Enlace Judío / Mordechai Dixler – ¿Qué te hace llorar? Algunos lloran en bodas y momentos felices. Otros, en tiempos de tristeza profunda y pérdida. Cuando Yosef escuchó a sus hermanos arrepentirse de haberlo vendido como esclavo lloró. Cuando trajeron a su hermano Benjamín a Egipto para verlo, lloró. Cuando reveló su identidad frente a ellos, lloró y lloró otra vez en los hombros de Benjamín. Lloró una vez más cuando se reunió con su padre y nuevamente cuando sus hermanos le pidieron perdón.

Uno puede entender por qué estos incidentes causaron una reacción emocional tan fuerte en Yosef. Representaban el final de varios años de separación entre él y su familia. Sin embargo, la cantidad de veces que la Torá hace énfasis en el llanto de Yosef parece indicar un significado mucho más profundo; finalmente dicha expresión emocional refleja aspectos claves de la personalidad lo definía.

Los Sabios se referían a Yosef como Yosef HaTzadik, el justo. Es la quintaesencia del judío observante, aquel que está dedicado absolutamente a la voluntad Divina. Se ganó dicho título conservado los estándares morales que su padre Jacobo tenía, los mantuvo aunque se encontraba completamente separado de su familia y vivía en Egipto, la sociedad más corrupta de la época. Incluso a la tierna edad de 17 años, pudo resistir las insinuaciones de la esposa de Potifar y vivió conforme a ese nivel moral.

Siendo el paradigma del hombre justo, Yosef además demostró que llorar también es característico de alguien que destaca en rectitud y en la observancia de Torá. Es raro ver a alguien llorar cuando cumple los mandamientos de la Torá, pero honestamente debería ser más usual. La experiencia de conectarse con el Creador debería ser tan emocionalmente profunda como reconectarse con un amigo cercano o un pariente después de una separación larga.

Un hijo de un sobreviviente del Holocausto una vez me contó cómo sus padres lloraban profundamente cada Viernes en la noche al recitar el Kidush y declarar la santidad del Shabat. (Este rezo se hace sobre una copa de vino en la cena de Shabat). Nunca había visto a alguien hacer algo así, por eso le pregunté ¿Por qué? ¿Por qué lloraban en el Kidush? Él contestó “Esa generación vio tanto dolor el cual hoy y no podemos entender que lo único que les quedaba era llorar.”

Seguir la voluntad de D-os ya sea a través de Sus mandatos o confiando en Sus planes es un momento de conexión espiritual. Puede ser que no nos identifiquemos con aquellos logran tener una conexión emocional tan profunda con D-os, pero al menos debemos aspirar a tenerla; a estar en una relación tan profunda que nos mueva hasta las lágrimas.

Fuente: torah.org