Enlace Judío México e Israel – La cultura occidental, heredera de la Europa Cristiana Medieval, ha sido la cuna de la cultura musical más elaborada y perfecta en la historia de la humanidad. El desarrollo de un sistema de notación musical altamente preciso —hecho sin parangón en toda la Historia— permitió que se desarrollara la posibilidad de la especulación teórica, y eso generó la aparición de un tipo de música que sólo nació en la cultura occidental: la música académica, frecuentemente llamada “clásica”.

Desde el siglo XIX, los judíos comenzamos a destacar en esta actividad. Conforme la sociedad europea fue siendo más tolerante hacia los judíos, nombres como el de Félix Mendelssohn o Giacomo Meyerbeer comenzaron a hacerse más frecuentes. Ciertamente, muchos de ellos se vieron obligados a convertirse al Cristianismo. Pero es un hecho que un siglo atrás ni siquiera con el bautismo de por medio se les dejaba integrarse al oficio musical de modo profesional.

Ya para el siglo XX, la necesidad de cambiar de religión fue diluyéndose hasta desaparecer, y desde entonces podemos hablar de una gran cantidad de músicos judíos que dejaron una huella profunda en la Historia de la Música: Gershwin, Bernstein, Copland, Schönberg, Busoni. Por mencionar sólo a algunos.

Pero si por un lado podemos hablar de la participación de judíos en la música clásica, por el otro también hay que hablar de la influencia de las técnicas y la teoría musical académica en la música sinagogal. Es la otra cara de ese fascinante fenómeno que es la retroalimentación cultural.

Irving Gatell nos explica cómo este proceso garantizó que la cultura judía se viera notablemente enriquecida, pero sin renunciar a su identidad espiritual e histórica.


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