Enlace Judío México e Israel.- Las tensiones ruso-iraníes plantean la posibilidad de un acuerdo entre Estados Unidos, Israel y Rusia sobre Siria.

DR. JAMES M. DORSEY

Con Israel a punto de albergar una reunión sin precedentes de los asesores en seguridad nacional de Estados Unidos, Rusia, e Israel, los esfuerzos de esta semana por parte del ministro del exterior alemán Heiko Maas y del primer ministro japonés Shinzo Abe por mediar entre Estados Unidos e Irán podrían probar ser un simple acontecimiento secundario. La reunión de los asesores en seguridad nacional, contra el contexto de las fuerzas sirias y rusas bombardeando Idlib, el último gran bastión de los rebeldes sirios, asume una significancia agregada con las tensiones surgiendo en las relaciones entre Moscú y Teherán.

Cientos han resultado muertos y miles desplazados en los últimos ataques de fuerzas sirias y rusas en la región norteña de Idlib. Esas fuerzas no se han frenado de atacar hospitales y áreas residenciales.

En lo que pueden ser órdenes en marcha para su asesor en seguridad nacional John Bolton, el Presidente Donald Trump tuiteó la semana pasada: “Escuchando que Rusia, Siria y, en menor medida Irán, están bombardeando infernalmente la provincia de Idlib en Siria, y matando indiscriminadamente a muchos civiles inocentes. El mundo está observando esta carnicería. ¿Cuál es el propósito, qué obtendrán? ¡DETENGANSE!”

Aunque pocos esperan que la reunión de los asesores este mes en Jerusalén produzca resultados inmediatos, los funcionarios estadounidenses e israelíes esperan que podría preparar el terreno para un acuerdo que debilitaría más los vínculos rusos con Irán y reduciría, aunque no terminaría, la presencia de Irán en Siria.

Entre las múltiples situaciones siendo volcadas, algunos analistas creen que un posible acuerdo podía involucrar a Rusia empujando a Irán fuera de Siria, una demanda clave estadounidense e israelí, a cambio del levantamiento de al menos algunas sanciones estadounidenses y europeas contra Rusia y la aceptación del régimen del presidente sirio Bashar Assad por parte de Estados Unidos.

El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu rechazó una propuesta rusa similar en noviembre pasado.

“El hecho de que los rusos vean valor en estas conversaciones, que estén dispuestos a hacerlo públicamente, pienso que es en sí mismo bastante significativo. Y entonces estamos esperanzados de que ellos estén viniendo a la reunión con algunas propuestas nuevas que nos permitirán hacer progreso,” dijo un alto funcionario de la administración Trump.

Los funcionarios sugieren que un rechazo ruso reciente de vender a Irán su muy avanzado sistema de misiles S-400 porque podría alimentar las tensiones regionales, tanto como la tácita aquiescencia rusa a los ataques militares israelíes contra objetivos iraníes y la milicia chií libanesa Hezbolá en Siria, podría abrir la puerta a un acuerdo potencial.

Irán ha negado buscar adquirir el sistema ruso, mientras Rusia ha demandado oficialmente que Israel detenga sus ataques y respete la soberanía siria.

Las discusiones de Bolton con el asesor israelí en seguridad nacional Meir Ben-Shabbat y Nikolay Patrushev, jefe del Consejo de Seguridad de Rusia, no podían llegar en un momento peor para Irán. La República Islámica está luchando para desalentar el efecto de las duras sanciones estadounidenses luego de la retirada el año pasado de la administración Trump del acuerdo internacional del 2015 que torció su programa nuclear.

Los analistas Udi Dekel y Carmit Valensi argumentaron en un informe publicado el mes pasado por el Instituto para Estudios de Seguridad Nacional con sede en Tel Aviv que a pesar de declaraciones públicas en contrario, Rusia, como Israel, rechaza una retirada de las fuerzas de Estados Unidos de Siria.

Después de anunciar una retirada completa en febrero, Trump ha acordado desde entonces mantener a varios cientos de tropas estadounidenses en el país.

Dekel y Valensi dijeron que una retirada estadounidense fortalecería a Irán y forzaría a Rusia a permitir a Irán asumir el control de los campos petroleros en el este del país.

Escribiendo en Haaretz, el columnista Zvi Bar’el sugirió que Rusia e Irán difieren sobre el final de juego en Siria. “Rusia no tiene intención de devolver Siria simplemente al control de Assad,” dijo Bar’el. El agregó que Rusia ve a Siria como una base a partir de la cual forjar vínculos más estrechos con el Golfo y Egipto.

Irán, por el contrario, espera capitalizar su inversión masiva en Siria para mantener su influencia en Líbano, contrarrestar las ambiciones regionales saudíes, y obtener acceso al Mediterráneo.

Montones resultaron muertos en enfrentamientos entre las milicias pro-iraníes y fuerzas rusas en Alepo y Deir az-Zor en abril. El mes pasado las fuerzas rusas quitaron a las milicias chiíes de áreas cercanas a los aeropuertos internacionales de Alepo y Damasco.

Ibrahim Badawi, un columnista sirio identificado con el régimen de Assad, informó que las fuerzas de seguridad rusa y siria habían arrestado a activistas pro-iraníes.

Badawi dijo además que había sido ideado un reajuste reciente de los escalones superiores del aparato de seguridad estatal sirio para debilitar la posición de Maher Assad, el hermano del presidente y comandante de su Guardia Republicana tanto como la elitista Cuarta División Blindada del ejército. Se cree que Maher Assad es cercano de Irán.

Rusia e Irán están “cada uno…esforzándose por fortalecer su influencia en el aparato de seguridad sirio y en las milicias que están luchando en el terreno, mientras debilita la influencia y presencia de la otra parte…Las discrepancias [una vez] ocultas entre los aliados de Siria están ahora al descubierto. Ya no es más un secreto que Rusia, en respuesta a una demanda clara del Golfo, aspira a debilitar la influencia de Irán,” escribió Badawi.

Una posible prueba de fuego del potencial de las conversaciones entre los asesores en seguridad nacional puede ser si Rusia accede a una solicitud israelí de no dar a Siria control total del sistema anti-misiles S-300, el equivalente de las baterías estadounidenses Patriot, el cual Moscú ya ha vendido y entregado.

Los funcionarios israelíes han advertido a sus homólogos rusos que una vez controlados totalmente por las fuerzas sirias, los S-300 serían un objetivo legítimo.

Israel y Rusia acordaron hace cuatro años coordinar acciones militares sobre Siria a fin de evitar intercambiar fuego accidentalmente.

Israel, sin embargo, el año pasado rechazó una oferta rusa de asegurar que las fuerzas iraníes no se moverían dentro de 100 kilómetros de los Altos del Golán, los que fueron ocupados por Israel durante la guerra de 1967 y reconocidos como territorio israelí por Estados Unidos. Aceptar la oferta rusa habría equivalido a la aceptación tácita de una presencia iraní en Siria.

Dekel y Valensi notaron en su informe que las fuerzas israelíes habían reducido el número de ataques contra objetivos iraníes en Siria en un intento por mejorar las posibilidades de explotar las tensiones ruso-iraníes.

“Hay una ventana de oportunidad que permite a Israel tratar…con Rusia y Estados Unidos…de formular y conseguir intereses compartidos que tiene con las dos superpotencias, lo más importante incrementar la estabilidad  e instituir reformas gubernamentales en Siria, junto a reducir la influencia iraní allí,” dijeron Dekel y Valensi.

 

*El Dr. James M. Dorsey es Asociado Principal no residente en el BESA Center, es miembro principal de la Escuela S. Rajaratnam de Estudios Internacionales en la Universidad Tecnológica Nanyang de Singapur y co-director del Instituto para Cultura Fan de la Universidad de Würzburg.

 

 

Fuente: The Begin-Sadat Center for Strategic Studies
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.