Enlace Judío México e Israel.- Uno de los detalles menos observados del relato de la creación es que el primer día, cronológicamente hablando, no comienza en el primer versículo de la Torá.

RAB YOSEF BITTON

Si bien desde el punto de vista del texto bíblico el primer día de la creación incluye los versículos 1 y 2, el DIA UNO comienza con la aparición de la luz, en el versículo 3. ¿Por qué? Porque el DIA UNO está determinado por la transición día/noche. Por lo tanto, los dos primeros versículos de la Torá corresponden a lo que yo llamaría DIA CERO de la Creación. Esta primera reflexión nos puede ayudar, entre otras cosas, a comprender mejor la complejidad del tema tiempo. El tiempo que transcurrió desde el DIA UNO excluye el tiempo indeterminado que pasó desde el primer acto de creación (versículo 1), que describe la gestación y expansión del universo, hasta la aparición de la luz (versículo 3).

Veamos ahora las palabras del primer versículo.

BERESHIT (En el principio…):

Esta palabra no quiere decir “En el principio” sino que literalmente significa: “En el principio de….”. Pero en lugar de estar seguida por un sustantivo (En el principio del tiempo, etc.) está seguida de un verbo, “creó”, el pretérito perfecto del verbo crear. Lo que hace esto más complejo es que la palabra hebrea BERESHIT está señalizada por un signo que representa una coma (el ta’am tarjá). La combinación del genitivo y una coma, algo no solo inusual sino contradictorio, me lleva a sugerir que la palabra BERESHIT debería ser entendida de un modo reflexivo. Algo así como “En el principio del….principio”. Es decir, cuando nada más que Dios existía, ni siquiera átomos o alguna materia prima en estado caótico, como sugirió el filósofo griego Platón.

BARA (creó):

La segunda palabra, BARA, confirma la explicación de la primera. BARA se utiliza para indicar una creación exclusivamente divina; la creación ex-nihilo, a partir de la nada. Hay que notar que si bien comprendemos en general las dos ideas expresadas en estas dos palabras — “En el principio…”, antes que exista la materia o el tiempo; y “crear” traer a la existencia algo a partir de la nada — estas ideas son absolutamente incomprensibles para nuestro limitado entendimiento. Este es el aspecto esotérico o místico del relato de la creación, que la inexistencia del tiempo o la creación a partir de cero, son conceptos inalcanzables para la mente humana.

ELOQIM (Dios):

Esta es la palabra más relevante de este versículo. El mensaje principal de la Torá es que el mundo no se creó solo, como un acto cuántico accidental. Dios es el Creador del Universo. Esto es fundamental porque si el mundo tiene un Creador, la creación tiene un propósito, y viceversa.

ET HASHAMAYIM (Los cielos):

Maimónides explica que las palabras de la Torá no son complicadas respecto a su significado literal. La dificultad está en que el sentido semántico de la palabra cambia según el contexto en el cual ésta aparece. En el relato de la creación, la palabra shamayim, literalmente “cielos”, aparece en contextos diferentes. Generalmente se refiere al cielo visible, iluminado u oscuro. También puede referirse al sistema solar: el sol, la luna y los planetas que mantienen a la Tierra en su privilegiada ubicación que permite la existencia del agua líquida. En nuestro caso, primer versículo de la Torá, el sentido de esta palabra cubre al universo de una manera exhaustiva. Con una sola excepción: la Tierra.

VEET HAAERETS (y la Tierra).

Esta palabra alude obviamente a nuestro planeta y nos ayuda a comprender mejor la extraordinaria magnitud del primer acto de creación. Por el momento se calcula que el universo incluye más de 100 billones de galaxias. Cada galaxia contiene 100 billones de estrellas y cada estrella, un número indeterminado de planetas (nuestra estrella, el sol, tiene 8 o 9) y cada planeta, tomando en cuenta nuestro sistema solar puede tener entre 1 y 50 satélites (lunas). Todo este inimaginable número de cuerpos celestes está descrito con una sola palabrita “hashamayim”: el universo. Pero lo más interesante, creo, es que la Torá destaca con una palabra separada a un planeta cuantitativamente insignificante pero que tendrá el privilegio de ser acondicionado por el Creador para albergar la vida y la humanidad. A partir del segundo versículo “los cielos” ya no serán modificados más y la Torá se va a concentrar exclusivamente en nuestro planeta, como lo explicaremos BH más adelante.

Para resumir: el primer versículo de la Torá describe la creación de todo el universo, toda la materia existente, incluyendo nuestro planeta, ¿Y qué excluye el primer acto de creación? El planeta Tierra será modificado en los próximos 4 días para finalmente albergar los dos elementos no incluidos en el primer acto de creación: la vida, QUINTO DIA, y la inteligencia humana (nefesh, neshamá), SEXTO DIA.

Continuará.

 

 

Fuente: halajá.org