“Lo que está escrito en la frente, lo han de ver los ojos”

                                                                                                                          Proverbio árabe

May Samra para Enlace Judío México e Israel- En la guerra civil, yo fui ojos. Sólo ojos. Impotente, insuficiente, vulnerable. Los ojos poco pueden hacer, sólo llevar información hacia dentro, transmitir.

No pueden defender al cuerpo y a los cuerpos alrededor. Es más: pueden causar terror y paralizar dicho cuerpo. Es más: pueden fijar los recuerdos dolorosos y atesorarlos en rincones insospechados y dejarlos dormidos hasta que llegue la siguiente amenaza, la siguiente guerra. Entonces te dejan así, expuesta, con los brazos en alto.

Como buenos traidores, te entregan.

Y así, desorbitados, los ojos de tu mente van destilando el miedo, como un suero, hasta lo más recóndito de tus entrañas. Y no se cierran, ni para dormir y no se callan, estos ojos, y te dicen huye pero hacia dónde y te dicen detente pero tengo que hacer algo y te dicen no veo el enemigo pero lo atrapaste desde la punta de la uña, desde la brisa que te acarició la cara, desde tu pluma que mordiste al escribir.

Ya te llenó los pulmones de pus y de muerte.

Y a este enemigo no lo pudiste mirar a los ojos, ni suplicar por tu vida, ni siquiera seducirlo en un vano intento de librarla. Los ojos te dicen: no es como en tu pinche guerra civil donde podías salir de Líbano y en otro lado la vida seguía. No. Los ojos leen que, en otras partes del mundo, también reina el caos; que la Ciencia, ésta, con mayúsculas, está bajando los brazos; que los volcanes explotan, mueren los justos y aparecen falsos remedios y falsos profetas.

Pero los ojos también descubren el amanecer, la sonrisa de una amiga y las fotos de los niños.

Empujan los recuerdos y deciden su propia narrativa: quizás si me quedo quieta, si no me muevo, si me adormezco con Netflix y con Rivotril, si me callo, el virus seguirá su paso, como lo hicieron el dolor y la traición, la lucha y el duelo, la guerra y la humillación.

 Fatih Özenbaş

La autora sobrevivió la guerra civil que inició en 1975 en Líbano/ Fotos: Fatih Özenbaş/Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico