Enlace Judío México – Una de las virtudes del jasidismo es el enfásis que pone sobre el trabajo espiritual del hombre. Las acciones de uno son reflejo de sus pensamientos y sus deseos. Por eso para poder cumplir con la Torá es necesario cuidar los pensamientos, los deseos y los sentimientos propios. La fe debe ser individual, completa y genuina, uno debe trabajar en ella para lograrlo. Las siguientes historias son un ejemplo de cómo lograrlo.

Caminar con luz propia

Un rabino joven se quejaba con el rebe de Rizhyn: “En las horas que dedico mi tiempo al estudio siento luz y siento vida, sin embargo, el momento en que dejo de estudiar desaparecen por completo. ¿Qué debo hacer?”

El rebe de Rizhyn respondió: “[Tu situación] es similar a la de un hombre que camina por el bosque en la noche oscura. Por un tiempo, otro le acompaña con una linterna en la mano, sin embargo al cruce deben separarse, y el primer hombre se queda solo tanteando el camino a oscuras. Si llevará su propia luz, no tendría que temer a ninguna oscuridad.

Los milagros y la fe

Esta pregunta fue hecha al rabino de Rizhyn: “Al pararse frente al monte Sinaí, está dicho de los hijos de Israel: ‘Y la gente lo vio y se estremeció y se pusieron lejos…’ ¿Cómo debemos interpretar esto? ¿No está toda la Tierra rodeada de la Gloria Divina? ¿Cómo puede uno colocarse lejos de Él?

El rabino contestó: “Los milagros son para aquellos que tienen poca fe. Cuando Israel vio que D-os estaba realizando milagros, supieron que aún estaban muy lejos [de Él]. Sus corazones se estremecieron y en espíritu se encontraron en un lugar lejano, más propio para ellos, sin embargo al mismo tiempo anhelaban una fe perfecta con toda la fuerza de sus corazones estremecidos.”

Fuente: Tales of the Hasidim