Enlace Judío México e Israel.- “La esperanza o anhelo de paz es extraña para muchas personas israelíes jóvenes que favorecen la seguridad y la economía”

FELICIA SCHWARTZ Y DOV LIEBER

Como la mayoría de los israelíes nacidos con el milenio, Tal Shushan es una orgullosa votante de la derecha. Benjamín Netanyahu ha sido primer ministro israelí por más de la mitad de los 23 años de Shushan. Durante ese tiempo, el país se siente más seguro que nunca, dice ella.

“Él sabe cómo defender a su país,” dijo Shushan, quien hace poco dejó el ejército y votó el martes por el Partido Likud de Netanyahu.

La gente joven de Israel ha ayudado a mover al país a la derecha durante la última década, apoyando al Likud de Netanyahu y a partidos más pequeños que lo ayudan a formar mayorías gobernantes. Es probable que sea un cambio duradero debido a la creciente población ultraortodoxa, la cual tiende a votar por partidos religiosos que se alinean con el Likud en los gobiernos.

Nacidos cerca o después de los acuerdos de paz de Oslo de 1993 entre los israelíes y palestinos, y llegando a la mayoría de edad durante una ola de violencia conocida como la segunda intifada palestina, los millennials de Israel asumen una línea más dura en seguridad y paz que las generaciones más grandes.

“La esperanza o anhelo de paz es ajena para ellos,” dijo Yohanan Plesner, presidente del Instituto Democracia de Israel, un instituto político en Jerusalén.

Netanyahu veía a los votantes jóvenes cono un bloque de apoyo clave, dijo su encuestador, John McLaughlin. Antes de la elección,Netanyahu tenía el apoyo de casi dos tercios de los jóvenes de 18 a 24 años y del 54% de los de 25 a 34 años, según una encuesta del instituto.

Más del 55% de los israelíes ahora se llaman a sí mismos de derecha, arriba del 40% de una década antes, encontró la misma encuesta.

Una encuesta independiente conducida después de la elección por el encuestador israelí Rafi Smith encontró que el Likud ganó una pluralidad de los jóvenes de 18 a 24 años con el 27%, mientras que el partido de centro Azul y Blanco recibió el 21%. Smith había estado conduciendo encuestas específicamente para el Partido Likud hasta el día de la elección.

Muchos votantes jóvenes están en el ejército israelí, en el cual todos los ciudadanos deben servir a la edad de 18 años, dándoles un sentido agudo de las necesidades de seguridad de la nación. La gente por debajo de los 35 años ha llegado a la mayoría de edad durante la segunda intifada y muchas guerras, incluyendo la de Líbano en el 2006 y tres con Hamás desde el año 2008.

Netanyahu ha dirigido una línea más dura en las relaciones palestinas, descartando un estado palestino, permitiendo la expansión de los asentamientos israelíes en la Margen Occidental y prometiendo el fin de semana pasado extender el derecho civil y soberanía israelíes a esos asentamientos.

El primer ministro también jugó para los votantes jóvenes en formas más allá de la seguridad, prometiendo legalizar la marihuana recreativa. Más del 40% de los israelíes de 18 a 25 años de edad han fumado marihuana durante el año pasado, la tasa más alta en el mundo, según las Naciones Unidas.

Él también ha presidido un período de expansión económica desde el final de la crisis financiera en el 2009, cuando se volvió primer ministro por segunda vez. El sector de tecnología del país ha explotado, volviéndose un centro global de innovación y una fuente de empleos para gente joven.

“A ellos les gustan sus políticas en seguridad y la economía,” dijo McLaughin.

Las elecciones marcaron una asombrosa caída para el Laborismo de Israel, el partido fundador del país que mantuvo el cargo de primer ministro de 1948 a 1977. Desde esa época, el Likud y otros partidos de derecha han sido fuerzas dominantes, especialmente después que Itzjak Rabin del Laborismo fue asesinado en 1995. El último primer ministro del Laborismo fue Ehud Barak, de 1999 al 2001.

El martes, el partido Laborista terminó con seis bancas, una baja histórica. Reunió apenas el 3% de los votantes de 18 a 24 años y el 10% de los votantes de 65 años y más grandes, según la encuesta del Sr. Smith.

Los israelíes jóvenes han internalizado el mensaje de Netanyahu de que la izquierda dañaría al país si es puesta en el poder, dijo Itai Glazer, un partidario adolescente de Meretz, una organización de izquierda.

“Vivimos en un mundo en el cual la izquierda nunca ha estado en el poder y nunca hemos visto lo que puede hacer la izquierda. Hemos crecido en el mundo en el cual se nos dijo que la izquierda es una catástrofe,” dijo Glazer.

La gente joven israelí es liberal en cuestiones sociales para los estándares estadounidenses, apoyando los derechos de los gays y la red de seguridad social, y el Likud apoya el sistema de salud universal del país.

Los millennials palestinos también están hastiados acerca de las perspectivas de paz, habiendo vivido durante los mismos acontecimientos tanto como años de ocupación militar israelí de la Margen Occidental. Las encuestas muestran que una mayoría de los palestinos jóvenes prefiere una solución de un estado a una solución de dos estados.

Plesner del Instituto para la Democracia de Israel dijo que el movimiento de la juventud de Israel hacia la derecha podría cambiar a la izquierda nuevamente si hubiera un avance con los palestinos que “proporcionara una razón genuina para la esperanza.”

Incluso entonces, el crecimiento demográfico de la población ultraortodoxa del país probablemente continuará para alejar del centro al movimiento. Ese segmento de la población ha crecido 33% desde que Netanyahu asumió el cargo y se predice que crecerá un 50% adicional en la próxima década.

Y algunos jóvenes votantes israelíes dicen que ellos no pueden jamás imaginarse votando por partidos que defienden el compromiso con los palestinos.

“Pienso que básicamente los árabes nos odian”, dijo Elazar Cohn, de 20 años, de Jerusalén, “no pienso que habrá paz.”

El votó por el partido Derecha Unida, el grupo más a la izquierda en el bloque de aliados potenciales de Netanyahu en el nuevo parlamento.

 

 

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.