Enlace Judío México e Israel – Historia real del 11 de septiembre

David Miller [nombre ficticio], una persona observante de los preceptos religiosos judíos, estaba en el aeropuerto Logan en Boston, alistándose para abordar su vuelo. Se dirigía a Los Ángeles en un importante viaje de negocios y estaba obligado a tomar este temprano vuelo ya que muchos de sus asuntos de negocios dependían de ello.

Abordó el avión, observó que las puertas se cerraban, y tomó asiento. De repente, recordó que había dejado sus tefilín o filacterias (las cajas rituales con correas usadas por los hombres judíos en sus oraciones) en la sala de abordaje del terminal.

De manera cortés, preguntó a la azafata si podía regresar y recuperar sus tefilín, que se hallaban en un asiento a pocos pasos de la puerta. Ella le dijo que una vez que las puertas del avión se cerraban, nadie se podía bajar. No conforme con la respuesta, preguntó si podría hablar con el piloto para que le diera un permiso especial. Seguramente él comprendería, sin embargo el comandante de la nave no accedió, simplemente le confirmó la política de la aerolínea.

David no estaba dispuesto a dejar de cumplir su preciada mitzvá (precepto), ni permitir que sus valiosos y sagrados tefilín se perdieran tan fácilmente, por lo cual, sin saber qué más podía hacer, empezó a gritar con toda la fuerza de sus pulmones: “¡No quiero perder mis tefilín!”…

La tripulación le pidió que se calmara, pero él se rehusó y siguió con el escándalo creando un verdadero disturbio.

Finalmente, era tal el alboroto que la tripulación del avión le dijo que podía descender de la nave.

De hecho, aunque sólo le hubiera tomado alrededor de 90 segundos salir del avión, tomar sus tefilín y correr de regreso, le advirtieron que no esperarían por él , pero no le importó David no pensaba perder sus tefilín, incluso si ello le causaba grandes inconvenientes o le acarreaba pérdidas en sus negocios.

Así, David salió del avión, para nunca volver a abordarlo.

Este vuelo era el United 175 el segundo avión que se impactó contra el World Trade Center de Nueva York el 11 de septiembre del 2001.

La devoción de David por esta mitzvá salvó su vida. Pero las consecuencias de las acciones de David no terminaron ahí. Al principio, los terroristas querían chocar contra ambas torres al mismo tiempo, para maximizar la explosiva matanza. Después se supo que, debido al alboroto que David causó, el avión retrasó su despegue, provocando la diferencia de 18 minutos entre cada impacto de los aviones contra las dos torres gemelas.

Este retraso permitió que miles de personas escaparan con vida de los dos edificios. Literalmente millares de vidas se salvaron debido a que un judío no abandonó sus amados tefilín.

Esta historia está documentada en “Even in the Darkest Moments”, por Zeev Breier.

Fuente: Jabad.


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