Enlace Judío México e Israel – El anuncio del rey Abdalá II de que no renovará las cláusulas del arrendamiento de tierras con Israel se produce en medio de la creciente presión doméstica y los problemas económicos en Jordania.

RAOUL WOOTLIFF Y ADAM RASGON

Cuando Israel y Jordania firmaron el tratado de paz en 1994, se hicieron arreglos especiales para las parcelas de tierra cerca de Naharaim en el norte y Tzofar en el desierto del sur de Arava. Aunque la tierra había pertenecido a Israel durante décadas y había sido cultivada por agricultores israelíes, según el tratado, fue transferida a Jordania.

Luego, en un espíritu de cooperación, la tierra se arrendó a Israel para que los agricultores pudieran continuar cultivando sus campos. A partir de ese momento, los visitantes israelíes fueron recibidos calurosamente en los enclaves israelíes dentro del Reino de Jordania (que conserva los restos de la central hidroeléctrica construida por judíos en 1921), y el acuerdo amistoso fue una prueba tangible de que la coordinación pacífica podría ser una realidad.

Casi tres años después, en marzo de 1997, un grupo de alumnas de Beit Shemesh participó en una excursión a Naharaim. Las niñas y sus maestros desarmados observaban el lago abandonado en el enclave cuando un soldado jordano apuntó su arma en su dirección y apretó el gatillo. Siete niñas fueron asesinadas en la masacre.

Tras el trágico evento, el difunto rey Hussein hizo un viaje sin precedentes y visitó cada una de las casas de las víctimas para expresar su dolor personal y el de su nación. Finalmente, se establecieron nuevos arreglos de seguridad que garantizaron la seguridad de los visitantes israelíes.

Monumento en Naharaim por las 7 niñas de Beit Shemesh asesinadas en el área (Foto: Shmuel Bar-Am)

Debido a ese espíritu de cooperación, y a pesar del derramamiento de sangre, la llamada isla se conoció como la Isla de la Paz.

El domingo, un año antes del 25 aniversario del tratado de paz entre Israel y Jordania, el rey de Jordania, Abdalá II, anunció que no renovaría el acuerdo específico, desmantelando la Isla de la Paz, dañando así profundamente la frágil tregua que ha durado casi un cuarto de siglo.

El primer ministro Yitzhak Rabin y el rey Hussein poco después de la firma del Tratado de Paz entre Israel y Jordania en 1994 (Foto: Yaakov Saar / GPO)

En julio de 2017, ambos países se vieron envueltos en un enfrentamiento diplomático, luego de que Ziv Moyal, un guardia de seguridad israelí en la embajada de Israel en Ammán mató a dos jordanos en defensa propia cuando uno de los hombres intentó apuñalarlo. Los países llegaron a un acuerdo para poner fin a la disputa diplomática en enero, cuando un portavoz del gobierno jordano dijo que había recibido de Israel un “memorando oficial” en el que se disculpó por la muerte de los dos jordanos, así como por el asesinato de un juez jordano en un incidente separado en 2014.

Pero, aunque los funcionarios israelíes han estado al tanto de los rumores jordanos de cancelar el acuerdo de tierras, el anuncio de Abdalá, y especialmente el tono agudo de su declaración, fue algo sorprendente.

“Estamos practicando nuestra plena soberanía en nuestra tierra”, dijo Abdalá. “Nuestra prioridad bajo estas circunstancias regionales es proteger nuestros intereses y hacer lo que sea necesario para Jordania y los jordanos”.

Abdalá, quien hizo el anuncio en el aniversario hebreo del asesinato de Yitzhak Rabin, el primer ministro israelí que firmó el acuerdo de paz con el padre del rey actual, no explicó su decisión, pero dijo que había estado presionado para terminar el arrendamiento.

El ex primer ministro israelí Yitzhak Rabin (izquierda), el ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton, (centro), y el ex rey Hussein de Jordania, durante la firma del tratado de paz entre Israel y Jordania en Aqaba 1994. (Foto: Nati Shohat / Flash90)

En los últimos meses, Ammán ha enfrentado intensas llamadas para cancelar el contrato de arrendamiento, en tanto que varias manifestaciones masivas han pedido al gobierno “reafirmar la soberanía jordana” sobre el área. La presión aumentó cuando 87 legisladores firmaron una carta al gobierno instando a la cancelación.

El domingo, los miembros del parlamento jordano elogiaron la medida. Incluso Saleh al-Armouti, un crítico del rey, calificó la decisión como “un paso positivo que restaura la dignidad de los ciudadanos jordanos y la soberanía sobre su tierra”.

Es posible que Abdalá haya estado dispuesto a distanciarse de los estrechos con Israel, en medio de las tensas relaciones entre la Autoridad Palestina y el gobierno estadounidense, buscando ubicarse claramente del lado de los palestinos.

En su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas el mes pasado, Abdalá pidió ayuda urgente a los refugiados palestinos y sus descendientes para frenar el radicalismo, luego de que Estados Unidos retiró apoyo a la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA).

“Necesitamos apoyar el financiamiento total de la UNRWA y otros esfuerzos vitales para proteger a las familias, mantener a las comunidades estables y preparar a los jóvenes para una vida productiva”, dijo Abdalá II poco después de que Estados Unidos anunció que recortaría todos los fondos al organismo para los refugiados.

Jordania es hogar de casi 2.2 millones de palestinos que la UNRWA ha registrado como refugiados, aproximadamente una quinta parte de su población.

Además, la crisis económica que golpeó al reino el año pasado puede haber llevado a Abdalá a no renovar la parte del tratado, en un esfuerzo por apaciguar a los partidarios de línea dura y evitar un posible golpe de estado, dijo a Hadashot el veterano analista regional Ehud Yaari. .

Jordania ha luchado con una economía lenta y un creciente desempleo, a raíz de los conflictos regionales, en Siria e Irak. A principios de este año, las manifestaciones en gran parte pacíficas, que llevaron al cambio de primeros ministros, estallaron debido al aumento de los precios y la propuesta de legislación para aumentar el impuesto sobre la renta, en línea con las medidas de austeridad impulsadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Yaari subrayó que la monarquía jordana podría ser vulnerable, ya que los partidarios de línea dura buscan avivar el fuego de tal inestabilidad, y la consiguiente agitación potencialmente poderosa podría representar un peligro para Israel, si Irán lo utilizara para poner su mirada en la desestabilización de Jordania.

Tal esfuerzo iraní “sería fatal” para Israel, dijo.

Durante algún tiempo, Jordania ha sido testigo de una campaña popular liderada por la sociedad civil, parlamentarios, sindicalistas, partidos tribales y otros que piden recuperar el territorio.

“La opinión pública jordana está muy en contra de cualquier relación con Israel. No sólo por el tiroteo en la embajada y la provocativa bienvenida de Netanyahu al guardia de seguridad, sino que también tiene que ver con lo que sucede en Jerusalén y la posición israelí sobre la cuestión palestina. Luego viene el tema de Baqura y Ghamar [los nombres árabes de los territorios], que es la consagración y la expresión de la opinión pública jordana”, dice Oraib Rintawi, director del Centro Quds para Estudios Políticos en Ammán.

Manifestantes agitan una bandera jordana frente a oficiales de la policía durante una protesta cerca de la oficina del primer ministro en Ammán, Jordania, el 5 de junio de 2018. (Foto: Khalil Mazraawi/AFP)

Según los funcionarios israelíes, la decisión del rey es muy importante, ya que refleja el deseo del pueblo jordano de reducir las relaciones diplomáticas con Israel. Para los agricultores israelíes afectados, se traduce en un desastre económico. “Es una sentencia de muerte”, dijo Eitan Lipschitz, del Moshav Tzofar, en una entrevista a Hadashot.

Yaari, sin embargo, dijo que Israel sabía que esto podría suceder y no hizo ningún esfuerzo para evitarlo.

Los términos del acuerdo establecen que 25 años después de la firma inicial, cada parte podrá interrumpir el arrendamiento de la tierra con un año de anticipación y este domingo se cumplen 24 años desde que se firmó el tratado.

Tras el anuncio, el primer ministro Benjamín Netanyahu dijo que a pesar de la declaración del monarca, el tratado de paz entre Israel y Jordania “es un verdadero acuerdo de paz”.

“Entraremos en negociaciones con Jordania para ampliar el acuerdo existente”, dijo sobre la cláusula de arrendamiento de tierras, “pero el acuerdo completo desde una perspectiva integral es importante y valioso para ambos países”, expresó Netanyahu.

“Creo que este paso no causará una crisis a menos de que Israel intente conservar la tierra”, sostuvo Rintawi, un analista jordano. “Si Netanyahu y su gobierno devuelven la tierra y muestran buena voluntad, el asunto se cerrará. Pero si comienzan a posponer, postergar y presionar, creo que estaremos frente a una gran crisis”.

Yossi Beilin, el ex ministro de Trabajo y negociador de paz, dijo a Hadashot TV está profundamente preocupado por el movimiento jordano, pero no descartó la posibilidad de que Netanyahu logre persuadir al rey para que reconsidere su posición.

Rintawi rechazó la idea. “Jordania no puede dar marcha atrás en esto”, dijo el analista jordano. “Esta es una decisión del rey, del gobierno y del público. No creo que haya ninguna posibilidad de dar marcha atrás en esta decisión”.

Fuente: The Times of Israel / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico

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