Enlace Judío México e Israel.- Una familia judía ha perdido una larga batalla legal por recuperar una pintura impresionista que sus ancestros se vieron obligados a vender para huir de la Alemania nazi y que terminó en un museo en España.

JAY WEAVER

El intento de los herederos de Lilly Cassirer, cuya familia era propietaria de la pintura, obra del francés Camille Pissarro, en los años 1930, fue rechazado por un juez federal de Los Ángeles, quien decidió que no puede obligar al propietario actual, el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, en Madrid, a devolver la obra de arte, Rue St. Honore, Apres midi, Effet de Pluie, a tenor con las leyes españolas.

Los descendientes de Cassirer, representados por abogados del bufete Boies Schiller Flexner en Los Ángeles y Miami, planean apelar la decisión.

“Disentimos respetuosamente de que el tribunal no pueda obligar al reino de España a cumplir sus compromisos morales”, dijo el abogado miamense Steve Zack, quien participó en el caso junto con su socio David Boies.

En el fallo, el juez federal de distrito John F. Walter citó los Principios de Washington, adoptados en 1998 por 44 países entre ellos España. Los principios, de cumplimiento no obligatorio, tienen por fin crear un registro único de obras de arte robadas por los alemanes antes y durante la Segunda Guerra Mundial y buscarlas en museos, galerías y colecciones privadas de todo el mundo, para entonces hallar una solución justa para devolverlas a sus dueños legítimos o herederos.

Pero el juez no falló contra el museo en cuestión, que pertenece a España, ni la Colección Thyssen-Bornemisza (TBC), propietaria de la pintura, completada en 1897 y que tiene un valor estimado en $40 millones.

“La negativa de la TBC a devolver la pintura a los Cassirer no es coherente con los Principios de Washington y la Declaración de Terezín”, escribió el juez Walter en su decisión, de 34 páginas. “Sin embargo, este tribunal no tiene otra alternativa que aplicar la ley española y no puede obligar al Reino de España ni a la TBC a cumplir sus compromisos morales.

“Así las cosas, después de considerar todas las pruebas y los argumentos de las partes, este tribunal concluye que la TBC es el propietario legal de la pintura y el tribunal debe fallar a favor de la TBC”, concluyó Walter.

La odisea del Pissarro en cuestión comenzó en 1900, cuando su agente exclusivo vendió la obra a los Cassirer, propietarios de una destacada galería en Berlín. Lilly Cassirer heredó la pieza en 1926. Para 1939, cuando los nazis estaban destruyendo sistemáticamente la sociedad judía y se preparaban para lanzar su maquinaria de guerra sobre Europa, Cassirer se vio obligada a venderles la pintura por $360 a cambio de permitirle salir de Alemania.

Durante la guerra, los nazis vendieron la pintura a un comprador anónimo. Durante decenios, los Cassirer creyeron que la pintura estaba perdida, hasta que un amigo de la familia la identificó en 2000 en el Museo Thyssen-Bornemisza.

La pintura —valorada hoy en al menos $40 millones— terminó en manos del barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza, miembro de la famosa familia alemana de industriales. Registros muestran que compró la pintura en 1976 al coleccionista Sydney Schoenberg, de St. Louis, a través de la Galería Stephen Hahn en Nueva York.

España adquirió posteriormente la colección de arte de Thyssen-Bornemisza para mostrarla en el museo del gobierno que lleva ese mismo nombre. El barón falleció en 2002. Durante varios años después que la pintura fue vista, la familia Cassirer solicitó repetidas veces al museo su devolución.

No fue hasta 2005 que Claude Cassirer, el nieto de Lilly, presentó una demanda en California. Un juez desestimó el caso cinco años después, decisión que fue derogada en 2013 por un tribunal federal de apelaciones. Claude ya falleció, pero su hijo, David Cassirer, es ahora el demandante, junto con la Federación Judía del Condado San Diego.

 

 

Fuente:elnuevoherald.com