Enlace Judío México e Israel – Cuando uno viaja o compra videos para turistas y viajeros una de las primeras imágenes que tiene del país que se observa son de rezos. De gente vestida bajo un rito o participando en una ceremonia. No importa cuál sea el lugar, por alguna razón el rezo siempre forma parte de la cultura que se quiere conocer y celebrar.

Viéndolo bajo cierto ángulo tiene sentido, pues el rezo muchas veces es la base y el reflejo de la espiritualidad. Es el deseo humano más bello, expresado en palabras y la materialización de la creencia en una sola acción. Todo aquel que cree que existe una fuerza espiritual, que guarda contacto con el hombre a rezado alguna vez ya sea con el cuerpo o con palabras.

En el judaísmo, el rezo es uno de los pilares más importantes de la relación con D-os, porque es la forma en que el individuo se comunica con D-os mismo. Se hace de dos maneras individualmente y en grupo. De la primer manera uno se expresa libremente frente a D-os en el segundo hay una estructura que acompaña los servicios. Para ambos casos hay lineamientos halajicos que se deben seguir y costumbres que han evolucionado con el tiempo. El objetivo de ambos es ayudar a la persona a entrar en el estado adecuado para el rezo, aquel que le permita al creyente tanto guardar la reverencia debida como abrir su corazón a D-os. A continuación presentamos una lista de 7 consejos que extrajimos sobre la forma de rezo halajica, los cuales pueden ser aplicados por cualquier persona de cualquier contexto. Esperamos les guste.

Prepárate para el momento del rezo

El rezo idealmente no debe ser sólo un diálogo casual o informal que uno tiene con D-os. Más bien la idea del rezo es que uno debe realmente entrar a un estado espiritual especial en el cual pueda tomar conciencia de con Quién se está hablando, en sus emociones sienta la diferencia entre el momento del rezo y resto del día, que pueda realmente conectarse con lo que su alma quiere y trasmitirlo verbalmente. Para llegar a ese estado meditativo uno necesita preparación y práctica.

En el judaísmo la halajá y las costumbres exigen una serie de preparaciones que se deben hacer antes de rezar para entrar en el estado de mente correcto. Por ejemplo, uno se lava las manos para purificarse, en algunas comunidades se usa vestimenta especial, en las que no, de todas formas se cubre con un especie de manto usado específicamente para ello. Además los rezos en cada servicio lentamente suben de intensidad y proximidad con las que uno se refiere a D-os. Usualmente los rezos comienzan describiendo cosas un tanto distantes a la Divinidad, frases que llevan al que reza a primero tomar consciencia de su cuerpo y su entorno; los rezos prosiguen alabando las bellezas del mundo y la grandeza de D-os hasta que se empieza a llegar a los momentos de mayor intimidad aquellos en los que se le habla directamente a D-os. Ahí se encuentra el clímax del servicio, cuando uno en silencio habla directamente a D-os y no totalmente en tercera persona. Para haber llegado a ese punto hubo una preparación previa.

En la Antigüedad era común que los rabinos y estudiosos meditaran antes de rezar para ir llegando a ese estado de concentración y emocional optimo.

Mantén un estado de reverencia

Curiosamente una de las formas de sentir más cerca a D-os radica en primero alejarse un poco. Cuando hacemos el contacto con Él tan cotidiano, a veces perdemos la dimensión de a Quién queremos dirigirnos y precisamente eso es lo que distingue al rezo de cualquier otra discusión interna. La reverencia hace crecer ciertos sentimientos en la persona que extrañamente generan intimidad y cercanía.

En el judaísmo hay muchas formas en las que la halajá te enseña a guardar reverencia durante el rezo. Por ejemplo, hay ciertos lugares donde no puedes rezar ni meter el libro con el que rezas y hay ciertas cosas que no puedes estar pensando mientras hablas con D-os. También dependiendo del rezo hay ciertas posiciones y movimientos que son expresión de respeto. El mejor ejemplo es la Amidá (el rezo central de todos los servicios) este rezo se dirige directamente a D-os (como ya se mencionó, para llegar a este punto la persona ya hizo rezos preparatorios) y como es un rezo tan directo se asume como el momento más cercano de la persona en el día; si en los servicios uno quiere incluir una plegaria personal lo hace en el momento de este rezo. Como estamos hablando con D-os se hace en voz silenciosa y respetuosa, se dan tres pasos para atrás en símbolo de respeto y en determinado momento uno inclina la cabeza. Son detalles que generan una sensación de cercanía muy profunda a través de la reverencia.

Reza con el corazón

Lo más importante del rezo es la intención con el que se realiza y el estado al cuál te lleva. Por eso cuando hablamos de preparación nos referimos a una preparación mental, emocional, no tanto así verbal. No es bueno pensar de antemano lo que uno va a decirle a D-os, porque entonces rompe la naturalidad de la petición y no puede realmente expresar sus deseos y sentimiento abiertamente.

En las halajot del rezo se fomenta que se haga en hebreo, sin embargo, si la persona no está versada en el idioma y no entiende realmente las palabras que está diciendo, se pide que recé en su propio idioma, o en aquel que le sea más cercano. Uno no debe rezar cosas en las que no cree o no sabe.

Acércate a rezos antiguos

Alguna vez has leído los salmos cuando te sientes solo, tienen una forma de decir las cosas tan bellas que a veces uno no podría creer que el consuelo pueda ser tan reconfortante. Pareciera incluso que a través de ellos conocemos sentimientos nuevos. A veces no es fácil encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que decimos, o veces no sabemos siquiera lo que queremos decir. Los rezos antiguos siempre tienen una carga de sabiduría tan fuerte que pueden incluso despertar en nosotros sentimientos nobles que antes no teníamos. Por eso a lo largo de la historia siempre han existido dos formas de rezar, una completamente libre en la que se puede abrir plenamente y sin barreras y otra en la que se apoya en la guía de tradición y un pasado escrito en versos.

Concéntrate en el momento

Uno de los retos más grandes a la hora de rezar es mantener la concentración durante en el momento. Lo que yo he encontrado más útil es tener conciencia del estado animo en que me encuentro y las sensaciones que ocurren al interior de mi cuerpo con cada palabra. Sin embargo, ésa es una recomendación personal, la halajá además tiene ciertos lineamientos dirigidos a la concentración. Se procura rezar frente a una pared o cualquier espacio que carezca de un paisaje con movimiento o que invite a la distracción, se hace de esa forma para que la persona se concentre en sí misma, la pared en vez de empujarte a ver hacia afuera te invita a ver hacia adentro.

Además hay otros elementos que ayudan a la concentración, por ejemplo los artículos físicos que se usan como los tefilín, que a su vez tienen un significado mucho más profundo, o ciertos movimientos corporales que se han vuelto costumbre entre las comunidades judías. El hombre además tiene la obligación de rezar en público, aunque si esto afecta profundamente su concentración, puede rezar en su casa. Otro consejo que se da es designar un lugar en la casa para tratar de rezar en el mismo lugar cada vez que se pueda, ya que al hacer de ello un hábito continuo el lugar también ayuda a la concentración.

Designa horas para rezar diariamente

Cuando quieres agarrar un habito, el que sea, lo más sencillo es designar horas estables para hacerlo y realizarlo diariamente. La halajá marca horas determinadas para los rezos, eso ayuda a la persona a ordenar su día y tomar el tiempo de su rezo con seriedad. Entre más se vuelve un hábito el cual uno mantiene constante, la concentración en el rezo mejora y la profundidad del mismo también incrementa, porque te conoces más en ese estado. Se vuelve parecido a aprender un lenguaje, entre más lo práctica uno más facilidad tiene dentro de él. Los horarios le dan a la persona estabilidad y continuidad.

Nunca interrumpas a alguien al rezar

El rezo es una acción muy íntima, a nadie le gusta ser molestado cuando está en ello. En el judaísmo además se considera que durante el rezo, la Presencia Divina se encuentra enfrente del que reza. Por eso uno no puede pasar enfrente de alguien que reza, ni lo puede interrumpir.