Enlace Judío México e Israel.- Trump ha restablecido la credibilidad estadounidense. Ahora tiene que mantenerla.

MICHAEL MAKOVSKY

La política del Presidente Trump para Irán hasta ahora ha sido eficaz en mantener desequilibrado al régimen. Trump se distinguió especialmente por desafiar la opinión convencional y retirarse del Plan Integral de Acción Conjunto (JCPOA), el acuerdo nuclear del 2015 con Irán, e imponer dolorosas sanciones económicas, las cuales recortaron las finanzas de Teherán y exacerbaron las presiones internas.

Pero la dependencia estadounidense en las sanciones, las cuales Irán ha sorteado en el pasado, señala una falta de voluntad para la confrontación. Teherán está contraatacando. Primero, anunció que dejaría de acatar ciertas restricciones del JCPOA sobre su programa nuclear. En segundo lugar, a pesar de las advertencias de Trump y el rápido despliegue de activos estadounidenses en la región, fuerzas apoyadas por Irán sabotearon a buques petroleros fuera de la costa emiratí, un oleoducto saudí, y lanzaron un cohete que cayó cerca de la Embajada de Estados Unidos en Bagdad.

En tercer lugar, Irán siguió con su discurso desafiante. Trump advirtió, “si Irán quiere luchar, eso será su fin” — pero ocho días después descartó cualquier posibilidad de conflicto, aclarando que “no estamos buscando el cambio de régimen.” Teherán actuó como si hubiese tenido éxito en poner en evidencia la fanfarronada del presidente. “Los estadounidenses no están dispuestos y son incapaces de llevar a cabo acciones militares contra nosotros”, afirmó un asistente militar del Líder Supremo Ali Khamenei.

La disuasión requiere que Trump mantenga la credibilidad estadounidense. De lo contrario, Irán intensificará su comportamiento agresivo y aumentará su campaña nuclear, haciendo más probable el conflicto. De manera más inmediata, Estados Unidos debe tomar represalias con acción militar precisa contra activos iraníes cruciales.

Fundamentalmente, la administración Trump debe hacer del “colapso del régimen” su objetivo estratégico general. Ese fue el objetivo original de la contención contra la Unión Soviética, y traería coherencia muy necesaria a la política estadounidense contra Irán. No conlleva una guerra de “cambio de régimen” al estilo de la de Irak, pero involucra esfuerzos por replegar la expansión regional de Irán.

Mínimamente, esto significa incrementar el apoyo a los aliados regionales en las líneas del frente, incluidos Israel, Jordania y los kurdos sirios. Para Israel, eso debe incluir asignar por anticipado los nueve años restantes del acuerdo de ayuda para defensa de Estados Unidos, dando al Estado judío mejores herramientas antes del potencial gran conflicto en Líbano, Siria e Irán. Podría incluir posicionar dos destructores de defensa contra misiles en Haifa (siempre que Israel aborde las preocupaciones estadounidenses acerca del rol de China allí). Una política más firme involucraría también aplicar las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas interceptando misiles y drones iraníes dirigidos a Yemen, e interceptando armas dirigidas a Hezbolá y a los satélites iraníes en Siria.

A Trump le dieron una mano muy mala en Irán. El Presidente Obama debilitó la credibilidad de Estados Unidos al fallar en sostener su línea roja en Siria y aceptar el JCPOA. Pero Trump se las ha arreglado para poner a Teherán a la defensiva. Ahora su política está siendo puesta a prueba. La forma en que responda tendrá un impacto significativo en los intereses estadounidenses en el Medio Oriente y más allá.

 

*Michael Makovsky, funcionario del Pentágono en la administración George W. Bush, es presidente del Instituto Judío para Seguridad Nacional de Estados Unidos.

 

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.