Enlace Judío México / Shlomo Katz – “Vete de tu tierra, tu lugar de nacimiento, y tu familia a la tierra que te mostrare” (Gen 12:1)

¿Por qué D-os no le dijo a Abraham cuál era su destino? Rab. Yehuda Leib Chasman z’’l explica que aquel que busca la grandeza no puede realmente apreciar lo que busca hasta que lo tiene. La gran mayoría de las personas, incluso cuando presienten que pueden mejorar, suelen sentirse relativamente contentas con su estado espiritual. Sólo después de haberse superado pueden ver hacia atrás y reconocer la gran necesidad que tenían por un cambio.

Ésta es una de las cosas más evidentes de la grandeza de Abraham, que haya “seguido” a D-os ciegamente a la tierra de Canaán. Mientras Abraham permanecía en su casa, estaba relativamente contento con su situación. Sin embargo, el momento en que D-os le dijo “Vete a un lugar en el que te volverás aún más grande” (versículo1-3) Abraham fue inmediatamente.

Versículo 4 dice: “Y Abraham fue como D-os le había ordenado, y Lot fue con él.” A primera vista, la acción de Lot parecería más grande que la de Abraham. Después de todo, Abraham tenía la promesa de D-os que obtendría un beneficio espiritual y material de su viaje, pero Lot no lo tenía. Aun así, el viaje de Lot terminó en decadencia espiritual; la Torá nos dice que Lot “acampó cerca de S’dom” (13:12), la “capital” de la degradación moral. ¿Cómo sucedió esto?

Dos personas pueden aspirar a metas similares, sin embargo, una las alcanza y la otra no. La razón es que una trabajó para alcanzarla y la otra no. Simplemente anheló y siguió anhelando. No hace ningún esfuerzo por evaluar su situación actual y ciertamente nada por cambiarla. Se le puede comparar a una persona que escribe sobre una hoja de papel llena, sin antes borrar lo que ya estaba escrito en ella. Entre más escribe más ilegible y confuso se vuelve el documento.

Esa era la forma en que Lot buscaba lograr grandeza. Sin borrar sus faltas buscaba, agregar virtudes a su carácter. ¿Cuál fue el resultado? Un personaje que viajo con Abraham, que parecía ser igual en grandeza que el sabio, pero que falló al dejarse seducir por la riqueza de S’dom (Ohr Yael: Vol. 3 Ma’amar “Sur Mera V’Aseh Tov”).

Fuente: torah.org