Enlace Judío México e Israel.- Una vez aclarado lo dicho, me sumerjo en el tema de hoy: La gente metiche, esa que le encanta hablar de los demás sin el más mínimo cuidado del daño que pueden ocasionar, pero antes, hagamos el diagnóstico de la enfermedad, de ese padecimiento tan asqueroso que nos hace ver como una sociedad que deja mucho que desear.

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Resulta que como comunidad es habitual seguir un mismo estilo de vida, sin embargo, cuando algo sale de lo ordinario llama nuestra total atención, el instinto morboso se despierta y en cuestión de segundos ya están los oídos abiertos y la lengua suelta, lista para colaborar con ese ejercicio tan nocivo que es el chisme destructivo, ¿dije destructivo? ¡qué más da! es inevitablemente divertido.

“Que esta chava le puso el cuerno a su esposo y ya se van a divorciar”, “que esos hermanos se están destrozando por la herencia de sus padres”, “que a ese señor le ha ido mal en el negocio y ya está casi en la calle”, “que ese adolescente está metido en drogas y tiene a toda la familia hecha un desastre”.

¿Sabes que es lo triste de este tema?

Yo te lo voy a explicar: Tal vez la chava no fue infiel, sino que más bien, esa pareja se está divorciando y el culpable es él. Tal vez esos hermanos no se están destrozando por la herencia, tal vez ese tema está más que resuelto y las discusiones se debieron a otro tema. Tal vez ese señor no está casi en la calle, ni la familia de ese adolescente hecha un desastre, tal vez todo es producto de una información que ha ido modificándose.

“Si el río suena es porque agua lleva” esa frase sin duda es correcta, pero con el tema de los chismes funciona siempre de la misma manera: empieza con un dato cierto que al irse difundiendo va sufriendo alteraciones, exageraciones o mutaciones que en palabras
simples llamaríamos: “teléfono descompuesto”.

El problema de colaborar con un chisme no es sólo cuestión moral, el problema es que en verdad afectamos la vida de las personas sin ninguna piedad. Si alguna vez te ha tocado que seas tú el que está en el centro del huracán, ya has pasado por el terrible sentimiento que es estar en boca de los demás, pero más allá de tratar de crear en ti una consciencia sobre el tema, quiero hacerte reflexionar sobre algo trascendental:

Tu familia está llena de seres queridos, puedo asegurar que amas profundamente a tus padres, hermanos, esposo, esposa o hijos. Como la tuya, hay miles de familias más en nuestra comunidad, que tratan de avanzar por este viaje llamado vida que sin duda, a veces se complica. Educar hijos no es sencillo y mantener una reputación impecable es un esfuerzo constante, así que sí, es de humanos tropezar, no seas poco piadoso cuando escuches un rumor de alguien más, el protagonista del rumor está pasando por momentos difíciles y abstenernos de juzgar es la mejor manera de ayudar, no olvides que el día de mañana podrías ser tú el que esté en ese lugar.

Te lo pongo de esta manera:

¿Tienes hijos pequeños? No te sientas inmune, el día de mañana uno de tus chiquitos podría salirte con una noticia poco convencional: ¿Qué tal que uno de ellos resulta homosexual? ¿O qué tal que de pronto te encuentras con la novedad de que un hijo está pasando por terribles problemas de adicciones nada fáciles de solucionar? O por último: ¿Qué tal que tu princesita se convierte en una adolescente mal portada, cuyas travesuras incluyen una vida sexual irresponsable e incontrolada?

Por favor, todos tenemos techo de cristal, y mientras seamos humanos todos podemos caer en una situación vergonzosa en la que lo menos que queremos son las críticas de los demás. No te sientas inmune, tu matrimonio estable puede estar envuelto en un escándalo el día de mañana haciéndote sentir completamente vulnerable. Si tienes la suficiente experiencia ya sabes que todo tipo de problemas pueden llegar a nuestra vida de una manera sorpresiva, así que cuando alguien esté pasando por momentos difíciles, sea culpable o no, mostremos un poco de piedad, en señal de que dentro de nosotros hay un corazón.

Si todo esto te sonó demasiado moralista es porque no has vivido nada que despierte en ti un poco de empatía. Ya llegarán a tu vida los problemas, las situaciones difíciles y las vergüenzas, entonces sabrás lo que se siente que las personas hablen de ti sin respeto y sin la más mínima cautela.

 

 

 

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