Enlace Judío México e Israel.- No es secreto que UNIFIL, la fuerza de mantenimiento de paz de la ONU en Líbano, nunca ha hecho la tarea para la que supuestamente está allí. Pero esta semana, nos enteramos que UNIFIL no es solamente inútil; es contraproducente. Mediante el hecho mismo de su existencia, la organización disuade a la Unión Europea de registrar a Hezbolá como una organización terrorista—algo que, a diferencia de UNIFIL, impediría genuinamente las operaciones de Hezbolá.

EVELYN GORDON

Este sucio secreto surgió después que el Ministro del Interior de Italia, Matteo Salvini, llamó “terroristas islámicos” a Hezbolá durante una visita a Israel el martes. El Ministerio de Defensa italiano emitió rápidamente una declaración a la prensa criticando duramente a Salvini por “poner en apuros” a Roma al llamar a las cosas por su nombre. “Estas declaraciones obviamente ponen a nuestros hombres que están desplegados en esa frontera sureña en una posición muy difícil”, advertía la declaración, refiriéndose al contingente italiano de UNIFIL desplegado junto a la frontera de Líbano con Israel.

No hace falta ser un Einstein para darse cuenta que si el Ministerio de Defensa de Italia teme a las repercusiones para sus tropas de un solo ministro osando llamar “terroristas” a Hezbolá, estaría aterrorizado de las consecuencias si la UE alguna vez declara formalmente organización terrorista a Hezbolá. Así, la participación significativa de Italia en UNIFIL—actualmente contribuye con más del 10% de la mano de obra, incluido su oficial comandante— constituye una gran disuasión para consentir tal medida.

Tampoco Italia es única en este sentido. Muchos países de la UE hacen contribuciones de tropas significativas a UNIFIL, incluidos Francia, Alemania, España, Irlanda, Austria, y Grecia. Europa también abastece usualmente al comandante de la fuerza. El comandante previo era irlandés, los dos antes que él eran italianos, el anterior era español, etc.

No es coincidencia que los principales contribuyentes de UNIFIL se opongan también a registrar a Hezbolá en su totalidad como una organización terrorista. El único país de la UE que pone en la lista negra a la organización entera es Holanda, el cual tiene solo un soldado en UNIFIL.

La UE y sus otros estados miembros ponen en la lista negra sólo al ala militar, no al ala política. Y eso está bien para Hezbolá porque, como la organización misma admite, cualquier distinción entre sus alas política y militar es puramente ficticia. Así en tanto el ala política sea legal, Hezbolá puede todavía recaudar fondos y reclutar libremente en Europa.

Una prohibición completa, sin embargo, dañaría genuinamente a Hezbolá. De acuerdo a un informe de la inteligencia alemana del 2017, sólo Alemania tiene unos 950 agentes de Hezbolá recaudando y reclutando activamente para la organización. Mucho de ese dinero es recaudado a través de donaciones de caridad, pero otra fuente significativa es el crimen organizado. Un informe de la UE publicado en agosto describió “una gran red de nacionales libaneses ofreciendo servicios de lavado de dinero a grupos del crimen organizado en la UE y usando una parte de las ganancias para financiar actividades del ala militar del Hezbolá libanés relacionadas con terrorismo.”

De hecho, el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, ha dicho abiertamente que ser incluido en la lista negra en Europa “agotaría las fuentes de financiación” y “terminaría el apoyo moral, político y material,” mientras también presiona a otros países—“especialmente al estado libanés”—a hacer lo mismo. Una proscripción de la UE contra Hezbolá pondría una restricción seria sobre sus operaciones.

UNIFIL, por el contrario, no ha puesto la más ligera restricción sobre ellos. En el 2006, la fuerza fue expandida significativamente para llevar a cabo mejor las disposiciones de la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad, las que incluían “el desarme de todos los grupos armados en Líbano” y librar al sur del Líbano de “cualquier personal armado, activos y armas” no pertenecientes al Ejército del Líbano o a la UNIFIL. Todos sabemos cómo resultó eso.

Hoy, el arsenal de Hezbolá es diez veces más grande de lo que era entonces, con alrededor de 150,000 misiles almacenados en áreas civiles, tropas desplegadas a través del sur del Líbano, y ha excavado túneles transfronterizos claramente destinados a propósitos ofensivos. Como dijo Salvini en respuesta a la declaración de su Ministerio de Defensa, “No piense que excave túneles a docenas de metros bajo tierra para ir de compras.”

Para ser justos, esperar que UNIFIL pare a Hezbolá nunca fue realista. Como admitió esta semana un alto funcionario israelí, pocos países estarían dispuestos a contribuir con tropas a una misión que de hecho involucrara combatir a Hezbolá.

Lo que es inexcusable, sin embargo, es que UNIFIL nunca ha sido informado siquiera de alguna de las actividades de Hezbolá para movilizar la acción internacional contra la organización. Al contrario, siempre que Israel se queja, UNIFIL insiste en que no ha visto ninguna señal de actividad hostil.

Esto podría incluso ser cierto porque UNIFIL ha aprendido a no mirar a ninguna parte donde Hezbolá no quiere que mire. Allá por el 2010, después que una unidad francesa cometió el error de hacer de hecho su trabajo conduciendo búsquedas y usando perros rastreadores, “civiles” libaneses se enfrentaron con tropas de UNIFIL, capturaron sus armas y les arrojaron piedras hasta que el comandante de UNIFIL olvidó tales búsquedas. Hoy, la ONU se confina a declaraciones sin sentido acerca de cómo “las acusaciones de transferencias ilegales de armas… justifican la preocupación seria” y violaría la Resolución 1701, pero “Naciones Unidas no está en una posición de sustanciarlas en forma independiente.”

Y aun cuando se vuelve imposible hacer la vista gorda—como cuando Israel llevó a oficiales de UNIFIL en una visita guiada a los túneles transfronterizos— la organización es cuidadosa de no culpar nunca a Hezbolá. Como informó el bloguero Elder of Ziyon la semana pasada, la declaración de prensa de UNIFIL acerca de los túneles no acusó a nadie de responsabilidad; nunca mencionó en lo absoluto a Hezbolá. De hecho, continuó el comentario, “el sitio web de UNIFIL ¡no ha mencionado la palabra “Hezbolá” o “Hizbola” desde la guerra del 2006.

En contraste, UNIFIL no tiene problema haciendo acusaciones contra Israel. El mismo informe de noviembre que no pudo “sustanciar” las transferencias de armas de Hezbolá declaró que UNIFIL había registrado 550 violaciones israelíes del espacio aéreo de Líbano y exigió su “cese inmediato.”

Así que la comunidad internacional está gastando u$s500 millones al año en una fuerza de “mantenimiento de paz” que no ha detenido la acumulación militar de Hezbolá, ni siquiera la ha informado en un intento por movilizar la acción internacional y sirve como disuasión para una medida que realmente dañaría a Hezbolá: ser puesto en la lista negra por la UE. Su única función útil es servir como un canal de comunicaciones entre los gobiernos israelí y libanés, y un hombre con un teléfono celular podría lograr eso. Llamar a esto una pérdida de dinero es una atenuación colosal. Y no es probable que cambie, dado que los intentos por reformar a UNIFIL han fallado repetidamente.

La mejor solución sería disolver UNIFIL, darle a esos u$s500 millones algún uso mejor, y enfocarse en cambio en lograr que la UE ponga a Hezbolá en la lista negra. Hay que admitirlo, eso podría no suceder aun si desaparece UNIFIL. Pero definitivamente, no sucederá en tanto exista UNIFIL.

 

 

 

Fuente: Commentary
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.