Enlace Judío México e Israel.- No obstante el éxito reciente de Hamás en desbordar parcialmente a Cúpula de Hierro, ha fallado en lograr uno de sus principales objetivos: no ha hecho nada para tener éxito en animar a la población árabe en Ramala y Hebrón para que se levanten, ya sea contra Israel o la Autoridad Palestina (AP).

HILLEL FRISCH

Ha sido doloroso y frustrante observar la disipación total de la disuasión efectiva que Israel utilizó para lograr en Gaza durante tres grandes rondas de conflicto (especialmente en el 2014).

Después de tres años y medio de calma, Hamás y la Yihad Islámica lanzaron cuatro ataques masivos con misiles a raíz de la decisión errónea de Israel de tolerar la “Campaña del Retorno” que comenzó a fines de marzo del 2018. Para empeorar las cosas, Israel se ha permitido sucumbir ante un chantaje extorsivo.

Cualquier buena estrategia está basada inevitablemente en maximizar la ventaja relativa de tu lado. La ventaja de Israel sobre Hamás y sus aliados es clara. Posee poder de fuego masivo y exacto, y – comparado con Gaza, al menos – posee profundidad estratégica.

Esta es la base para la sabiduría de involucrar a Hamás en rondas masivas de guerra en vez de rondas de intercambio sin valor. Sin importar lo precisos que puedan ser los misiles de Hamás, no pueden competir con la precisión de la Fuerza Aérea de Israel. Hamás está teniendo cada vez más éxito en desbordar al sistema Cúpula de Hierro a través de lanzamientos múltiples, pero aun en su máxima efectividad, estos misiles sólo pueden golpear edificios y causar daño parcial. Los ciudadanos que se resguardan en refugios salen generalmente ilesos físicamente.

Por el contrario, Israel tiene éxito en golpear con precisión a los chicos malos en motocicletas y, cuando es necesario, pulverizar un edificio – entero.
El castigo que impone la F.A.I. tiene lugar en un espacio de 360 kilómetros cuadrados. Hamás y sus aliados atacan con menor precisión en dos veces el espacio cuando es incluida Ashkelon y ocho veces el área si los ataques incluyen a Ashdod y Beersheba.

En las tres rondas masivas, el número de bombas igualó el número de ataques con misiles. La diferencia radica en la precisión de la carga explosiva – casi 100% para Israel, menos del 1% para Hamás – y la carga explosiva misma, la cual es de bombas de 250 kilos contra misiles que llevan una carga explosiva de 25 kilos.

Teniendo en cuenta el área pequeña de Gaza, la diferencia en la precisión de la carga explosiva, y la diferencia en el tamaño de la carga explosiva, el castigo impuesto en Gaza es miles de veces mayor que en Israel.

En la ronda menor, Hamás se jactó del castigo psicológico sufrido por los israelíes. La verdad es que el castigo psicológico sufrido por la población de Gaza es mucho mayor.

La diferencia en la magnitud del castigo explica por qué Hamás y la Yihad Islámica lanzaron menos misiles después de cada ronda masiva y por qué después de la tercera y más punitiva, Israel logró tres años y medio de calma. Los nietos de los líderes de Hamás, como los niños israelíes, sufren ansiedad tremenda y mojan la cama – difícilmente puede ser de otra manera, considerando con lo que han crecido.

Temporalmente al menos, la estrategia de Israel es jugar para la ventaja de la otra parte. Esto no es nuevo. La práctica de sucumbir ante la extorsión plagó a los primeros pioneros sionistas mucho antes que su presencia fuera percibida como una amenaza por la elite árabe local.

Para agregar insulto a la injuria, el establishment militar israelí (y cada vez más Netanyahu y otros líderes del Likud) justifica este modelo de extorsión sobre la base de evitar una crisis “humanitaria.”

Sin duda, no hay forma de extender la ayuda humanitaria a la población de Gaza detrás de las espaldas de Hamás. Pero ninguna afirmación orwelliana puede negar el hecho simple que cualquier concesión en importar materiales de doble uso dentro de Gaza aumenta las capacidades de Hamás y la Yihad Islámica, y por lo tanto aumenta el dolor que pueden infligir sobre Israel. El último ataque demostró claramente este hecho.

Permitir que la ayuda inyecte a Gaza grandes ingresos  para Hamás, y las importaciones de materiales de doble uso aumentan su poder de fuego. En el 2014, hicieron falta 300 misiles para matar a un israelí. En el ataque reciente, hicieron falta 180.

Al instante en que los dólares cataríes llegan a Gaza, Hamás puede pagar más fácilmente por sus ataques normales contra la valla y castigar a la población israelí que vive junto a ella.

¿Entonces dónde está el brillo de luz?

Los alborotos del “retorno” de Hamás han fallado completamente en animar a los palestinos cisjordanos para atacar ya sea a Israel o a la AP.

Hamás esperaba que los alborotos borrarían los efectos de su captura de Gaza en el 2007, la cual dividió a una población palestina anteriormente unida.

El fracaso de los recientes desmanes conmemorando la Nakba – los palestinos cisjordanos no protestaron ni contra Israel ni contra la AP – sugiere que Hamás continúa empañado con el pecado de haber dividido al pueblo palestino y debilitado a la causa.

Extorsionar a Israel también lleva un costo para Hamás y la Yihad Islámica. El objetivo de ambos movimientos es “liberar” Palestina. Comerciar treguas a cambio de dinero y sustituir cada vez más el léxico defensivo – “si Israel ataca, será golpeada más duro” – por el discurso de “liberar Palestina desde el río al mar” da la sensación de que Hamás está tomando el camino de Fatah, el movimiento denigra y afirma haber tenido éxito.

Siempre hay esperanza que el PM Netanyahu regrese a la estrategia correcta de golpear duro y masivamente para lograr que el dolor acumulado lleve a Hamás a terminar la opción de la violencia, como hicieron los estados árabes y Fatah antes que él.

 

*El Prof. Hillel Frisch es profesor de estudios políticos y estudios meso-orientales en la Universidad de Bar-Ilan e investigador principal asociado en el Begin-Sadat Center for Strategic Studies.

 

 

 

Fuente: The Begin-Sadat Center for Strategic Studies
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.