Enlace Judío México e Israel.- En medio de la Segunda Guerra Mundial el Almirante Wilhelm Canaris diseñó la Operación Pastorius, un proyecto que tuvo como objetivo enviar militares que actuaran como terroristas para atacar Nueva York y otras ciudades de los Estados Unidos. Los soldados, que se quitaron los uniformes para vestir como civiles, tenían la orden de destruir objetivos estratégicos como represas o fábricas militares. Además, entre sus blancos estaban los negocios de judíos en la isla de Manhattan, entre ellos los famosos almacenes Macy´s.

JUAN ALBERTO CEDILLO EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO

Para realizar la operación con fines terroristas la Abwehr, el servicio de Inteligencia militar, capacitó en una granja situada junto al lago Quenz, a 45 kilómetros de Berlín, a dos comandos para realizar los ataques, quienes fueron entrenados bajo las órdenes del teniente Walter Kappe.

Los dos grupos estaban integrados por efectivos que hablaban perfectamente inglés, incluso algunos habían vivido largas temporadas en Estados Unidos.

El 26 y 28 de mayo de 1942 los grupos partieron de una base ubicada en Lorient, Francia, con rumbo a Norteamérica a bordo de los submarinos U-202 y U-584. Los equipos tenían la orden de volar las plantas hidroeléctricas en las Cataratas del Niágara, destruir una compañía de aluminio con subsidiarias en Illinois, Tennessee y Nueva York. Además, colocar explosivos en una planta de criolita en Filadelfia y en la represa del Río Ohio, ubicada entre Louisville y Pittsburg. También se pretendía volar la estación Ferroviaria en Newark y secciones del ferrocarril en Latona. Una represa y un canal de Saint Louis y Cincinnati, así como cortar los sistemas de suministro de agua para la ciudad de Nueva York.

La Operación Pastorius buscaba provocar el mayor pánico posible entre la población civil estadounidense, para lo cual los equipos actuarían como terroristas, instalando bombas en tiendas propiedad de judíos, incluyendo los prestigiados almacenes Macy’s de Nueva York.

A los grupos se le dotó con 175,200 dólares para gastos, viajes y sobornos, así como un pequeño pañuelo con los nombres y direcciones de contactos escritos con tinta invisible. El equipo para fabricar los artefactos explosivos se les suministró en cuatro cajas de tamaño mediano e impermeables para que pudieran ser escondidas en la playa donde arribaron. Debían regresar por sus municiones posteriormente de instalarse. La Abwehr planeó que los grupos se volvieran a reunir en Cincinnati el 4 de julio de ese año para preparar los atentados en las festividades por la Independencia de los Estados Unidos.

El primer pelotón estaba integrado por ocho agentes y desembarcó la madrugada del 13 de junio de 1942. El capitán Hans-Heinz Lindner del submarino alemán U-202 dio la orden de detener el submarino y salir a la superficie frente a una playa cerca a Amagansett en Long Island, Nueva York.

El segundo equipo, dirigido por Edward Kerling, desembarcó en la playa Ponte Vedra, a 25 millas al Sudeste de Jacksonville en el estado de Florida, el 17 de junio de 1942. Enterraron su equipo y se dividieron, unos tomaron un tren a Cincinnati y otros, rumbo a Chicago.

El primer grupo era coordinado por George John Dasch, teniendo como segundo a Ernest Peter Burger. Acordaron descender de los submarinos vestidos con uniformes de la marina alemana para ser tratados como prisioneros de guerra en caso de ser apresados. Los ocho hombres saltaron desde la escotilla a un bote y dos marineros armados los transportaron a la costa, protegidos por la penumbra de la madrugada.

Mientras el grupo enterraba su equipo, y los uniformes después de cambiarse por vestimenta civil, Dasch hizo guardia sobre una pequeña duna para vigilar el área. De repente advirtió a un joven soldado de la Guardia Costera que se dirigía directamente hacia ellos. Para evitar que se diera cuenta que estaban enterrando cajas en la playa, se encaminó hacia el marino diciéndole: “Somos pescadores de Southampton”. El joven de 21 años de edad llamado John Cullen, que sólo portaba una linterna, les ofreció ingenuamente que pasaran a descansar en su cuartel ubicado a media milla de distancia. “No porque nosotros no tenemos licencia para pesca”, respondió Dasch. La respuesta hizo desconfiar al joven Guardacostas, y su recelo creció cuando otro hombre salió de la duna gritando unas frases en alemán. “!!Regresa con los demás!!”, le ordenó molesto Dasch, para luego encarara a Cullen y preguntarle: “¿Tienes madre, un padre? Porque no me gustaría matarte”. En ese momento el agente alemán sacó un fajo de 260 dólares y se lo extendió al marino. “Olvídate de esto, toma este dinero y ve a pasarla bien” le ordenó.

 

 

 

 

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