Enlace Judío México e Israel – El día 13 del mes en curso se dio a conocer al mundo que los Emiratos Árabes Unidos e Israel habían llegado a un acuerdo bajo el manto sagrado de Donald Trump.

MAURICIO ALISKEVICIUS

Hoy, pasados 14 días de esa noticia, y habiendo leído y escuchado muchas opiniones y análisis sobre el tema, queremos resumir las opiniones que no son las mismas pero coinciden en parte. Es simplemente un resumen, no información que abunda en todos los medios.

Analicemos lo obtenido y las concesiones de cada sector involucrado directa o indirectamente, aclarando especialmente que esto es sólo un comienzo de relaciones, no ya un acuerdo concreto.

Emiratos Árabes Unidos – Logra estar a la vanguardia de los países musulmanes en cuanto a modernización, ciencias, seguridad. Saben que la bonanza petrolera llegará a su fin no muy lejos en el tiempo. Tendrán ayuda israelí en cuanto a medicina, especialmente con la actual pandemia, y con el agro para lograr en un futuro muy cercano autoabastecerse tanto en comestibles como en agua potable, y energía eléctrica no dependiente del petróleo. Tendrán equipamiento militar que les permitirá enfrentar a un eventual acoso por parte de Irán, con elementos suministrados por Estados Unidos y la tecnología israelí. Se suma la posibilidad de un fortalecimiento en la industria del turismo, ya fuerte hoy, pero se sumarán los vuelos directos con Israel y con el resto del mundo. ¿Qué pierden? Nada, porque el rechazo declarado por los líderes palestinos, turcos e iraníes no les importa; su pretexto está en la primer declaración: gracias a ellos se frena la anexión de territorios de Judea y Samaria.

Estados Unidos – Como país, gana con la futura venta de armamento a los Emiratos (se sumarán otros), se asegura más países aliados en caso de conflictos con oriente, y la disminución de la necesidad de enviar tropas a esta zona. Vuelve a tener la confianza de países aliados decepcionados por la política de Obama. Personalmente, el presidente Trump gana un punto muy fuerte en vísperas de elecciones, tal vez lo más importante en su período de gobernante. No nos cabe duda que por ese motivo apuró y obligó a ambas partes a hacer público su acercamiento antes del acto electoral, sin acordar punto alguno todavía pese a que la relación en las sombras ya lleva muchos años de realidad, teniendo como un ejemplo que hay unas 200 empresas israelíes que tienen relaciones comerciales con los Emiratos haciendo figurar intermediarios generalmente europeos.

Eje sunita extremista – Turquía es una de las naciones más perdedoras. Quedará aislada, rodeada de quienes no aceptan su idea de volver a tener un Imperio otomano como siglos atrás.

Eje sunita moderado – Integrado por los países del golfo Pérsico, Egipto y otras naciones africanas, ganarán en pacificación de la zona, serán más fuertes militarmente contra el peligro chiíta y Turquía. Los Hermanos Musulmanes quedarán disminuidos en poderío político. La cabeza de este eje es sin duda Arabia Saudita, que logrará lo mismo que los Emiratos, sin ser la vanguardia del movimiento de apertura hacia Israel. Toda la zona se modernizará, tendrá mejoras en la economía, habrá nuevos caminos para importación y exportación de mercaderías como también del petróleo que ya no dependerá del estrecho de Ormuz sino que habrá conexiones directas hacia Europa y todo occidente.

Eje chiíta – Encabezado por Irán, junto con Hezbolá, Hamás y otros grupos terroristas, verán desaparecer la posibilidad de un nuevo Imperio persa. Su economía quedará ahogada, y como consecuencia caerán gobiernos tiranos porque sus propios pueblos reaccionarán contra ellos.

Otros países – Líbano reaccionará porque la actual tiranía que impone Hebzolá perderá toda su fuerza, otros países del oeste y sur de África verán disminuir las guerras internas que son producto de las ambiciones de Irán y Turquía. En Gaza habrá también una reacción al debilitarse el Hamás por falta de apoyo iraní. Y la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas y los autodenominados palestinos, no tendrán más solución que sentarse a negociar porque ya vieron que el chantaje político que ejercían sobre los países sunitas no tiene más efecto. Se les terminó aquel eslogan que el mundo árabe no reconocería a Israel mientras no se lograra el reconocimiento de los palestinos como dueños de las tierras al occidente del río Jordán.

Israel – Lo dejamos a propósito para el final. Este movimiento no significa una declaración de amor, es nada más (y nada menos) que el comienzo de un resquebrajamiento del aislamiento de Israel en todo lugar, tanto en las Naciones Unidas como en la zona geográfica que comparte, en que se terminarán los pretextos para que existan movimientos como el BDS. Los intelectuales no podrán negar la realidad que salió a la luz y es que Israel puede y debe ser tratada como las demás naciones.

Israel gana en prestigio diplomático acercando a países que no lo reconocían oficialmente. Gana también la confianza de esos países que prefieren la seguridad que Israel les brinda ante las idas y vueltas de Estados Unidos.

Israel gana en prestigio militar, continuará siendo uno de los mejores del mundo en esa materia. Además integrará un nuevo eje que frenará a los actuales enemigos mayores, que son Irán y Turquía, o Turquía e Irán, según otros, y sus brazos armados que nos rodean al norte, al sur y al este.

Israel gana en ciencias, habrá mucho avance científico uniendo la capacidad israelí con los capitales de esos países que encabezados por los Emiratos seguirán sus pasos.

Israel gana en economía, abriendo muchas puertas para las exportaciones.

Israel gana en política interna, porque una vez minimizadas las motivaciones de seguridad, los gobiernos podrán dedicarse más a fondo en solucionar los problemas internos sociales y económicos. Ganamos los israelíes porque podremos elegir con más firmeza a nuestros gobernantes sin pensar en que precisamos gobiernos muy fuertes contra nuestros enemigos externos.

Podemos esperar los coletazos de la agonía de nuestros enemigos, no será todo gratuito. Pero ante eso estamos prevenidos y es mejor que el eterno estado de guerra que estamos viviendo.

Ante la duda de qué puede suceder en un futuro no muy lejano, cuando esos países musulmanes que hoy se acercan a Israel porque nos necesitan, ya no nos precisen, cuando esos países no tengan miedo al eje chiíta iraní, turcos y Hermandad Musulmana, cuando tanto en ciencia como militarmente estén a la par de Israel, ¿en qué gastarán sus energías? No olvidemos que siguen rezando cinco veces al día con las palabras de Mahoma.

Muchos analistas son totalmente optimistas, hablan de un “nuevo Medio Oriente”. Otros no tanto, nos quedan dudas. Pero para esas dudas ya comenzaron a parecer indicios de que todo es posible: EE. UU. prometió que por más armas que le venda a los países musulmanes, siempre Israel quedará un paso más adelante. En cuanto al factor religioso, también apareció un personaje musulmán de importancia en lo religioso diciendo que el Corán está necesitando una revisión, que hay muchos puntos que son interpretados en formas diferentes y precisan definiciones más concretas, que se ven muchas contradicciones, y que considera que la persona más apta para efectuar esa tarea es el rey actual de Arabia Saudita.

¿Qué provocó la brusquedad de este giro internacional? Simplemente: cansancio de guerras inútiles, proximidad de elecciones en EE. UU., necesidad de muchos gobiernos de mantenerse en el poder, abrir los ojos ante verdaderos peligros para la humanidad, y el fracaso de la política del expresidente Obama considerado como traición a sus aliados del Golfo Pérsico, también el giro de la estrategia israelí de buscar cambio de territorios por paz, pasando a buscar cambio de paz por paz.

En las penumbras sigue existiendo la triangular lucha por el dominio mundial: China, Rusia, EE. UU. ¿El petróleo? Sí, el petróleo TAMBIÉN existe.

 


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