Enlace Judío México e Israel – El primer ministro del Líbano Saad al-Hariri anunció su renuncia este martes en medio de protestas sin precedentes contra la élite gobernante a la que muchos acusan de corrupción.

Su dimisión desafiará al grupo terrorista chiíta Hezbolá, cuyo líder, Sayyed Hassan Nasrallah, ha expresado su oposición a tal medida ante el riesgo de un vacío peligroso.

Partidarios de Hezbolá y su aliado chiíta Amal atacaron a manifestantes derribando sus tiendas de campaña y obligándolos a salir de una barricada que habían instalado en Beirut.

Los simpatizantes de Hezbolá y Amal se desplegaron en el centro de la ciudad gritando “chiítas, chiítas” en referencia a sí mismos y maldiciendo a los manifestantes que llaman a la revolución.

La semana pasada, Hariri intentó de calmar la ira popular a través de un conjunto de reformas acordadas con otros grupos en su gobierno de coalición, incluyendo a Hezbolá para abordar la corrupción y e implementar las iniciativas económicas que se han retrasado.

Pero sin medidas inmediatas para promulgar las reformas, no satisficieron a los manifestantes cuyas demandas incluyen la renuncia de su gobierno de coalición.

Las protestas a nivel nacional han paralizado al Líbano en un momento de profunda crisis económica: los bancos permanecieron cerrados desde hace casi dos semanas, junto con las escuelas y empresas, y la libra libanesa se debilitó en el mercado negro.

La semana pasada, un informe de la agencia de calificación crediticia S&P advirtió de la situación financiera. El gobernador del Banco Central, Riad Salameh, pidió el lunes una solución a la crisis para restaurar la confianza y evitar un futuro colapso económico.

El primer ministro ha estado presionando a sus socios en el gobierno, incluyendo a Hezbolá y al presidente Michel Aoun, para llevar a cabo una importante remodelación del gabinete a fin de apaciguar a los manifestantes, pero se ha topado con una fuerte oposición, dijeron fuentes políticas.

En las últimas 48 horas se produjo una importante disputa entre Hariri y otros grupos de su gabinete, y sus oponentes lo acusan de favorecer a los manifestantes y no permitir que las fuerzas de seguridad los saquen de las calles, añadieron.

Los manifestantes bloquearon las vías durante varios días, como parte de las protestas masivas contra la corrupción desenfrenada y las terribles condiciones económicas.

Partidarios de Hezbolá se enfrentan a policías libaneses durante una protesta en Beirut, Líbano, el 29 de octubre de 2019. Bilal Hussein, AP

Las multitudes a favor de Hezbolá y Amal corearon en apoyo del líder de Hezbolá, Nasrallah, y del presidente del Parlamento, Nabih Berri, jefe de Amal, mientras se enfrentaban a los manifestantes.

Nasrallah pidió la semana pasada que se despejaran las carreteras y dijo a sus partidarios que no participen en las protestas que han paralizado el país desde el 17 de octubre.

La televisión de Hezbolá al-Manar, que retransmitió en directo los enfrentamientos del martes, los describió como “una gran lucha” tras un “intento de los ciudadanos de abrir la carretera”.

Fuente: Haaretz / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico