Enlace Judío México e Israel – Yousef Bashir es un pacifista. En un conflicto tan complejo y pasional como el de Israel-Palestina, es difícil encontrar personas que piensen como él. Asimismo, en el análisis del mismo se pierden las historias particulares de la gente que sufre el conflicto día con día. Nos pasamos horas discutiendo sobre la moralidad, la estrategia y la seguridad, pero raramente reparamos en la angustia de aquellos que viven bajo el yugo de aquellas coyunturas.

En The Words of My Father, libro que todavía no ha sido traducido al español, Bashir relata su vivencia de la ocupación. A sus once años, soldados del IDF convirtieron su casa en una base militar. “Hicieron agujeros en las paredes del piso de arriba para guardar armas. Cubrieron todas las ventanas con redes de camuflaje e instalaron ametralladoras automáticas en cada esquina del techo“, relata el autor. A él y a los otros ocho miembros de su familia los privaron de su libertad dentro de su propio hogar. Tenían que dormir en la sala, pedir permiso y ser acompañados para ir al baño, y sólo podían salir a la escuela o al trabajo. “Éramos sus prisioneros”, recuerda Bashir en el texto.

A Khalil Bashir, padre del autor, le trataban especialmente mal. Al regresar del trabajo, le pedían que se quitara la ropa enfrente del resto de su familia. Frente a humillaciones como aquellas, Khalil mantenía una postura de resistencia pasiva y coexistencia. “No odio a nadie, ni tengo afán de atacar o planear un ataque, pero tampoco pierdo mi derecho de existir”, les decía a los soldados. Además, los trataba como invitados, les ofrecía de comer y hacía caso a sus ordenes. En privado, le decía a su familia que perdonaran a los soldados, que no entendían lo que hacían y que sólo eran niños. Yousef, el autor del libro, no entendía porqué había que tratarlos bien. Después de todo, era un niño al que de un día a otro lo privaron de su libertad sin hacer nada.

En el cuarto año de la ocupación de su casa, Bashir caminaba en la calle cuando un soldado le disparó en la cabeza. Hasta hoy en día, él no entiende qué desencadenó el ataque. Sin embargo, esa inesperada acometida le cambió la vida para finalmente entender el pacifismo de su padre. Las lesiones causadas por el disparo lo llevaron a recuperarse a un hospital de Tel Aviv, donde por primera vez en su vida vio a los israelíes como personas que lo trataban de ayudar: desde los doctores y enfermeras que le salvaron la vida hasta sus compañeros de cuarto o grupos de judíos religiosos que rezaban por él. Conviviendo con ellos, comenzó a entender las palabras de su padre, de ahí el título del libro.

Al salir del hospital, se sintió como una persona nueva. Prontamente comenzó la universidad en Cisjordania, donde fue a vivir con su tía. Ahí, se dio cuenta qué tan radicales eran sus ideas de resistencia pacífica. Tanto palestinos como israelíes se burlaban de sus opiniones con respecto al conflicto. Para la mayoría de la gente en ambos bandos, la solución tendría que ser armada. Desesperado de vivir en un ambiente así, consiguió una admisión para ir a Seeds of Peace, un seminario de jóvenes viviendo en lugares de conflicto. Desde ese momento, comenzó su activismo. Hoy en día, Bashir se dedica a hablar de sus ideales de paz a quien los quiera escuchar. Pide el fin de la ocupación y una coexistencia entre israelíes y palestinos.

Al concluir el libro, Bashir escribe al soldado que lo hirió con un ofrecimiento de paz: “Sin tu bala, nunca hubiera entendido el perdón. Fuiste creado por el mismo creador que me creó a mí. Tienes la misma humanidad que yo. Formas parte de la misma familia que yo. Te perdono, primo mío”. Creo que leer The Words of My Father importante para comprender lo cruel que puede ser el hombre, pero también para entender la humanidad dentro de cada persona.


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