga encendida e iluminando a un mundo cada vez con más tinieblas. Los que fomentan y practican la lectura, que son dos cosas diferentes, de la Torá, están guiando a la prosperidad a un mundo que necesita producir bienestar y alcanzar las fronteras del conocimiento, que tanto necesita la humanidad. Un ciclo anual de lectura motivadora está a punto para empezar. No desaprovechemos esta nueva oportunidad de crecer.

 

 

 

 

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