Enlace Judío México e Israel – Un estudio pionero realizado por investigadores israelíes sugiere que los microbios intestinales pueden tener un efecto directo en el curso de la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), la enfermedad neurodegenerativa incurable y mortal también conocida como enfermedad de Lou Gehrig que afectó al físico Stephen Hawking.

ABIGAIL KLEIN LEICHMAN

El estudio publicado en la revista Nature, realizado por investigadores del Instituto Weizmann de Ciencias, reveló que el avance de una enfermedad similar a la ELA en ratones de laboratorio disminuyo con la administración de ciertas cepas de microbios intestinales o sustancias que se sabe que son secretadas por estos microbios.

El proyecto de investigación fue impulsado por las crecientes pruebas del efecto del microbioma intestinal en las funciones cerebrales y la enfermedad neurodegenerativa. Se requiere una investigación adicional para determinar si la regulación del microbioma intestinal podría tener el mismo efecto en pacientes con ELA.

“Nuestro objetivo científico y médico es esclarecer el impacto del microbioma en la salud y las enfermedades humanas, y el cerebro es una nueva frontera fascinante”, señaló el profesor Eran Elinav, del Departamento de Inmunología de Weizmann.

Los científicos en el laboratorio de Elinav, en colaboración con colegas en el laboratorio del profesor Eran Segal del Departamento de Informática y Matemáticas Aplicadas, demostraron por primera vez que los síntomas de una enfermedad similar a la ELA en ratones empeoraron después de que recibieran antibióticos para eliminar una porción sustancial de su microbioma.

Además, los científicos encontraron que los ratones propensos a la ELA tenían dificultades para sobrevivir cuando crecían en condiciones libres de gérmenes en las que no podían desarrollar un microbioma intestinal.

A través de métodos avanzados de computación, el equipo de investigación identificó 11 cepas microbianas que se alteraron en ratones propensos a la ELA a medida que la enfermedad avanzaba o incluso antes de que los ratones desarrollaran síntomas manifiestos.

Los científicos aislaron estas cepas microbianas y las administraron una por una a los ratones propensos a ELA, luego de un tratamiento con antibióticos para eliminar su microbioma. Una cepa particular, Akkermansia muciniphila, retrasó significativamente el avance de la enfermedad en los ratones y prolongó su supervivencia.

A fin de revelar el mecanismo por el cual Akkermansia puede estar produciendo su efecto, los científicos examinaron miles de pequeñas moléculas secretadas por los microbios intestinales. Se concentraron en una molécula llamada nicotinamida (NAM) y encontraron que sus niveles en la sangre y en el líquido cefalorraquídeo de ratones propensos a ALS se redujeron tras el tratamiento con antibióticos y aumentaron después de que los ratones recibieron suplementos de Akkermansia, que puede segretar nicotinamida.

Para confirmar que la nicotinamida es una molécula secretada por un microbioma que podría dificultar el curso de la ELA, los científicos la administraron continuamente a los ratones propensos a la ELA. La condición clínica de estos ratones mejoró significativamente. Los estudios cerebrales mostraron que la sustancia parece haber mejorado el funcionamiento de sus neuronas motoras.

Los investigadores examinaron los perfiles de microbioma y metabolito de 37 pacientes con ELA y los compararon con los de familiares cercanos.

Encontraron que los microbiomas intestinales de los pacientes con ELA eran distintos de los de sus familiares sanos en su composición y características funcionales, y que los genes microbianos involucrados en la síntesis de nicotinamida se suprimieron significativamente en los pacientes con ELA.

Un análisis de miles de pequeñas moléculas en la sangre también reveló un patrón distinto en pacientes con ELA. Aquí también, muchas de las moléculas intermedias involucradas en la síntesis de nicotinamida se alteraron en la sangre de los pacientes con ELA.

Además, descubrieron que los niveles de nicotinamida se redujeron significativamente tanto en la sangre y en el cerebro de 60 pacientes con ELA en comparación con los controles. Además, hubo una correlación entre la reducción de los niveles de nicotinamida y el grado de debilidad muscular en los pacientes.

“Estos hallazgos son sólo un primer paso para lograr una comprensión integral de los posibles efectos del microbioma en la ELA, pero sugieren que en el futuro, se pueden aprovechar varios medios para alterar el microbioma con el fin de desarrollar nuevas opciones terapéuticas para la enfermedad”, concluyó Elinav.

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