Enlace Judío México e Israel – Un nuevo estudio publicado este año por investigadores de la Universidad de Haifa, examinó cómo los cambios de la escritura a mano, las formas de las letras, los espacios entre las palabras, y la presión sobre el papel, pueden utilizarse para identificar el estado emocional de una persona.

SIMONA SHEMER

“Es difícil medir las emociones mediante índices objetivos completamente libres de lo que la persona nos dice”, explica Clara Rispler, estudiante de doctorado del Departamento de Servicios Humanos de la Universidad de Haifa y una de los autoras del estudio. “La identificación de emociones de forma fácil y no invasiva podría conducir a un gran avance en la investigación y en la terapia emocional”.

Rispler, quien realizó el estudio en colaboración con el Dr. Alon Kahane y el Prof. Gil Luria del mismo departamento, trabajó con la Prof. Sara Rosenblum del Departamento de Terapia Ocupacional para completar la investigación. Rosenblum ha estado estudiando la correlación entre la terapia cognitiva y la escritura a mano durante años. De acuerdo con la teoría cognitiva, cuando el cerebro “ejecuta varias acciones simultáneas, las acciones secundarias, incluidas las automáticas, se ven afectadas”.

Rosenblum utilizó esta teoría para desarrollar un software que pueda medir cambios específicos en la escritura a mano, explica Rispler. El sistema computarizado de evaluación de escritura a mano, llamado Herramienta de Evaluación de Escritura por Computadora (ComPET), se utiliza con un tablero de escritura electrónica, conocido como un digitalizador, para que la escritura aparezca muy clara. El sistema puede medir elementos en forma de escritura, como el espacio entre letras.

“ComPET puede documentar la escritura La relevancia de la escritura es incluso cuando se realiza en el aire o en el papel. Esto significa que la escritura a mano se lleva a cabo de forma natural”, explica Rispler. “Por primera vez, el sistema computarizado permite un estudio objetivo de la escritura a mano y como ésta puede ayudar a diferenciar entre estados de ánimo”.

Imagen de escritura hebrea clara cuando se utiliza el ComPET. Cortesía

Rosenblum descubrió otras características importantes que el software puede interpretar – como cuando una persona miente o muestra los primeros signos de la enfermedad de Parkinson.

Los investigadores dividieron a 62 participantes al azar en tres grupos. Cada grupo vio películas diferentes que conducen a diferentes estados de ánimo, positivos, negativos y neutrales. Se pidió a cada participante que escribiera un párrafo sistema computarizado, utilizando todas las letras en el alfabeto hebreo.

Los resultados revelaron diferencias entre los tres grupos en varios parámetros relacionados con la escritura a mano. Los participantes en cada grupo tenían diferentes estados de ánimo y esto se podía ver en su escritura. “Por ejemplo, la altura de las letras escritas por personas con un estado de ánimo negativo fue significativamente menor que en el caso de las personas con un estado de ánimo positivo o neutral”. Los participantes con un estado de ánimo negativo mostraron una escritura más rápida y más estrecha que aquellos con un estado de ánimo positivo o neutral.

“Hasta donde sabemos, este es el primer estudio que utiliza el ComPET para medir el estado de ánimo”, dice Rispler. “Por lo general el estado de ánimo se mide subjetivamente, y aquí se hace de manera objetiva”.

“Hubo resultados estadísticamente diferentes en las mediciones de la escritura a mano entre los diferentes grupos “, agrega.

Si bien existen varias técnicas y métodos de evaluación para descifrar el estado de ánimo, las pruebas fisiológicas son rutinas complejas, caras y, a menudo, disruptivas. Una persona que no es consciente de su estado de ánimo también puede informar el estado de ánimo incorrecto por una variedad de razones. Los investigadores creen que la capacidad de desarrollar un índice objetivo y simple que no interviene con el funcionamiento de la persona es muy importante para fines terapéuticos.

“Los hallazgos del estudio pueden ayudar a los terapeutas a identificar el verdadero estado de ánimo de sus pacientes, algo que naturalmente es muy significativo para el proceso terapéutico”, afirma Rosenblum.”Asimismo, podemos ver si nuestra terapia está beneficiando al paciente, o al menos involucrándolo en un proceso significativo, para bien o para mal. En el futuro, intentaremos examinar si podemos medir el nivel del estado de ánimo, es decir, qué tan feliz o triste esta la persona”.

Los estudios indican que centrarse en los déficits funcionales diarios puede prevenir futuras complicaciones socioeconómicas y el deterioro del estado de salud, sugiere Rispler.

“Es importante desarrollar y ver cómo las herramientas de evaluación que son efectivas debido a su alta sensibilidad a los eventos de la función diaria y eficientes en la del desempeño humano (como la escritura a mano) pueden contribuir al diagnóstico temprano y mejorado. Dicho diagnóstico permitirá el desarrollo de métodos de intervención enfocados en mejorar la calidad de vida de personas con retrasos del desarrollo y otras enfermedades”, dice.

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