Enlace Judío México e Israel.- No es difícil probar que el antisemitismo es una parte integral de la cultura occidental. Para ser claro: esto es radicalmente diferente que decir que todos los europeos son antisemitas. Pero los políticos y líderes occidentales casi nunca admiten esta realidad evidente acerca de las culturas de sus sociedades.

DR. MANFRED GERSTENFELD

Uno de los pocos europeos en haber declarado sin ambigüedades que el antisemitismo acecha dentro de la cultura occidental es el Arzobispo de Canterbury, Justin Welby. En el 2016 él escribió:

El antisemitismo es un mal insidioso. Los hábitos del antisemitismo se han estado escondiendo dentro de la cultura europea y británica por tanto tiempo como podemos recordar. En Inglaterra, durante fines del período medieval, la comunidad judía enfrentó persecución constante: Shylock, el gran villano de El Mercader de Venecia, fue un cliché de su época. Para la época en que Cromwell volvió a abrir Inglaterra al asentamiento judío bajo el Commonwealth en la década de 1650, el antisemitismo había mutado dentro del habla y cultura comunes. Es una verdad bochornosa que, a través de sus enseñanzas teológicas, la iglesia, la cual debió haber ofrecido un antídoto, empeoró la difusión de este virus.

El entretejido de siglos del antisemitismo dentro de la cultura occidental asoma en muchas forma. El antisemitismo contemporáneo contiene no sólo importantes elementos del antisemitismo medieval sino también manifestaciones más nuevas. En muchas ideologías, movimientos y corrientes intelectuales nuevos, las expresiones de antisemitismo salen finalmente al foro. El odio puede enfocarse sobre los judíos o sobre Israel. El fenómeno puede ser encontrado en una variedad de escenarios.

En el escenario de los derechos humanos, por ejemplo, el antisemitismo es visible de forma clara. El Consejo de Derechos Humanos de ONU (UNHRC) está en la cima de la lista de promotores del tipo más nuevo de antisemitismo, el apoyo al odio a Israel. Muchos de sus estados miembros son dictaduras. Hillel Neuer, director ejecutivo de UN Watch, lo resumió así: “El Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, localizado en Ginebra, tiene un ítem permanente en la agenda contra Israel. Israel es el único país elegido específicamente como blanco en toda reunión. Ni siquiera grandes abusadores de derechos humanos como China, Cuba, Pakistán, Arabia Saudita, Sudán, Siria o Zimbabue son sometidos a tal tratamiento.”

El feminismo es otro movimiento en el cual el antisemitismo se manifiesta con frecuencia. La profesora estadounidense emérita de psicología y estudios femeninos, Phyllis Chesler, ella misma una prominente feminista, fue invitada en el 2003 a hablar ante un público feminista principalmente afro-estadounidense e hispano-estadounidense en el Barnard College. Se le preguntó dónde se encontraba parada en la cuestión de las mujeres en Palestina. Chesler respondió que el Islam es el practicante más grande del mundo de apartheid de género y religioso en el mundo. Ella respaldó su declaración refiriéndose al velo forzado, matrimonio arreglado, poligamia, violencia basada en el honor, y asesinatos de honor en la sociedad palestina. Chesler dice, “Estalló un cuasi alboroto. Fui empujada fuera por mi seguridad. A estas feministas no les importaba Palestina, sino demonizar a Israel.”

La académica y feminista estadounidense Angela Davis, una ex Pantera Negra y comunista, es una incitadora anti-Israel extremista. Ella está entre los que han comparado el asesinato de un hombre afro estadounidense a manos de un policía blanco en Ferguson, MO con las acciones israelíes presuntas y completamente no relacionadas en Gaza.

La plataforma de Las Vidas Negras Importan, otro movimiento igualitario, acusa a Israel de genocidio.

Los enemigos de Israel entre los movimientos que se enfocan en los derechos de la comunidad LGBTQ acusan a menudo a Israel de “lavar de rosa,” que es la acusación de que la concesión de derechos iguales a la comunidad gay por parte de Israel es simplemente un medio para desviar la atención de su (presunta) discriminación contra los palestinos. En el 2017, los organizadores del desfile del Orgullo Gay en Chicago expulsaron a participantes que llevaban banderas con la Estrella de David.

Las poblaciones vegetariana y vegana están creciendo en número, y sus elementos ideológicos se están fortaleciendo. La comparación del sufrimiento infligido a los animales con los males del Holocausto es un tema recurrente. Ingrid Newkirk, fundadora de Gente para el Tratamiento Ético de los Animales (PETA), usó analogías del Holocausto en el año 1983: “Una rata es un cerdo, es un niño” y “Seis millones de personas murieron en campos de concentración, pero seis mil millones de pollos de engorde morirán este año en mataderos”. El término “Holocausto animal” ha sido recurrente en el material de PETA con los años, por lo cual la organización se disculpa ocasionalmente.

El entonces Director Nacional de la Liga Anti-Difamación (ADL) Abe Foxman dijo sobre esta práctica:

El esfuerzo por parte de PETA de comparar el asesinato sistemático deliberado de millones de judíos con la cuestión de los derechos de los animales es aborrecible. El esfuerzo de PETA para buscar ‘aprobación’ para su campaña ‘Holocausto en tu Plato’ es indignante, ofensivo y lleva el atrevimiento a nuevas alturas…Debemos oponernos al trato abusivo de los animales, pero éste no puede y no debe ser comparado con el Holocausto. El carácter único de la vida humana es el soporte moral para los que resistieron al odio de los nazis y otros listos para cometer genocidio incluso hoy.

El movimiento de derechos de los animales en Europa ha tenido éxito en prohibir la faena ritual judía en muchos países europeos. Los casos más nuevos son más difíciles para el movimiento porque se enfocan principalmente en la faena ritual musulmana. El movimiento de derechos de los niños, también, ataca a menudo la circuncisión no médica.

Al oponerse a la amenaza de genocidio por el uso de bombas atómicas, una expresión en el uso tradicional es “Holocausto nuclear.” En su declaración del 2007, el Presidente George W. Bush dijo que el programa nuclear de Irán amenazaba poner “una región ya conocida por la inestabilidad y la violencia bajo la sombra de un holocausto nuclear.” La frase es de uso común a través de internet, en películas, y en la ficción. Distorsiona radicalmente la singularidad del Holocausto, el cual fue precedido por un proceso neo-industrial complejo de discriminación, robo, y abuso físico de los judíos.

En el ámbito académico, el pos-colonialismo se ha vuelto una nueva categoría intelectual popular. En algún momento los enemigos de Israel comenzaron a llamarla una potencia colonial. Esta expresión nueva de antisemitismo ganó tracción y a menudo es usada por los izquierdistas contra Israel. El término es completamente inapropiado: El comportamiento de Israel no tiene ninguna relación con los crímenes masivos de los belgas, británicos, franceses, alemanes, portugueses, y españoles en sus colonias a lo largo de los siglos. Esas potencias invadieron y conquistaron sus colonias para hacer dinero de ellas. El pueblo judío hizo exactamente lo opuesto. No sólo retornó a su patria ancestral de la cual la mayoría de sus miembros (aunque de ninguna manera todos) habían sido exilados, en vez de invadir tierras foráneas, sino que invirtió grandes esfuerzos y sumas sustanciales de dinero y esfuerzos en revivir la tierra de su descuido y deterioro de largo tiempo. Pero, la falsedad absoluta de la comparación no ha hecho nada por obstaculizar a los enemigos de Israel en el mundo académico.
El antropólogo Philip Carl Salzman, quien enseña en la Universidad McGill de Montreal: “el pos-colonialismo no ilumina tanto a las personas, lugares y épocas de los que habla, sino más bien impone su discurso e intenta a través de argumentos ad hominem y partidistas silenciar a todos los otros.”

Otro concepto nuevo es la interseccionalidad, que trata de unir a los oprimidos en las sociedades contemporáneas a través de la etnia, género, y clase. Así como el himno de la izquierda del siglo XIX, La Internacional llamaba a los obreros a unirse, la interseccionalidad pide que las víctimas minoritarias se unan. La única minoría victimizada no invitada es el judío.

Nada de esto es decir que la mayoría de los promotores de derechos humanos, feministas, ideólogos veganos, académicos promoviendo la teoría poscolonial, y etcétera son antisemitas. Pero sus movimientos contienen grados significativos de antisemitismo –nuevos elementos de odio que se vinculan nuevamente con los anteriores.

Interconectado con todo esto está el concepto del mal absoluto en la sociedad contemporánea: cometer genocidio o comportarse como nazis. En un ejemplo extremo de la extensión en la cual el antisemitismo está entretejido en la cultura occidental, unos 150 millones de 400 millones de ciudadanos adultos de la UE creen que los israelíes se comportan como nazis con los palestinos o intentan exterminarlos.

El uso de la semántica ha sido resumido por el lingüista francés Georges-Elia Sarfati. Él dijo que las equivalencias falsas usadas contra Israel “son tan malvadas porque adjuntan las cuatro características negativas principales de la historia occidental en el último siglo – Nazismo, racismo, colonialismo e imperialismo – al Estado de Israel. Ellas se relacionan con un recuerdo colectivo y son memorizadas fácilmente.”

 

 

*El Dr. Manfred Gerstenfeld es Investigador Principal en el BESA Center y un ex presidente del Comité Directivo del Jerusalem Center for Public Affairs. Se especializa en relaciones israelíes–europeas occidentales, antisemitismo, y anti-Sionismo.

 

 

Fuente: The Begin-Sadat Center for Strategic Studies
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México