Enlace Judío México – Una de las formas en que el jasidismo dentro de su doctrina es ver más allá de las apariencias comunes. Los jasídicos buscan no sólo ver lo que tenemos en frente de nosotros sino la verdadera esencia espiritual que compone aquella cosa; la razón por la que D-os la puso ahí en primer lugar, la influencia que tiene en este mundo y el aprendizaje que arroja al hombre. Las siguientes historias recopiladas por Martín Buber nos muestran un poco el pensamiento de Rab. Dov Baer de Metzrich, conocido como el Gran Maguid, el sucesor directo del Baal Shem Tov. Para él una rana no era sólo una rana y el peso del pecado podía levantarse con la risa. Esperamos disfruten las historias.

La risa y los pecados

Durante su estadía en Meztrich, el rabino de Kolbishov vio a un hombre viejo aproximarse al Gran Maguid y pedirle que impusiera sobre el una penitencia para librarse de sus pecados. “Ve a tu casa” dijo el maguid, “escribe todos tus pecados en un pedazo de papel y traémelo.” Cuando el hombre le llevó la lista, el maguid, apenas y la vio. Le dijo “Ve a casa. Todo está en orden.” Sin embargo, después el rabino observó que el rab. Baer leía la lista y se reía de cada palabra. Esto lo molestó mucho, ¿cómo podía alguien reírse del pecado?

Durante décadas no podía olvidar el incidente, hasta que una vez escuchó a alguien citar al Baal Shem Tov, quien decía: “Es sabido que nadie comete un pecado al menos que un sinsentido tome posesión de él. ¿Pero qué hace un sabio cuando la tontería llega a él? Se ríe de ella y mientras ríe un aire de gentileza recorre el mundo. Lo que era rígido se derrite y lo que era una carga se vuelve ligero.” El rabino al escucharlo reflexionó y se dijo: “Ahora entiendo la risa del Gran Maguid.”

Frente al lago

Después de la muerte del maguid, sus discípulos se juntaron y hablaron de las cosas que hacía. Cuando llegó el turno de Rab. Schneur Zalman, él les preguntó: “¿Saben por qué nuestro maestro iba al lago todos los días al atardecer y se quedaba ahí por un momento antes de regresar a casa de nuevo?” No sabían por qué. Rab. Zalman continuó: “Estaba aprendiendo la canción con la que las ranas admiran a D-os. Toma mucho tiempo aprender esa canción.”

Fuente: Tales of the Hasidim