Enlace Judío México e Israel – Cuando llega el momento de hacer la cuenta del omer se nos dice que estamos contando los días que faltan para recibir la Torá y que cada día que contamos debe llevarnos a refinarnos y mejorarnos espiritualmente. Sin embargo, no se nos explica por qué se le llama la cuenta del “omer” ni realmente qué es “un omer” y qué relación tiene con la entrega de la Torá. A continuación trataremos de explicarlo.

¿Qué es un omer?

Lo primero es explicar qué significa la palabra “omer” y por qué le damos este nombre a nuestra cuenta. El omer es una medida de volumen muy común durante la época bíblica que aparece tanto en la Torá como en distintos pasajes del Talmud y se usaba para medir el volumen de granos secos o harinas. El equivalente moderno sería al rededor de 2.3 litros de volumen que son más o menos kilo y medio de harina. Esa era la cantidad exacta de cebada que debía ser llevada como sacrificio al templo el 16 de nisán (al segundo día de Pésaj). La cuenta que hacemos entre Pésaj y Shavuot hasta este día toma su nombre en honor al mismo. Ya que desde tiempos bíblicos la entrega del sacrificio iniciaba el conteo que debía hacerse durante 49 días.

En el día cincuenta, en Shavuot mismo, se entregaba un segundo sacrificio de agradecimiento que incluían dos panes leudados de trigo. Ambos sacrificios marcaban las fechas en que la cosecha podía ser consumida o llevada al templo. Antes del sacrificio del omer ningún grano de la nueva cosecha podía ser consumido. De igual manera, antes de llevar el sacrificio de los dos panes ninguna ofrenda que debía ser consumida en una comida era aceptada en el templo, lo cual implicaba abstenerse de algunos beneficios.

El contraste entre la cebada y el trigo y la cuenta intermedia está directamente relacionado con la cuenta que hicieron los judíos en el desierto para recibir la Torá y la cuenta que hacemos hoy en día. Las tres cuentas fueron diseñadas para ayudar a quién lo hace a superarse día con día y usan simbología alegórica.

La cuenta de antes y la cuenta de ahora

Shavuot es la única festividad que no tiene una fecha fija en el calendario judío. Cuando D-os les ordena a los judíos celebrar ese día en el futuro las referencias que les da es que deben contar 49 días y el cincuenta será un día de festejo. Así mismo también les ordenó contar y purificarse durante 49 días para recibir la Torá. De tal manera que la cuenta fue hecha de cierta forma para que cada individuo pudiera unirse a la nación a través de ella, cada día uno crecía y se perfeccionaba espiritualmente y de esa forma la nación entera se estaba purificando. Muchos comentaristas de la Torá han dado una explicación a por qué tenían que ser 49 días específicamente. Unos dicen que se refieren a 49 niveles de impureza a los que los judíos habían llegado en Egipto y de los cuales se tenían que librar internamente, también se habla de los 49 caminos del conocimiento o las 49 características emocionales que nos conforman como personas y que al refinarlas nos acercamos a D-os, entre varias. En cualquier situación se habla de un cambio interno profundo de la persona; en cierta forma, un refinamiento espiritual.

Desde del desierto, durante las épocas del templo y hasta ahora, ésa ha sido la idea de la cuenta. El sacrificio del omer y el sacrificio de los dos panes son la representación física de dicho cambio interno en la persona y la nación. El omer debía ser traído de la primera cosecha de la cebada, es uno de los cereales considerados de menor calidad; con el que se alimenta al ganado. Representa el cuerpo; la entrega a D-os a través de las acciones. Se ofrece durante Pésaj, porque es ese primer acto de fe que los judíos hicieron con el cordero es una entrega absoluta pero inmediata previa a la purificación o al trabajo espiritual interno.

En cambio la ofrenda de los dos panes era hecha con trigo; el cual es uno de los cereales más finos. En el judaísmo representa al ser humano, su parte más espiritual o al pueblo judío. Si la ofrenda del omer sólo una parte muy pequeña es hecha harina y no se le permite leudar al producto que se realiza con ella, el sacrificio de Shavuot como su nombre lo dice incluso se hace dos panes con él, a los cuales se les permite leudar. Es decir, lleva un proceso de refinamiento mucho mayor que en el caso del omer. Representa la entrega a D-os a través del trabajo y la dedicación, no sólo con el cuerpo sino también con el espíritu y el intelecto, con la Torá.

El omer también se refiere a la fe. Los únicos dos lugares donde aparece esta palabra aparte del sacrificio que debe hacerse es con la entrega del maná y cuando se pide en la Torá dar una porción del producto cosechado a los pobres. La medida del maná con el cual D-os alimento a los judíos en el desierto era también un omer y empezó a llegarles al día siguiente de Pésaj, el mismo día en que hacemos el sacrificio. Representa la dependencia y la confianza absoluta en D-os. Por eso también nuestra cuenta hace referencia al omer.

En cuanto al omer que se da a los pobres es una forma de agradecer a D-os las bondades que nos dio, así como Él proveyó a los judíos en el desierto, uno debe también ofrendar parte de lo que tiene para continuar esa bendición en el mundo. Finalmente, la confianza en D-os representada por el maná y la voluntad de dotar de bien al mundo son los dos elementos que nos guían en ese camino de mejora interna.

¿Cómo se hacía el sacrificio?

Antes de Pésaj se seleccionaba uno de los campos cercanos a Jerusalén para hacer la recolecta y el día anterior a la festividad miembros de la corte amarraban las puntas de las espigas en dicho campo para facilitar la futura recolecta. Al atardecer, cuando el Yom Tov (día de descanso) de Pésaj ya había terminado se reunía una muchedumbre alrededor del campo y se seleccionaba a tres personas que fueran a ser los recolectores. Cuando ya estaba oscuro estos tres preguntaban: “¿Ya se puso el sol? ¿Ésta es la hoz que debo usar? ¿Ésta es la canasta que debo usar? ¿Éste es el sábado en que debo hacerlo? ¿Debo cosechar?” A cada pregunta se contestaba con un “Sí” de la muchedumbre. Se hacían para distinguirse de quienes negaban la Torá oral e interpretaban el pasaje correspondiente a esta practica de forma distinta. Después de las preguntas, los hombres empezaban a segar el campo con la hoz.

Una vez que el omer había sido recolectado se llevaba en las canastas al templo. Ahí mismo se tostaba, se molía y se tomaba una medida más pequeña llamada “isaron” que era cernida con trece tamices. Esa harina se mezclaba con aceite e incienso y se llevaba al altar donde era quemado.