Enlace Judío – Hace aproximadamente dos semanas, la Corte Suprema de Justicia de Israel comenzó a atender una petición solicitando el cambio de sentencia para Noam Solberg, Meni Mazuz y Yael Vilner, soldados acusados de asesinar a un palestino sin razón alguna: Ahmad Jamal Manasra de 23 años.

Según la acusación, los soldados le dispararon a Alaa Raida mientras manejaba con su familia. Ahmad Jamal Manasra llegó a la escena con tres amigos, quienes ayudaron a Raida a llegar al hospital. Mientras tanto, Ahmad se quedó con la esposa e hijos del herido y los asesoró a prender su coche. Al salir del vehículo, los soldados le dispararon a Manasra, quitándole la vida. La evidencia en video fue destruida por parte de los soldados.

Después de meses de juicios, se determinó que la sentencia para los soldados involucrados en el incidente sería de tres meses de servicio comunitario. Según el periódico Haaretz, Shlomo Lecker, el abogado que defiende a los palestinos, pide que la sentencia sea mayor y que se les juzgue cómo se haría si la situación estuviera invertida.

En otras palabras, Lecker pide que se les juzgue por homicidio y no como si hubieran cometido un error. No obstante, ni el abogado ni la familia de Manasra tienen expectativas de que esto sucederá, pues raramente se condena a miembros del Ejército en situaciones como estas.

La situación de Manasra es relevante porque no es un caso aislado, como lo evidencia un reportaje de Gideon Levy y Alex Levac para Haaretz.

Desde algunos años para acá, han habido múltiples instancias en las que el Ejército o Policía israelí hieren o asesinan a ciudadanos palestinos que no presentan amenazas y salen de sus juicios prácticamente impunes.

Entre los casos están el de Iyad Halak, un autista de 32 años, a quien le dispararon por confundir su celular con una pistola; Ahmad Erekat, de 27 años, quien estaba en camino a recoger a su mamá para ir a la boda de su hermana y Omar al Badawi de 22 años, quien salió a apagar un pequeño incendio afuera de su casa.

Es importante recordar que los nombres presentados anteriormente (y las decenas de otros casos no mencionados en este artículo) pertenecían a personas de carne y hueso, con sentimientos, familia y amigos que sólo fueron despojados de su vida por nacer en un lugar en conflicto. Eran civiles como cualquiera de nosotros, que son dignos de ser recordados y merecedores de justicia.

Sin embargo, es fundamental remarcar que el Ejército y la Policía son instituciones indispensables para la preservación y seguridad del Estado de Israel, mas eso no significa que estén exentos de errores. Me parece que es igual de importante reconocer cuándo se conducen con bondad y aquellas ocasiones en las que no es así.

Asimismo, creo que hay que luchar por la justicia y dignidad de todos por el bien de los involucrados en el conflicto, pues en muchas ocasiones olvidamos que sus víctimas son tan humanos como cualquiera.

 


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