Enlace Judío México e Israel – Ni odio ni discriminación ni violencia sufrían los judíos egipcios en la época en que Selim Cabasso, autor del libro En aguas profundas, vivió y estudió en aquel país. En entrevista exclusiva, nos platica cómo era su vida a mediados del siglo XX en la cosmopolita El Cairo.

 

“En Egipto jamás hemos sentido algún movimiento antisemita, algún movimiento que sea antijudío, al contrario, nos tratábamos como iguales todos. Y los mismos egipcios musulmanes de allá nos decían primos. Por lo de Abraham, decían ‘nosotros tenemos un abuelo común y ustedes son nuestros primos’”, dice Selim Cabasso en entrevista exclusiva para Enlace Judío.

El autor de En aguas profundas nos habla de una sociedad cosmopolita, la egipcia, donde europeos y árabes de distintas religiones convivían armónicamente, incluso durante épocas convulsas.

“Es más, dentro del mismo edificio donde nosotros vivíamos (…) había de las tres religiones, teníamos vecinos cristianos, teníamos vecinos musulmanes y no había absolutamente ninguna diferencia entre vecinos, todos nos queríamos, todos nos ayudábamos, y es más, he tenido la oportunidad de ver que mi vecino, el egipcio musulmán, tuvo que pararse a defenderme en un momento en que vinieron a raíz de la proclamación del estado de Israel, había un movimiento antisionista, y el que se paró a defenderme y a decir ‘yo respondo por Selim Cabasso’, era mi vecino el musulmán, que tenía mucha influencia allá en el gobierno egipcio.”

“Nosotros teníamos libertad religiosa. Íbamos a rezar los sábados a los templos. Nosotros salíamos a las diez y media de la mañana, salíamos mucha cantidad y todo, jamás hemos recibido alguna cosa mala de nadie. Lo único que empezó era un movimiento, que este movimiento impulsado por la Hermandad Musulmana, fue a partir de 1947, que era la preparación para la independencia tanto del estado de Israel como del estado árabe, por la división que había entre los dos, y entonces había manifestaciones contra la Declaración Balfour, y había manifestaciones contra el sionismo en Israel, pero jamás manifestaciones en contra de los judíos en Egipto. Estábamos viviendo en paz, viviendo bien y nos llevábamos perfectamente.”

Desde su casa en la Ciudad de México, el nacionalizado autor conversa lúcida y claramente sobre el contexto geopolítico de una época que hoy es histórica, y que va de la caída del rey Faruk a la llegada del célebre presidente Gamal Abdel Nasser, famoso por haber nacionalizado el Canal de Suez.

“En el año de 1953, a finales, hubo un movimiento de parte de un grupo de oficiales del ejército egipcio, en contra de la realeza del rey Faruk, cuando estaba el rey Fuad, el papá del rey Faruk, la realeza se portaba muy bien y no había desmanes y no había nada de portarse locamente, como se portó locamente el rey Faruk, que mandaba a traer a mujeres allá en su palacio, en su avión privado, para tener orgías”, recuerda el escritor.

Agrega que “eso ya no se soportaba por el pueblo egipcio. Fue cuando hubo un movimiento en contra del rey Faruk (…) cercaron el palacio tanques y con todo y le dijeron que tenía que abdicar y salir y se iba a proclamar la República Árabe Unida, que es la RAU, él tenía que salir para no causar alguna guerra civil.”

El rey Faruk puso como condición para abdicar y exiliarse, hacerlo con honores militares. La oposición así lo aceptó, con tal de evitar una carnicería. Fue entonces que accedió al poder el joven general Mohamed Nagib, “que de veras era una persona muy buena, muy calificada y sabía que estaba momentáneamente al frente de este movimiento.”

Un proceso electoral multitudinario llevó al gobierno a Nasser, cuya obsesión por construir una presa en el Nilo, la famosa presa Asuán, lo llevó a nacionalizar el Canal de Suez, lo que desembocó en una guerra contra Inglaterra, Francia e Israel.

“Es esta famosa guerra de 1956 donde el ejército hebreo, el ejército israelí llegó hasta las orillas del Canal de Suez, ocupando en unos días toda la península del Sinaí. Este estado de guerra que declararon a Nasser Inglaterra, Francia e Israel, provocó también la ira de Abdel Nasser, que inmediatamente decretó la salida de todos los sujetos franceses e ingleses de toda la tierra de Egipto”.

Entre dichas personas había una gran cantidad de judíos. Y fueron esas nuevas leyes y no el antisemitismo las que terminaron por condicionar la salida de los judíos de Egipto, según recuerda el entrevistado. “Entonces empezó todo Egipto, principalmente las dos ciudades principales, que son El Cairo y Alejandría, comenzó a vaciarse de todos los judíos que tenían nacionalidades francesa e inglesa.”

Recuerda que, en aquella época, muchos judíos no tenían la nacionalidad egipcia, no porque no pudieran optar por ella sino porque preferían conservar la nacionalidad de sus padres de origen europeo. Según las leyes de la época, un sujeto nacido de padres extranjeros debía elegir su nacionalidad al llegar a la edad adulta.

Pero la salida masiva de judíos de Egipto hizo que para los que se quedaron, la vida fuera más complicada. “Me salí porque todos teníamos que salir, quedábamos muy pocos judíos allá, y entonces no es lo mismo. La vida judía en Egipto no era una vida normal, judía, había muchos templos que estaban cerrados porque faltaba minián y había escuelas judías que habían cerrado sus puertas (…) yo me salí con mi esposa y mi hijo, nacido allá en Egipto, para buscar un futuro para mi familia.”

Luego de una travesía en barco, tren y avión, que pasó por Italia y Venezuela, “llegué aquí el 31 de marzo de 1957, en el Aeropuerto Juárez de la Ciudad de México, a las 6:00 de la tarde”, donde sus tías y tíos, que radicaban en México desde hacía muchos años, lo esperaban.

Te invitamos a disfrutar la entrevista completa en el video que aparece más arriba.

 

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