Enlace Judío México e Israel.- Rosh Hashaná en Buenos Aires.

GUIDO MAISULS

Estamos transcurriendo septiembre y mientras sentimos que el tiempo se nos escapa de las manos como diminutos granos de arena entre nuestros frágiles dedos ocurre algo extraordinario.

De pronto nace de la nada, una brillante luz que da vida en nuestros adormecidos sentidos de la percepción, un brillante letrero dorado con una sorpresiva leyenda:

Rosh Hashaná 5780 – 2019. Desde la tarde del domingo 29 de septiembre hasta la tarde del martes 1 de octubre”.
Rosh Hashaná, cabeza del año, ראש השנה‎

De muy joven me preguntaba qué evento importante conmemoramos en esta popular cabeza del año, en este primer día de Tishrí, en este volver a empezar. Y la respuesta oficial que obtuve fue muy sencilla y literal:

Hace 5771 años atrás, en este preciso día, Dios creó a Adam Harishón (Adán) y su mujer Javá (Eva). Este primer día de Tishrí es el cumpleaños 5780 del ser humano.

“Y formó el Eterno Elokim al humano, polvo de la tierra. Y sopló (vaipak) en sus narices aliento de vida, y el humano llegó a ser un ser viviente” (Bereshit / Génesis 2:7).

Pero realmente: ¿Quiénes somos los seres humanos?

Me explicaba mi querida e inolvidable abuela Sara: “puedes estudiar, trabajar, viajar, amar, vivir y soñar, puedes hacer todo lo que desees y lo que sientas pero al final deberás ser nada más y nada menos que un mentch, un ser humano íntegro y derecho”

Hoy, yo ya descubrí quiénes somos y el saberlo me hace muy feliz, me hace sentir realizado, somos lo que siempre deseamos y pudimos llegar a ser. Somos “seres humanos”.

“Amado es el ser humano, pues fue creado a imagen de Dios…” Rabbí Akiva (Mishna Avot 3:14)

Desde entonces transcurren inexorablemente nuestras humanas vidas por todos los misteriosos y repetitivos senderos de la historia, los cotidianos caminos de todos los días, de todas las generaciones, incluida la nuestra:
“Generaciones van y generaciones vienen, más la Tierra permanece siempre igual. El Sol se levanta, y se pone el Sol, y vuelve a su lugar y nace de nuevo. Lo que fue y lo que ha de ser, lo que se hace, eso se volverá a hacer. No hay nada nuevo bajo el Sol.” Eclesiastés 1:4

Todo tiene un principio, todo tiene un final, todo lo que empieza algún día siempre termina en algún lugar pues la vida nunca fue una historia sin final.

“A toda cuestión le he visto final”,

David (Tehilim 119:96)

Entonces, ¿Para qué transcurro mis días en este mundo? ¿Cuál es mi misión en la vida?

Es oponerme activamente a todas las injusticias que percibimos en nuestra rutina cotidiana, es trabajar incansablemente desde mis imperfecciones y debilidades para ser una luz entre las naciones, es atreverme desde mis humildes lugares a hacer de este mundo un lugar realmente digno de ser vivido.

¡SHANÁ TOVÁ UMETUKÁ!

¡Un año bueno y dulce!

 

Fuente: identidades.com.ar